lunes, 30 de enero de 2012

PIDEN A EXILIADOS SER PARTE DE LOS CAMBIOS EN CUBA


De El NUEVO HERALD

“Si uno espera ser parte de una solución, hay que ser parte de los procesos”, afirma el empresario Carlos Saladrigas.


/ EFE


El empresario Carlos Saladrigas, conocida figura del exilio cubano en Estados Unidos, opina que la diáspora debe subirse a los “trenes” del cambio en Cuba, donde cree que se están dando “pasos importantes” aunque él quisiera que fueran más, más rápidos y más profundos.
“Si uno espera influir o ser parte de una solución, hay que ser parte de los procesos”, según Saladrigas, presidente del Grupo de Estudios de Cuba, que, en entrevista con Efe en La Habana, abogó por “facilitar” esos cambios.
Para favorecer la aproximación de la isla y su exilio, Saladrigas estuvo esta semana en Cuba, a la que ha viajado en un par de ocasiones más desde 2011 invitado por la Iglesia Católica.
No ha tenido contactos directos con el Gobierno pero sí ha visto a académicos y otras figuras “prominentes” para conocer mejor la dinámica del país y sus reformas económicas e intercambiar puntos de vista.
“El acercamiento de la diáspora es importante. Los cubanos de fuera somos parte de este país (…) Tenemos el derecho y el deber de jugar un papel y contribuir al futuro”, señala este empresario que apuesta por “mirar hacia adelante porque el pasado enloda y soñar une”.
Saladrigas opina que en Cuba se están presentando cambios que han comenzado por la economía y de forma gradual, aunque le preocupa que no sean suficientemente rápidos porque la situación del país “es insostenible”.
“Yo creo que hay un gran consenso en todo el país sobre la necesidad del cambio. Donde hay dificultades es (en determinar) qué cambios, cómo y a qué velocidad”.
Visualiza este tipo de procesos como tres trenes: el económico, el social y el político; y destaca que la diáspora debe subirse a cualquiera de ellos sin importar que vayan a distintas velocidades.
Lo fundamental, sostiene, es que lleguen a la estación de una “nueva Cuba” donde hay que “salvar lo que hay que salvar (la salud o la educación) y desechar lo que hay que desechar”.
Sobre las reformas económicas, Saladrigas cree que se notan y ve “optimismo cauteloso” en los cubanos pero también desconfianza.
Cree que uno de los grandes errores de Raúl Castro es la falta de transparencia y claridad con un pueblo “sediento de visión de futuro”.
“Está bien que pidan cinco, ocho años más de sacrificio, pero deja que se vea la tierra prometida, cómo luce (…) El pueblo se merece una explicación seria y profunda”, señaló.
Otro error que observa es que se hacen pequeños ajustes en cada área económica cuando sería “más efectivo” determinar con qué sectores se quedará el Estado y abrir el resto al mercado para crear eficiencia y productividad.
Opina que la única “fuente de legitimidad” que le queda a Raúl Castro es que su plan produzca “resultados aceptables” pero también advierte que el mayor obstáculo del presidente cubano es una burocracia que se ha convertido en un “frankenstein”.
En la percepción que el exilio tiene del momento actual, Saladrigas también ve cambios, sobre todo entre quienes han podido viajar a la isla porque regresan convencidos de que es más importante acercarse a sus compatriotas que dañar al régimen.
Defiende Saladrigas que en el exilio de Miami hay muchos que no comparten su criterio de reconciliación y unificación pero “aman de verdad a Cuba”, frente a otros, entre los que incluye a algunos políticos, “que viven de Cuba y del cuento este y son los que hacen muchísimo daño”.
Pese a ello, también se extiende la opinión de que hay que buscar “nuevas estrategias”, sea por cansancio, por convicción o porque algunos consideran ineficaz el embargo y la política estadounidense hacia la isla.
Cree que el embargo de EE.UU. ha servido al régimen para mantenerse en el poder, e incluso justificar fracasos, presentando a Cuba como “la víctima del imperio”.
Saladrigas, de 63 años y cofundador de The Vincam Group (considerada en 1998 la mayor compañía hispana en EE.UU.), salió de la isla con doce años en la “Operación Peter Pan”, un masivo éxodo de niños cubanos enviados por sus familias a Estados Unidos tras el triunfo de la revolución.
Fue uno de los líderes de la campaña que hizo fracasar el crucero de peregrinos previsto desde Miami en 1998 para la visita del Papa Juan Pablo II, lo que ahora considera “uno de los errores más grandes” de su vida.
Para resarcirlo, Saladrigas viajará a la isla en marzo para ver a Benedicto XVI en una visita que, a su juicio, estará marcada por el mensaje de la “reconciliación nacional” al coincidir con el 400 aniversario del descubrimiento de la Caridad del Cobre, un “símbolo de unidad” para todos los cubanos. EFE
sam/cav

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