Voy a hablar de las costumbres de un velorio en mi pueblo, hasta mi salida en 1980 y gracias a todos por sus condolencias.
En mi época de niño y adolescente, cuando se moría alguien en el pueblo, había la opción de velarlo en la casa o en la funeraria. Recuerdo que estando pequeño, mi abuela murió y la velamos en la sala de mi casa. La sala de mi casa tenía muchos muebles, era un juego de sala antiguo, tallado, que se componía de sofá, con una silla a cada lado, dos sillones, dos butacas, una mesa larga y otra pequeña, y dos sillones cubanos a la entrada, una mesa y silla del teléfono y la mesa de hierro del televisor. Eran muebles muy antiguos, heredados de la casa de mi abuela, al igual que las lámparas antiguas de bronce, cuando decidió comprar nuevos. Toda aquella sala se transformó en una funeraria. La funeraria traía sillas, que se ponían por toda la sala, el portal, la acera. Se colaba café y se repartía, y las personas iban a sentarse a conversar y a hablar de todo el mundo. En los velorios que uno iba, siempre las personas se divertían, pues era un poco como una fiesta para los vecinos, aunque había una mezcla con dolor Yo quedé un poco traumatizado, pues siempre me quedó el recuerdo, de la caja con mi abuela.
Al otro día, un cura daba una misa, y era cuando venía el coche fúnebre a llevarla hacia el cementerio. Este era muy bonito, pues era antiguo, pero lo mantenían guardado en un garaje en perfecto estado, solo se usaba en los entierros. Todas las personas encendían las luces del portal por donde iba a pasar el féretro. El coche iba despacio y los familiares vestidos de negro, y amigos, caminando detrás. Así atravesábamos todo el pueblo hasta el cementerio, como a un kilómetro a la salida. Las personas iban caminando, pero detrás iban los coches vacíos, para no tener que caminar de vuelta a casa. En el cementerio antes de cerrar la tumba, se decían unas palabras despidiendo el duelo. Esa tradición la heredamos de España.
Al otro día, un cura daba una misa, y era cuando venía el coche fúnebre a llevarla hacia el cementerio. Este era muy bonito, pues era antiguo, pero lo mantenían guardado en un garaje en perfecto estado, solo se usaba en los entierros. Todas las personas encendían las luces del portal por donde iba a pasar el féretro. El coche iba despacio y los familiares vestidos de negro, y amigos, caminando detrás. Así atravesábamos todo el pueblo hasta el cementerio, como a un kilómetro a la salida. Las personas iban caminando, pero detrás iban los coches vacíos, para no tener que caminar de vuelta a casa. En el cementerio antes de cerrar la tumba, se decían unas palabras despidiendo el duelo. Esa tradición la heredamos de España.
A día de hoy en España se sigue haciendo así, ya no en las ciudades pero si en zonas rurales se siguen velando a sus difuntos en sus casas, a no ser que a petición de familiares se velen en los tanatorios que es lo que se suele hacer en las ciudades.
ResponderBorrarMi padre fue llebado al hombro entre mi hermano yo y mis tíos, era un apersona muy querida en su pueblo (SANTA BRIGIDA) en Gran Canaria, amigos , conocidos , compañeeros y demás familaires seguían detrás destrozados mientras las campanas de la basílica replicaban en señal de duelo, la cerretera general del centro fue cortada durante varios minutos para dejar pasar la procesión del duelo, mientras policias se cuadraban al pasar el feretro. Es muy triste pero almenos te queda de que a los difuntos se les honren como merecen.
FUERZA Y HONOR!
Alfonso
Jose, pasé por aquí como regularmente hago. Siento mucho lo de tu tía. Espero que Dios te de fuerzas y te cures pronto de ese catarro que te ha dado tanto malestar.
ResponderBorrarTe sigo leyendo aunque no te deje comentarios. Sigo observando las reacciones que tu propuesta ha tenido. Yo todavía no te puedo definir con claridad lo que pienso en pro y en contra, aunque siempre mi tendencia será aprobar lo que mejor resulte para nuestra querida Cuba.
Un abrazo y cuidate mucho.
Espe