viernes, 27 de mayo de 2011

El Escudo y Bandera Anexionista de Carlos Manuel de Céspedes

 No me digan que la Guerra de los Diez Años llevada a cabo por Carlos Manuel de Céspedes, no era anexionista, fíjense en el Escudo que diseñó en 1868 y que los representaba, alrededor de la Palma Real, hay 13 estrellas que simbolizan la Unión de las Treces Colonias Norteamericanas, además las franjas rojas y blancas son de la bandera de EEUU.










 Su bandera es también una copia de la de Texas, con la Estrella que pasaría a ser parte de a Unión Americana. Los cubanos vivimos en una gran nube de fantasía y mentiras, hemos tergiversado la historia de Cuba y queremos seguir con la mentira.


(Bandera de Céspedes a la derecha y abajo Bandera de Texas)


 Carlos Manuel de Céspedes decía, primero independencia y después anexión a EEUU. Pero tambien anexionistas eran Perucho Figueredo, el creador del Himno de Bayamo, Francisco Vicente Aguilera el de los 500 esclavos, Ignacio Agramonte el que murió con una bandera americana bordada en el pecho, Betancourt Cisneros “El Lugareno", quien escribió a José Antonio Saco las cartas mas despreciables que he leido, donde dice hablando de anexionismo, que vale la pena hasta perder el idioma, pero hoy en dia en Cuba se hacen museos y se crea una imagen de patriotas de alto calibre, pero veamos algunas cartas a Saco:

Gaspar Betancourt Cisneros (Abril 28, 1803 - Diciembre 3, 1866)


En una de ellas escribió:

¡
Oh Por Dios, hombre; no me digas que deseas para tu país esa nacionalidad! No hombre! Dame turcos, árabes, rusos; dame demonios, pero no me des el producto de españoles, congos, mandingas y hoy (pero por fortuna frustrado ya el proyecto) malayos para completar el mosaico de población, ideas, costumbres, instituciones, hábitos y sentimientos hombres esclavos, degenerados y que cantan y rien al son de la cadenas, que toleran su propia degradación y se postran envilecidos ante sus señores. No y reno: si tal es la nacionalidad que hemos de conservar; si tal es el bien a que el cubano tienen que aspirar, maldito de Dios sean el bien y el beneficiado".


En otra carta, escribió sobre los anexionista del exilio cubano en Nueva York:

 "Creen estos que la Isla de Cuba corre precipitada a inevitable ruina bajo la tutela de la Metropolis; que la suerte de Cuba esta decretada por las mismas manos que han decretado la suerte de Santo Domingo, Jamaica, Guadalupe y todas las colonias de Europa en este Archipiélago; y que el único medio de salvar a Cuba es incorporarla a la gran familia de Estados Confederados de la Unión Americana. De esta clase de creyentes hay dos partidos, unos que ven en la anexión el medio de conservar a sus esclavos, que por mas que lo oculten o disimulen es la mira principal, por no decir la única que los decide a la anexión; otros que creen en la anexión el plazo, el respiro, que evitando la emancipación repentina de los esclavos, de tiempo a tomar medidas salvadoras como duplicar en 10 o 20 años la población blanca, introducir máquinas, instrumentos, capitales inteligencias que reemplacen y mejoren los medios actuales de trabajo y de riqueza. En fin, Saco mío, todos buscan en la anexión la garantía, la fianza del gobierno sabio y fuerte de los Estado Unidos contra las pretensiones de Europa, no menos que contra nosotros mismos que mal que pese a nuestro amor propio, somos del mismo barro que los que han logrado hacerse independientes pero no pueblos libres y felices".

Biografía:
(Gaspar Cisneros Betancourt a Jose A. Saco, N. York agosto 30 de 1848 in; Cartas de Lugareño, ed Federico Cordova, 1951, 303. Mas sobre G. Betancourt, véase Federico Cordova, Gaspar Cisneros Betancourt, El Lugareño, La Habana 1938.