miércoles, 10 de agosto de 2011

Cubanos con doble ciudadanía afortunados y castrados a la vez


Norberto Díaz, médico cardiólogo cubano de 38 años, a su llegada al Aeropuerto de Barajas después de que el consulado de España en La Habana le entregase el pasaporte español tras la aplicación de la ley de Memoria Histórica.
Una colaboración de Justino Renee Morales. Del Blog Radio y TV Martí
El gobierno viola la Constitución que "reconoce una sola ciudadanía" y los naturalizados españoles en la isla tienen los mismos controles y restricciones que el resto de la población.

“Óyeme, hermano, ¿cómo es esto? Ya nadie quiere ser cubano y todo el mundo anda buscando como cosa buena a sus antepasados”, así comienza el tema musical Cubañolito, uno de los más recientes del dúo Buena Fe, tan popular en la isla. No escapa ya a la vista de nadie, que cada día asciende más el número de cubanos que ostentan la doble ciudadanía (cubano – española) como carta de libertad.
“Fuentes diplomáticas en La Habana anunciaron que unos 140 mil cubanos han solicitado la ciudadanía española al amparo de la Ley de la Memoria Histórica y más 60 mil de esas solicitudes han sido ya aprobadas”, según informaciones publicadas en la página digital Café Fuerte.
Personas que ni siquiera saben el nombre o pueblo natal de su abuelo español, pasan hasta años de papeleos ininterrumpidos para gozar de los beneficios de una ciudadanía diferente de la cubana. Bien podría servir cualquiera, pero resulta que fue España quien conquistó Cuba, los esclavos africanos no traían documentos y China, Rusia Italia o Francia, entre otros (cuyos nacionales también se asentaron en la isla), no disponen de leyes como la 18 de 1990, la 29 de 1995 y la 36 de 2002.
“Las Cortes españolas, dejaron expedita la vía para que los hijos de españoles diseminados por toda la isla de Cuba adquiriesen esa nacionalidad, eliminándose gradualmente obstáculos —residencia legal en España, límite temporal o de edad del peticionario— y destapando, sin proponérselo, una caja de Pandora con relación al atípico caso cubano,” se expone en el artículo ¿Cubanos con doble ciudadanía?, publicado en la revista Cuba Encuentro.
Los ‘nuevos españoles’ pueden viajar libremente con las consiguientes mejorías de vida que ello implica, incluso si son mayores de 65 años reciben ayuda económica. En muchos casos, la adquisición de la ciudadanía española, es solo un medio para continuar viaje hacia los Estados Unidos, ya sea para establecer residencia o para visitar a familiares.
Es inaudito descubrir entonces que miles de personas sean participantes involuntarias de “una violación flagrante y sistemática, por parte de las autoridades cubanas, del sistema legal sobre ciudadanía vigente en la Isla”, como señala el mencionado artículo.
La Constitución de Cuba (1976) en su artículo 32 no deja lugar a duda: “Los cubanos no podrán ser privados del derecho a cambiar la ciudadanía. No se admitirá la doble ciudadanía. En consecuencia, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana.”
Por su parte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 15, del 10 de diciembre de 1948, refleja claramente el derecho a ostentar una nacionalidad de la que se tiene derecho a cambiar.
Las autoridades cubanas prefieren mantener ese “limbo jurídico”, pues no es sencillo  controlar a personas con doble condición nacional. Los cubanoespañoles que viven dentro de Cuba, pueden participar en las elecciones del Poder Popular y en las elecciones generales españolas.
Una vez que la nueva nacionalidad entra en vigor, el núcleo del Partido Comunista de Cuba, está urgido de ‘analizar’ y expulsar inmediatamente al ‘transgresor de la ética patriótica’. Con frecuencia corre el rumor de que estas personas podrían perder la ciudadanía cubana y ser tratados como extranjeros, por lo que no disfrutarían de las gratuidades del sistema social cubano (salud y educación).
Inicialmente quienes gozaban de esta dualidad, recibieron los beneficios propios de extranjeros residentes en Cuba, como la compra de autos y la adquisición de bienes y servicios prohibidos a los cubanos. Pero una vez que los excesos fueron advertidos, el tratamiento a estas personas se ha mantenido como el de cualquier otro cubano.
“La ventaja radica en que para viajar nos ahorramos los trámites de visado, pero siempre debemos solicitar permiso de viaje y nuestra salida es entendida como temporal. De no regresar a los 11 meses y un día perdemos todas nuestras propiedades en la Isla”, comentó a martinoticias.com la cubanaespañola Eva Rojas.
“Cuba no toma en cuenta para nada nuestra ciudadanía española. Si bien no nos retira la cubana, tampoco reconoce nuestra doble condición. No importa cuántos años pasemos en el extranjero ni qué otra ciudadanía tengamos, para entrar a Cuba tenemos que usar el pasaporte cubano. Ser cubanos no es entonces una opción o un orgullo, es una obligación”, puntualizó Rojas.
“Semejante arbitrariedad ocurre con los cubanos nacionalizados norteamericanos, quienes deben continuar presentando su pasaporte cubano para su entrada y estadía en Cuba. Es válido por seis años, pero cada dos deben renovarlo a un costo superior a los 400 dólares”, apuntó Felipe Rodríguez, cubano residente en Miami.
“Lo más importante es que se respete la Constitución, no tener esa dualidad, esa ambigüedad contraria a un precepto constitucional. Otros países la aceptan. Se debería discutir internamente con la población para saber qué quiere, para ser bien democráticos”, opinó el abogado independiente Wilfredo Vallín, sobre las posibles soluciones a esta situación.
Otros especialistas implicados abogan por el certero reconocimiento de la doble ciudadanía y su regulación constitucional en una futura Cuba democrática. Mientras, España mantiene tratados de doble nacionalidad y protocolos adicionales con once países latinoamericanos.