sábado, 31 de julio de 2010

Adelantos de Cuba en época de España.

En 1561 la Corona dispone que la ciudad de la Habana, sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de la colonias americanas antes de partir para la travesía del océano, por lo que se construyen defensas militares a la entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos y logran hacer de ella la ciudad mejor defendida del Nuevo Mundo.
Oro y plata, lana de alpaca de Los Andes, esmeraldas de Colombia, caobas de Cuba y Guatemala, cueros de la Guajira, especias, palo de tinte de Campeche, maíz, patatas, mandioca, cacao son las materias primas que llegan en los veleros al puerto mejor protegido de América, entre marzo y agosto, para formar los grandes convoyes que, custodiados por las naves militares, parten en días señalados rumbo a España.
Con ellos, miles de marinos, funcionarios, colonos, comerciantes, aventureros llegan en la incipiente ciudad, que crece desde el puerto a ritmo vertiginoso.
La Habana se fortifica durante el siglo XVII por mandato de los reyes que la suscriben como "Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales". Al mismo tiempo, la ciudad se edifica con los materiales más abundantes de la isla: las maderas, que proporcionan a la arquitectura de la época un encanto peculiar en combinación con los estilos llegados de la Península Ibérica y, muy profusamente, de Canarias.7
En 1649 una epidemia de peste llegada de Cartagena de Indias, en Colombia, extermina a una tercera parte de la población habanera. El 30 de noviembre de 1665, la reina doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, ratifica el escudo antiguo de Cuba, que tenía como símbolos heráldicos los tres primeros castillos de la ciudad: el de la Real Fuerza, el de los Tres Santos Reyes del Morro y el de San Salvador de la Punta, como tres torres de plata sobre campo azul. Además, una llave de oro que simbolizaba el título de "Llave del Nuevo Mundo", concedido desde antiguo a la ciudad.8
El Faro, junto al Castillo de los Tres Reyes del Morro, se ha convertido en símbolo de La Habana, capital de todos los cubanos.

Durante el siglo XVII la ciudad se engrandece con construcciones monumentales civiles y religiosas. Se erige el convento de San Agustín, se concluye el castillo de El Morro, y se construyen la ermita del Humilladero, la fuente de la Dorotea de la Luna en La Chorrera, la iglesia del Santo Angel Custodio, el hospital de San Lázaro, el monasterio de Santa Teresa, el convento de San Felipe Neri, y en 1728 se funda la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letrán.7
A mediados del siglo XVIII, La Habana tiene más de 70.000 habitantes.
En 1763 se comenzó la construcción de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la mayor de las construidas por España en el Nuevo Mundo, que apuntaló el sistema defensivo de La Habana tras la ocupación inglesa. Las obras se prolongaron por más de once años y con un coste tan enorme para su tiempo que se dice que Carlos III, Rey de España se asomó a la ventana de su palacio con un catalejo para que le indicaran donde se encontraba tan cara construcción. Su posición privilegiada le convertía en un bastión inexpugnable. Contaba con un elevado número de cañones fundidos en Barcelona en el siglo XVIII, que siguen guardando simbólicamente la entrada de la Bahía de La Habana.7
En 1774 se realiza el primer censo oficial de Cuba: 171.670 habitantes, de los cuales 44.333 son esclavos. Entre 1789 y 1790 se divide la diócesis de Cuba: se erige en catedral la Iglesia Mayor de La Habana mientras que la antigua mitra permanece en Santiago de Cuba. Seis años más tarde, el 15 de enero de 1796, llegan a La Habana los restos de Cristóbal Colón procedentes de Santo Domingo.9
Siglos XIX y XX
El siglo XIX se abre con la llegada a La Habana de Alexander von Humboldt, quien queda impresionado por la vitalidad del puerto habanero. En el año 1837 se inaugura el primer tramo de ferrocarril, de 51 km, entre La Habana y Güines, que se usa para el transporte de azúcar desde el Valle de Mayabeque hasta el puerto de la ciudad. Con ello España se convierte en el quinto país del mundo en tener ferrocarril (ya que Cuba pertenecía por aquel entonces a España) y el primero de los de habla española.
A lo largo del siglo, La Habana se enriquece con centros culturales, como el Teatro Tacón, uno de los más lujosos del mundo, el Liceo Artístico y Literario, el teatro Coliseo. Visita la ciudad Garibaldi bajo el nombre de Giuseppe Pani
Hacia la década de 1850, el desarrollo de la industria azucarera, el ferrocarril, la industria tabacalera, entre otras, produjeron una pujante economía que llevó a Cuba a ser un lugar enormemente rico. En la década de 1860 Cuba era más rica que nunca, y La Habana fue el vivo reflejo de esta riqueza y prosperidad. En 1863, las murallas de la ciudad fueron derribadas para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y espléndidos edificios. A finales del siglo XIX, las clases acomodadas se trasladaron al elegante barrio del Vedado, con sus numerosas quintas y palacetes.
Biografía:
Cuba es, quizá, la primera nación en la cual repiqueteó el teléfono. Diversos investigadores han llegado a la conclusión que, si bien no era cubano, sí fue en La Habana donde el verdadero inventor de este medio de comunicación llevó a cabo sus más concluyentes experimentos.
El italiano Antonio Meucci, aunque no es considerado el definitivo inventor del teléfono, sí llevó a cabo en la Isla los experimentos que determinaron su aporte en la búsqueda del medio capaz de transmitir la voz a distancia.
Natural de Florencia en 1808, Meucci vivía en La Habana desde 1835 y se desempeñaba como “mecánico” en el Teatro Tacón. Su trabajo consistía en instalar y dirigir el funcionamiento de la tramoya, preparar y cuidar los decorados, el atrezzo y la utilería. Para eso se necesitaba una acumulación de conocimientos que comprendía pintura, física, química, historia y artes plásticas.
La pasión por el estudio sobrepasó en Meucci la necesaria para el desempeño de su profesión y llegó a ser un verdadero sabio para su época en materia de electricidad. Él descubrió, entre los años 1849 y 1850, cómo obtener la transmisión de voces a través de un alambre conductor unido a varias baterías para producir electricidad. Había denominado a su invento “telégrafo parlante” y también “teletro-phone”.
Pero vamos a referirnos al uso del teléfono como una realidad práctica. 

El primer servicio telefónico local que comenzó a funcionar de forma estable y del cual se tienen noticias ,fue inaugurado en New Haven y luego en New York, entre 1877-78.
Meucci, un italiano que inventó el teléfono mientras trabajaba en el teatro Tacón de La Habana



La primera conversación telefónica en castellano se realiza en La Habana, en octubre de 1877, apenas tan solo 7 meses después de que Alexander Graham Bell le fuera otorgada la patente de su teléfono. Además con los aparatos que se trabajó en La Habana, en1878; en Madrid se iniciaron las investigaciones sobre la comunicación telefónica. En el año 1879, para proseguir con el acelerado desarrollo de las comunicaciones en la Isla, el hombre de negocios Enrique B. Hamel incorpora algunos aparatos telefónicos fabricados por la Tropical American Telephone Company, que permitían establecer una comunicación entre dos de ellos a una distancia máxima de 450 m.
El primer servicio telefónico fue inaugurado en la Habana el 6 de marzo de 1882, después que se fuera subastado durante largo tiempo los derechos a la construcción del mismo.

En 1888 a tenor de la declaración por parte del gobierno español de un Decreto para controlar el desarrollo de las comunicaciones telefónicas en Cuba, Filipinas y Puerto Rico; se le otorgan los privilegios de las transmisiones telefónicas a la empresa Red Telefónica de la Habana, S.A., compañía que contaba con el apoyo total de las autoridades españolas. La compañía solo logro instalar 1500 teléfonos 


 El Alumbrado Público en Cuba.

Desde 1879 algunas importantes ciudades extranjeras (muy pocas por cierto) disfrutaban en cierta manera de alumbrado eléctrico. La compañía Hispanoamericana de Alumbrado y Fuerza, radicada en la Isla, se dispuso a instalar este sistema en La Habana y, si todo salía bien, en el resto del país.
En el año 1888 se da el permiso para instalar arcos voltaicos que iluminasen las dos calles más comerciales que en aquellos tiempos tenía la ciudad: Obispo y O´Reilly. Previamente, en la que fuese la fábrica de gas de Tallapiedra se había montado la maquinaria necesaria y una dinamo monofásica. La potencia de la que pudiera considerarse la primera fábrica de electricidad habanera era de solamente 100 kilowatts, y su capacidad daba nada más para 2000 bujías de 16 watts.
Sin embargo, una modesta localidad de la Isla se había adelantado a la capital en el empleo de la electricidad como fuente del alumbrado público: la Compañía de Electricidad de Cárdenas, creada por el empresario hispano don Antonio Prieto, que comenzó a instalar su fábrica en los últimos meses de 1888 y la inauguró oficialmente el 7 de septiembre de 1889, algunas semanas antes de que se iluminasen eléctricamente las principales calles comerciales de la Habana.
Aquella modesta planta cardenense tenía capacidad inicial para alimentar los 83 focos que constituían el alumbrado público de la urbe y para los 318 bombillos de uso privado que contrataron sus servicios en los primeros meses de su existencia.
Mi opinión:
Para acabar con la Leyenda Negra Española en Cuba, que dice que vinimos a progresar cuando nos convertimos en República. Como tenemos que aprender los cubanos. Cuba con España tenía gran desarrollo para la época. J.R.M.

APUNTES PARA LA HISTORIA NAVAL DE CUBA


"Buque El Colón. La Trasatlántica" fue fundada en Cuba, en 1850, como la Compañía de Vapores Correos A. López por el empresario español Antonio López y López, con un vapor de 400 toneladas.

 En 1861 López consigue la concesión de los contratos de transporte de pasaje y correo entre España, Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo, a lo que se añadió el traslado de soldados a Santo Domingo (1863-1865) y a Cuba durante la Guerra de los Diez Años(1868-1878).1 El tamaño de la flota fue creciendo al hilo de la expansión de la compañía, que se cimentó en buena medida en una extrategia relacional y de pactos con los gobiernos de la Restauración.2 En 1878, la naviera contaba con 13 vapores para sus líneas regulares desde Santander y Cádiz a Cuba y Puerto Rico. Ese mismo año, gracias al prestigio adquirido por Antonio López y López como empresario naviero comercial, S.M. el Rey DonAlfonso XII le concede el título de Marqués de Comillas.

La historia naval cubana tiene su origen y se encuentra indisolublemente ligada a la española; desde el comienzo de la colonización de la Isla caribeña, dicha plaza se convirtió en un enclave, para las reparaciones y avituallamiento de los buque de la corona, hasta que se fueron erigiendo los primeros astilleros; en fechas tan tempranas como 1517 se reciben las primeras autorizaciones para que se pudiesen construir navíos, lo que fue confirmado en 1518 por el monarca Carlos V, aunque la primera noticia que se tiene de una nao construida en Cuba, está recogida el Libro Primero del Registro de la Casa de Contratación de Sevilla. 

 
Lo cierto es que para  finales del siglo XVI ya existía en la Villa de San Cristóbal de la Habana una maestranza con un cuerpo de carpinteros de rivera, artesanos, calafates etc.; en las Actas Capitulares del Cabildo de esta misma Villa se mencionan desde tempranas épocas las labores de tala y acarreo de maderas destinados a la construcciones de barcos. La designación del marinero Dº Pedro Menéndez de Avilés como Gobernador de la Isla en el año 1568 , al cual le acompañaba su armada de doce bajeles impulsó notablemente la construcción naval en Isla, de esta época datan las cuatro fragatas botadas en los astilleros  de Cauto Bajo; para  1561, fecha en que fue establecido el Sistema de Flotas, el Puerto de La Habana devino como principal enclave en el tránsito entre el Viejo y el Nuevo Mundo; sus características excepcionales brindaban abrigo a las flotas, lo que unido al auge en la construcción de fortalezas militares como el Castillo de la Real Fuerza primero y más tarde La Punta y la Fortaleza de los Tres Reyes del Morro, consolidaron su posición estratégica, en tanto que los abundantes bosques proveían de las maderas necesarias y de gran calidad como el sabicú y el jiquí excelentes para la fabricación de las arboladuras, así como de caobas, guayacán y caigüeran (quiebra hacha) que no poseían rival.
 

 
Sin embargo, no es hasta el año de 1622, que España suscribe el primer contrato entre la Junta de Guerra de la Corona Española con uno de los armadores más importantes de la época, Dº Alfonso Ferrera, con el propósito de iniciar la construcción de buques en La Habana; no obstante, la fundación oficial de Astillero y Real Arsenal de La Habana, tuvo lugar en 1724 con la botadura del navío San Juan.
 

 
Durante el siglo XVIII se llevó a cabo la reconstrucción y modernización de la flota española, y el Astillero de La Habana se convirtió en el más importante de su clase, superando con creces a sus homólogos de El Ferrol, Guarnizo (Santander), Cartagena y La Carraca, todos ellos en suelo peninsular, tanto por la cantidad, como por la  calidad de sus embarcaciones, (la tercera parte de producción naval española provenía de la Habana). En esa época fueron construidos 197 buques en la Isla de Cuba; de los astilleros de esa colonia fueron botados buques legendarios como el “Santísima Trinidad” con sus 140 cañones y más de 1000 tripulantes y otros como el “Nuestra Señora de Loreto” o el “Princesa” que presentó feroz combate a tres naves británicas de similar porte, lo que demostró a los ingleses la superioridad naval española en ese momento.
 

 
No es de extrañar, que de los 12 grandes buques de guerra con que contaba la Armada Real, 7 habían sido diseñados y construidos en Cuba; otras embarcaciones construidas en astilleros cubanos y que participarían en la Batalla de Trafalgar fueron los navíos "San Pedro", "San Rafael" y "San Roque", estos últimos con técnicas cubanas y con la intervención de constructores criollos. Los buques construidos en Cuba adquirieron una sólida fama a nivel mundial, no es casual que el Monarca Carlos III decidiera que su embarcación personal fuera construida en esa Isla, llegándose a denominar al Real Arsenal de La Habana como El Fénix de la Real Armada.
 Un hecho poco difundido y vinculado de algún modo a la historia naval de Cuba, es el relativo a la ayuda cubana que recibieron los norteamericanos durante su guerra de independencia; una parte importante del esfuerzo cubano a la gesta de Thomas Jeferson, tuvo lugar en los astilleros de La Habana, donde a instancia de criollos influyentes, muchos de los barcos que participaron en la causa rebelde norteamericana, fueron reparados y avituallado en puertos cubanos, contribuyendo así solidariamente a la causa liberadora del pueblo estadounidense.

A principios del siglo XIX continuaron las construcciones de buques en el Real Arsenal de La Habana, pero en 1834 el Capitán General Dº Miguel Tacón, propuso junto a otras personalidades de la época, detener la construcción naval en Cuba. En 1837, una Real Orden estableció definitivamente la prohibición de fabricar embarcaciones en los astilleros cubanos; no obstante, dicha orden no se cumplió a cabalidad, y el último gran buque botado al agua por los astilleros habaneros en 1852, lo fue el vapor "Cristóbal Colón", una hermosa y acabada muestra de ingenio naval.


 
La construcciones navales en Cuba languidecieron en los años siguientes, sólo embarcaciones de pequeño porte, para faenas de pesca y cabotaje fueron construidas; para finales del XIX, unos 200 buques menores componían la flota de pesca y cabotaje de la Isla 



Mi opinión:


 Todo este desarrollo fue bajo Cuba española y hay quien dice que solo progresamos cuando nos convertimos en República. J.R.M.


Biografia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Compañ%C3%ADa_Trasatlántica_Española
http://www.circulonaval.com/Historia/Sinopsis/Apuntes%20para%20la%20Historia%20Naval.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Compañ%C3%ADa_Trasatlántica_Española