sábado, 7 de enero de 2012

Rajoy y las expectativas de los cubanos


Una colaboración de Justino Renée Morales.


Rajoy y las expectativas de los cubanos



La disidencia y la oposición cubana esperan que con el PP en el poder, el Gobierno español adopte una posición más radical con respecto a su homólogo cubano. ¿Se cumplirán estas expectativas?

Mariano Rajoy ha ganado las elecciones generales en España y hay razones para que esté contento, pero ¿tiene conciencia de lo que le deparan los próximos cuatro años? La situación en que se encuentra España muestra que en el próximo período legislativo ocurrirán muchos contratiempos que harán tragar en seco a cualquier persona que se preocupe del destino de su país, y estamos seguros que Mariano Rajoy es uno de ellos.
Esta es la tercera oportunidad en la que Rajoy se presenta a las elecciones como candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. En las dos primeras perdió contra el candidato del PSOE, y en esta, algunos medios de prensa han escrito que no ha ganado el PP, si no que ha perdido el PSOE por su mala gestión sobre todo en los últimos cuatro años. El resultado electoral ha dado una abrumadora victoria a los populares, pero solo ha votado a su favor apenas un 1 % más de los que votaron en las elecciones anteriores.
Problemas que el PP debería solucionar
La carga más pesada que recibe el nuevo Gobierno es una tasa de paro que dobla al resto de los países de la Unión Europea. Desde su ambiguo programa, el PP plantea una y otra vez que su objetivo es reducir el paro, pero hasta ahora no ha dicho cómo. Han criticado la reforma laboral tomada por el PSOE en el año 2008, pero no han contrapuesto un plan que al menos sobre el papel resulte más efectivo. Los pronósticos continúan siendo negativos y dan por seguro que continuará aumentando la tasa de paro durante el año 2012.
Una de las medidas que comentan es regular, controlar, y despedir a los extranjeros que se encuentran en España. Recibirlos cuando sean necesarios y despedirlos cuando aumente el desempleo. Los que regresen a sus países mantendrán su permiso de residencia en España vigente durante algún tiempo. Pudiera ser ésta una medida efectiva pero choca con dos realidades objetivas. La primera es que muchos extranjeros realizan labores que los españoles ya no quieren realizar. La segunda es que se necesita un aumento de personal para hacer efectiva esta ley.
¿Cuál sería la posición de los diferentes grupos opositores al régimen cubano si algunos compatriotas fueran expulsados de España bajo estos criterios? ¿El Gobierno español reducirá aún más los beneficios brindados a los presos políticos expatriados de Cuba hacia España por la pasada gestión de Moratinos y la Iglesia católica?
Existe una alta tasa de desempleo entre los graduados universitarios. Esto trae como consecuencia que muchos de ellos vayan a trabajar a otros países, donde son mejor remunerados y respetados. Para el “robo de cerebros” España no tiene ninguna solución mientras pierde mano de obra altamente calificada que va a residir a Inglaterra, Suiza o Alemania.
Los graduados universitarios cubanos que han emigrado a España, salvo contadas excepciones, no trabajan en puestos relacionados con los estudios realizados. Esta situación no cambiará, pero teniendo en cuenta que en su propio país un universitario que quiera mejorar su situación económica prefiere ser taxista o trabajador por cuenta propia antes que ejercer su carrera, el interés por emigrar a la península se mantendrá.
Política internacional
Los disidentes cubanos esperan que con el PP en el poder, España presione más a Cuba en materia de derechos humanos y respeto a los opositores. La política de este partido nunca ha sido de conciliación con el Gobierno de los Castro, y en algún momento actuarán en consecuencia, pero entre los grandes problemas que tiene que enfrentar el nuevo Gobierno no es prioridad su política hacia Cuba.
Recientemente, el Partido Popular en nota de prensa le ha exigido a La Habana pasos hacia la democracia. El diputado Teófilo de Luis expresó que: “Con el gesto de los indultos tampoco vamos a permitir que se engañe a Europa”, exigiendo cambios democráticos reales y no cosméticos, pero este diputado no es hasta el momento el encargado de asuntos exteriores y cooperación para Iberoamérica, por lo que sus palabras no pueden tomarse como declaración oficial del Gobierno.
Desde el punto de vista histórico, los Gobiernos españoles en mayor o menor medida han actuado como si pudieran influir en la política cubana de los últimos tiempos. Aún no sabemos si el PP se comportará con mayor o menor prepotencia hacia Sudamérica, pero es totalmente seguro que no se opondrán a la “Posición Común” que mantiene la CEE hacia el Gobierno de los Castro.
En algún momento surgirá la confrontación y las notas diplomáticas de agravio y desagravio. ¿Quién la comenzará? No podemos afirmarlo. El Gobierno de Rajoy no tiene a Cuba en las primeras páginas de su agenda. El rescate del euro, la salida de la crisis, intentar mantener la credibilidad económica, sí son principales prioridades del PP, como mismo la sería de cualquier otro partido que estuviera al frente del Gobierno español.
España lucha por pagar sus deudas y mantenerse como un Estado creíble. Hasta el momento lo ha logrado. De perder su credibilidad esto se tomaría como un error del PP sin tener en cuenta que la crisis económica mundial avanza sin contención. El PP tendrá que realizar duros recortes quiéralo o no, y esto traerá como consecuencia un gran descenso en su popularidad.
El nuevo Presidente, además, tendrá que plegarse a muchas de las exigencias que le harán sus homólogos de Francia y Alemania que hasta el momento encabezan el liderazgo de la UE y no están dispuestos a ceder ni un ápice a favor de otro país que no sean los suyos, e incluso eso aún está por verse.
Bajo estas presiones, los intereses económicos de España con respecto a Cuba no se podrán lesionar por razones políticas. En el artículo, “Un futuro más incierto en Europa para el régimen” escrito por Eugenio Yañez y publicado en Cubaencuentro, el autor señala certeramente que además de las inversiones de grandes grupos económicos españoles en el turismo en Cuba, también existe una apuesta millonaria por parte de de Repsol, que no va a arriesgarse por cuestiones políticas.
De primar el pragmatismo, el nuevo Gobierno continuará fomentando las relaciones comerciales entre ambos países. Como parte de las medidas para intentar salir de la crisis, España está apostando por fuertes inversiones fuera de sus fronteras, en países de África, Asia y América Latina. El interés de invertir más dinero en Cuba y cuidar sus intereses económicos en la Isla va a predominar por encima de consideraciones políticas.
Los sectores de la oposición deben tener en cuenta, como también se acota en el artículo de Yañez, que para el Gobierno español los intereses de España deben ser priorizados. Gran parte de esta oposición ha nacido y se ha educado bajo el socialismo cubano, y viendo como muchas veces el Gobierno ha actuado contra el bienestar de la población, les será un poco difícil entender la posición del nuevo Gobierno español.
Se abre un nuevo período y a pesar de que vuelve a tomar el poder el mismo partido que gobernó desde 1996 y hasta 2004, la situación de España no es la misma, y los cubanos, sobre todo los que miran la madre patria con la esperanza de que actúe de forma más drástica contra el Gobierno castrista, deberán tenerlo en cuenta.

Tres años no compensan cuatro siglos. Ley de la Memoria Histórica


Una colaboración de Justino Reneé Morales.

Tres años no compensan cuatro siglos.

PUERTO PADRE, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Dolor, ira, frustración, expresaba el rostro de José el pasado 26 de diciembre, cuando conoció que la posibilidad de convertirse en ciudadano español se había extinguido.
La Ley de Memoria Histórica, puesta en vigor por el gobierno español el 29 de diciembre de 2008, y que permitía a los nietos optar por la ciudadanía de sus abuelos peninsulares, prescribió, luego de permanecer vigente durante tres años.
José es un campesino de 55 años, nieto del primer matrimonio de un español exiliado en Cuba, como consecuencia de la Guerra Civil Española, y que como tantos otros, había mantenido una relación distante con la familia fundada por el abuelo en segundas nupcias, y nula con la que había dejado aquel en España.
Luego de mucho indagar, José conoció que sus tías y primos, los que habían mantenido al margen a su padre y a él, se habían convertido en ciudadanos españoles, gracias a la fe de bautismo de su abuelo, tenida como buena por la embajada de España en La Habana, luego de autenticada por el obispado de Astorga.
Pero esto vino a saberlo José a última hora, luego de haber chocado con un valladar insalvable: en su inscripción de nacimiento el abuelo aparecía como Alfonso, y no como Alonso, de quien él era nieto, y así aparecía en todos sus documentos y en los de su padre, haciendo imposible el trámite.
El caso de José no es único. Y si bien miles de cubanos nietos de españoles han adoptado la ciudadanía de aquel país, por todo lo que entraña para un cubano ser ciudadano europeo, otros miles, por desconocimiento, y por encontronazos de convivencia familiar, como los de José, han quedado fuera de los beneficios otorgados por la Ley de Memoria Histórica del gobierno español.
El pasado 26 de diciembre, el vicecónsul honorario de España en la ciudad de Camagüey, Pedro Valentín Cruz, comunicó a un nieto de español escapado del fascismo y refugiado en Cuba, que pretendía optar por la ciudadanía española, que ya no tenía ninguna posibilidad.
Mientras, en Madrid, una cubana residente en España, quien trataba de ayudar a un coterráneo a través de la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, recibía la misma respuesta: “Ya todas las entrevistas están concertadas”.
España tiene una deuda moral impagable con América, y especialmente con los cubanos. No nos concedió la independencia cuando, obligada por las circunstancias de la guerra, debió hacerlo.
La Ley de Memoria Histórica vino a compensar lo que sólo tiene un nombre: genocidio, pero pretender cicatrizar las heridas de cuatro siglos en sólo tres años, es un desvarío. “Recuerde que Diego Velázquez, el primer gobernador español que tuvo Cuba, llegó a la Isla en 1511” –me dijo un amigo historiador, a propósito de la prescripción de la ley que posibilitaba a los cubanos reencontrarse con sus raíces españolas.
Debido al régimen que impera en la isla desde hace 53 años, el gobierno norteamericano aplica a los cubanos una legislación conocida como Ley de Ajuste Cubano, que permite a los nacionales que pisan suelo estadounidense, tramitar la residencia en ese país al año y un día de su llegada.
Ahora que Raúl Castro ha ratificado que los cubanos no pueden salir ni entrar libremente de su país, cabe preguntarse si el gobierno español comprenderá, como lo ha comprendido el de Estados Unidos, que los ciudadanos de esta isla estamos urgidos de protección. Y para un cubano contar con la ciudadanía española, lo ayuda de muchas formas.
El gobierno de España tiene la palabra ante tantos casos de cubanos con raíces españolas, como las del campesino José, que se han quedado fuera de su memoria histórica.