miércoles, 5 de octubre de 2011

Embajada británica en Cuba pide tolerancia para los disidentes

La embajadora del Reino Unido en la Isla difunde una nota de prensa en la que alude al trato agresivo de que son objeto las Damas de Blanco.


Del Blog de Radio y TV Marti



En septiembre las autoridades de la isla detuvieron a 563 disidentes, la cifra más alta de arrestos en un mes en los últimos 30 años.
Por medio de su embajada en La Habana, el gobierno británico manifestó sentirse preocupado por recientes informes que dan cuenta de un aumento en el número de detenciones de activistas políticos y de derechos humanos en Cuba.
En una nota difundida por la página web de esa legación diplomática, la embajadora británica Dianna Melrose señaló que “el alto número de detenciones en Santa Clara y el Oriente de Cuba son fuente de gran preocupación al igual que el trato agresivo que reciben las Damas de Blanco”.
Melrose instó al gobierno cubano a “permitirle a los activistas pacíficos que realicen sus actividades sin que sean arrestados o teman que eso suceda”.
Según la embajadora, el gobernante Raúl Castro “ha hecho énfasis en la necesidad de tolerar diferentes opiniones y esperamos que ello se convierta en realidad.”
Esta semana, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional reportó que en septiembre las autoridades de la isla detuvieron a 563 disidentes, la cifra más alta de arrestos en un mes en los últimos 30 años.
La Comisión denunció que la mayoría de las detenciones son temporales con la finalidad de impedir la participación de los disidentes en las manifestaciones pacíficas.
El portavoz de la Comisión, Elizardo Sánchez Santacruz, dijo que en lo que va de año el régimen ya ha practicado 2.221 arrestos.
A continuación reproducimos la nota de la embajadora Dianna Melrose:
“Estamos preocupados por los crecientes informes de detenciones cortas de activistas politicos y de derechos humanos. El alto número de detenciones en Santa Clara y el Oriente de Cuba son fuente de gran preocupación al igual que el trato agresivo que reciben las Damas de Blanco. Es por ello que instamos a las autoridades cubanas a permitirle a los activistas pacíficos que realicen sus actividades sin que sean arrestados o teman que eso suceda. El Presidente Raúl Castro ha hecho énfasis en la necesidad de tolerar diferentes opiniones y esperamos que ello se convierta en realidad.”

ÁFRICA COMO DESTINO CUBANO. Por Zoé Valdés


( Foto de Internet )
ÁFRICA COMO DESTINO CUBANO.
Recientemente algunos cubanos se han declarado muy felices al obtener la nacionalidad de la República Democrática del Congo (Cubanet). De alguna manera tiene su lógica, primero, los cubanos también somos de origen africano, segundo, los esclavos en los que ha convertido el castrismo a los cubanos sólo podrían encontrar felicidad en la tierra de aquellos ancestros, que fueron secuestrados, esclavizados, y enviados a Cuba, durante la colonización española. No lo harían de manera vengativa, de ninguna manera, eso sí que no tendría coherencia de ningún tipo, pero sí en tono de reconocimiento, de identificación.
Resulta curioso que tantísimos años más tarde, el cubano, que vivió épocas de gran prosperidad en la Cuba Republicana, se sienta mejor y más feliz siendo congolés en África, que en la Cuba “revolucionaria” que se hizo bajo los Castro supuestamente para el bien de todos, que también y fatalmente es su lugar de nacimiento. Y más extraño parecería, si somos sinceros y recordamos que antes del año 1959 los cubanos siempre fueron los seres más sedentarios del planeta, a quienes no gustaba viajar, y mucho menos salir de su isla ni para buscar centellas. “Afuera no se me ha perdido nada” expresaban airosos, y hasta altaneros.
En los últimos 52 años la mayor aspiración de los cubanos ha sido huir del castrismo, no del país. Fugarse lo más lejos posible de ese horror y error llamado Revolución Cubana ha constituido el sueño máximo. De este modo encontramos cubanos exiliados en los lugares más insólitos de la tierra: De taxista (con camellos) en el Sahara, de bailarina de vientre en El Cairo, de gastrónoma en Bangladesh, de maestro de cocina en Groenlandia, de médico y vendedor de tabacos en Haití, de animador de turismo en Santo Domingo, de ebanista en Tel Aviv, de salsero en El Líbano, y así sucesivamente… Los cubanos han inundado el planeta, huyendo del peor sistema social del mundo: el castrista.
Se sienten felices con ser congoleses, angolanos, bolivianos, guatemaltecos, argentinos, franceses, norteamericanos, paquistaníes, de todo, cualquier cosa, menos con ser cubanos. Sin embargo, hasta hace algunas décadas: cinco y más, los cubanos se sentían muy orgullosos de ser su nacionalidad. Tenían un país, una cultura, y vivían cómodamente dentro de sus valores. Luchaban por desarrollarse y contribuir al desarrollo de su isla. En el pasado hallaban el ejemplo de sus héroes, combatientes en la Guerra de Independencia, en el presente construían un país con enormes posibilidades sociales y económicas, e imaginaban el futuro con una alegría incomparable.
Pero llegó el Comandante y mandó a parar, llegó un hijito de latifundista extranjero, estudiado y leído con los jesuitas, aunque sin terminar su carrera de abogado se colocó la máscara del defensor de los pobres, se exiló por poco tiempo en México, hizo dinero con su exilio (se lo entregó la burguesía cubana, tan odiada por él), y eso que era un botellero de Batista, de ese modo abandonó a su esposa e hijo; regresó en un barco, vestido de guerrillero, amedrentó a los campesinos, secuestró a su hijo, separándolo de su madre para toda la vida (ahora al final ha permitido que esa señora regrese a Cuba a ver al hijo que le crió la Revolución), y se puso a arengar en contra de los norteamericanos, en contra del pueblo trabajador, arremetió en contra de la burguesía, expulsó a los religiosos, desmanteló la economía, hizo y deshizo, asesinó a inocentes, ejecutándolos como si fueran animales, robó y mató al pueblo, y el pueblo lo aplaudió. Se hizo el amo de una rebautizada finca, llamada Cuba, y por su culpa, los cubanos, los mismos que lo aplaudieron, han tenido que huir, en sucesivas generaciones de apaleados, torturados, amargados, y desmoralizados esclavos.
Aun así todavía la izquierda mundial invita a sus representantes a que den conferencias en nombre de la América Latina, sus escritores animan tinglados donde se defiende el derecho del castrismo a representar a un pueblo que ya no puede más vivir en la ignominia, y que prefieren irse a la África salvaje, pero democrática, que antes de vivir en la castro-comunista Cuba del capitalismo todavía más salvaje, puramente miserable y lo peor: Fea, vulgar, mentirosa, enana e inculta.
Zoé Valdés.
Publicado por El Economista.