lunes, 8 de marzo de 2010

Monumento a Máximo Gómez, el patriota genocida

Ese monumento que ven ahí es del Generalísimo Máximo Gómez, que fue el patriota de origen dominicano, que mas daño causo a Cuba. Siempre hablamos de los horrores de Valeriano Weyler, pero nunca se habla de que todo lo el hizo fue el resultado de las acciones tan crueles de Máximo Gómez destruyendo toda al isla para que los españoles solo recogieran cenizas y perdieran interés por Cuba. Que cosa mas infame destruir la economía prospera de una región.

Además traicionó la memoria de José Marti y de Maceo, ya que estos habían declarado que si EEUU invadía Cuba, ellos se pondrían al lado del ejercito español, sin embargo Máximo Gómez enseguida corrió a ayudar a los norteamericanos y después estos lo despreciaron, pues no lo dejaron desfilar con sus tropas por las calles de Santiago, me alegro por traidor a España. Mas tarde desmovilizaron a los mambises para que no participaran en la nueva Cuba. De todas formas estos, habían perdido la guerra civil española, y los autonomistas habían ganado y comenzado la Comunidad autónoma de Cuba el 1 de enero de 1898. Lideres principales como José Marti, Máximo Gómez, Agramonte, Panchito Gómez Toro, etc., etc., etc., habían muerto y hubo tropas mambisa que se desmovilizaron y se unieron al nuevo gobierno autonómico, lo que te deja saber bien claro que los mambises habían perdido. La invasión norteamericana y los historiadores parcializados, escribieron de una forma que tal parece que los mambises lograron la independencia de Cuba, que falacia. Nos han manipulado siempre, pero la justicia a veces tarda, pero llega y sale a la luz publica las verdades que nos han ocultado.

Máximo Gómez fue un asesino y viejo tirano, que hubiese implantado una dictadura militar en Cuba junto con Antonio Maceo y ese era el temor de Marti.

Estoy seguro que de haber triunfado y sin la presencia norteamericana en Cuba, hubiesen rodado muchas cabezas de autonomistas y españoles peninsulares y de islas españolas de Europa incluyendo Canarias.

A continuación pueden ver las ordenes del viejo tirano cuyo monumento vemos en plena Habana y el resultado de su genocida Tea Incendiaria. Yo no promuevo el remover su estatua pues es muy linda y para los cubanos es solo una figura decorativa de un parque de La Habana, es como un adorno sin que te interese el significado.

El 6 de noviembre. Gómez enviaba su primera orden al ejército invasor sobre la Tea Incendiaria:
(Desde mi punto de vista bien cruel)

Articulo 1. Que todas las plantaciones sean totalmente destruidas, quemando la caña y los edificios aledaños, así como todos los ferrocarriles que los comuniquen a los ingenios.

Articulo 2. Que todos los trabajadores que laboren en los ingenios azucareros (fuentes de riqueza que tenemos que negar al enemigo) sean considerados traidores a la patria.

Articulo 3. Que todo aquel que se pruebe que este involucrado en las actividades descritas en el Articulo 2, sea pasado por las armas. Que todos los jefes del Ejército Libertador acaten esta orden, en nuestra determinación de desplegar triunfante la bandera de la Republica de Cuba, aunque esto tenga que ocurrir sobre un campo de ruinas y cenizas.


Con libertadores como estos, tan crueles, nada bueno se podía esperar en una Cuba libre. No había que quemar casas y negocios de personas inocentes.



Algunas de las estadísticas producto de la Tea Incendiaria fueron;

Un estudio sobre Cuba. University of Miami Press, 1963.)
Cabezas de ganado: 1882: 2’585,309; 1899: 376,650

Caballos, mulos y asnos: 1892: 647,360; 1899: 108,317

Embarques de cocos, plátanos y frutas frescas hacia EE.UU. 1888: casi dos millones y medio de pesos; 1898: 44,000 pesos.

Maderas preciosas exportadas: 1893: Más de 1 millón de pesos; 1898: 16,000 pesos.

Zafra azucarera: 1894: 1’054,214 ton.; 1897: poco más de 200,000 ton.

Sin contar el desastre en la industria tabacalera, la destrucción de ferrocarriles, telégrafos, y todo lo que vieran por su paso. Además de considerar traidor a todo aquel que siguiera trabajando para algún ingenio azucarero etc., y ponerle todo el peso de la ley, o sea ajusticiarlo por traidor.

En acciones armadas, víctimas de represalias, pero sobre todo de enfermedades, malos tratos y hambre, murieron decenas de miles de cubanos.

Si el censo de 1887 reportó una población de 1’631,687 habitantes, el llevado a cabo en 1899 por el gobierno interventor puso de manifiesto que estos apenas superaban la cifra de millón y medio de personas.