viernes, 13 de febrero de 2009

Los olvidados por la historia, Partido Liberal Autónomo Cubano



Montoro (a la izquierda),Jose M Gálvez y Fernández de Castro. Destacados autonomistas.(Recuerden que el Partido Liberal Autónomo fue quien ganó, comenzando la Comunidad Autónoma Cubana en enero de 1898)

En La Habana, el día 4 de abril de 1888, se hizo público un manifiesto en el que se leía:

... Al Partido Autonomista, depositario de las esperanzas e ideales del pueblo cubano, encarnados en la fórmula más depurada y más persistente de su historia política, y único partido de razonada oposición organizado en este país, le importa decir lo que piensa... El Partido Liberal Autonomista condena todo trastorno del orden, porque es un partido legal que tiene fe en los medios constitucionales y en la eficacia de la propaganda... Pero además, nuestro Partido... no romperá su bandera, ni cederá el campo a los que vienen a malograr nuestra trabajosa cosecha, a hacernos cejar en la senda del progreso pacífico, a arruinar la tierra y a nublar las perspectivas de nuestros destinos con horribles espectros: la miseria, la anarquía y la barbarie...

Y entre otros que no se mencionan en el presente trabajo, firmaban el Manifiesto José María Gálvez, José Bruzón, Rafael Fernández de Castro, Antonio Govín, Eliseo Giberga, Herminio Leyva, Ricardo del Monte, Rafael Montoro y Francisco Zayas.

Al leerlo Fermín Valdés Domínguez, ya como Jefe de Despacho del general Gómez, anotó en su Diario de Soldado: "No se puede dar nada más infame que este escrito que debemos tener siempre presente los que luchamos con las armas en la mano por la independencia de nuestra patria, pues con las mismas afirmaciones que en él hacen los cubanos que lo firman, los hemos de castigar algún día, pues seríamos muy cobardes si perdonáramos a los que de tan traidora manera se pusieron al lado de los españoles

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Facsímil de la carta de Montoro a Pirala: "El pueblo de Cuba en su inmensa mayoría no ha sido nunca, como no es hoy, revolucionario. Es demasiado inteligente para no comprender que la independencia sólo podría significar para él una serie de turbaciones y catástrofes

Carta inédita de Rafael Montoro, cuyo original se encuentra en el Archivo Histórico, de Madrid, dirigida al historiador español Antonio Pirala, le dice el 7 de julio de 1895 (ya con todo Oriente insurrecto, y muertos en campaña José Martí y los generales Flor Crombet, Amador Guerra y Francisco Borrero; a una semana del combate de Peralejo, donde por poco pierde la vida Martínez Campos, atacado por Maceo, donde murió el general español Fidel Santocildes): "... El pueblo cubano en su inmensa mayoría no ha sido nunca, como no es hoy, revolucionario. Es demasiado inteligente para no comprender que la independencia sólo podría significar para él una serie de turbaciones y de catástrofes que lo reducirían al estado de Santo Domingo o Haití... No he sido, ni soy, ni creo que seré jamás revolucionario. Estoy seguro de que la autonomía colonial con España colmará todas las justas aspiraciones de Cuba..."
..."

Pero Máximo Gómez. en los días en que llegó a Cuba la Constitución autonómica, creyó conveniente dictar un "Bando" por el que se ordenaba la pena de muerte concretamente al que aceptara o propusiera el autonomismo. Fue por ese motivo que, cuando se presentó ante el joven coronel Néstor Aranguren su antiguo compañero de trabajo, el español Joaquín Ruiz y Ruiz, el 13 de diciembre de 1897, proponiéndole que se uniera al partido autonomista, le formaron Consejo de Guerra y lo fusilaron junto a los dos prácticos que habían ido con él al campo insurrecto. Y, tiempo después, el capitán José Zúñiga tuvo que ejecutar a cuatro de sus superiores —dos tenientes coroneles y dos comandantes— de la Brigada Cienfuegos, porque "intentaban presentarse al enemigo acogiéndose a la autonomía", según se lee en el Acta del 19 de abril de 1898, del Consejo de Gobierno, reunido en Camagüey. Cuatro días más tarde firmó Calixto García una "Circular" que por su parte ordenaba: "Cualquier comisión del Partido Autonomista que se le presente, será reducida a prisión, y si se atreviese a iniciar transacción de cualquier clase con España, aplicará Ud. la Ley que contra los traidores ha dado nuestro gobierno". Así, cuando a Eliseo Giberga, diputado del Consejo autonomista, se le ocurrió crear una comisión para invitar a los rebeldes a que participaran con ellos en el gobierno, se le informó de la justicia mambisa y abandonó el proyecto.

Acabado de desembarcar en Cuba, la primera orden que dicto el General Maceo, fue la de ahorcar a todo el que se presente con proposiciones de paz.
Maceo era bien sanguinario.

De haber ganado los mambises la guerra de independencia y no tener la presencia norteamericana en Cuba gobernando, de seguro hubiésemos tenido una dictadura militar al mando de Maceo y Gómez y le hubiesen pasado la cuenta a todos los del partido autónomo y anexionistas y no iba a quedar títere con cabeza, algo así como “dentro de revolución todo, fuera de la revolución nada, “PAREDON”. Parecido a lo que sucedió en Haití.

Biografía: Dr. Carlos Ripoll, “La noble intransigencia de José Marti”.