Estuvo pronto a aceptar la disolución de Cuba en la sociedad anglosajona, cambiando la cultura, lengua, religión y costumbres cubanas por el bienestar material, el progreso tecnológico y la democracia norteamericana, opinión que expresó en las cartas a su amigo personal y oponente José Antonio Saco.
En una de ellas escribió:
"
¡
Oh Por Dios, hombre; no me digas que deseas para tu país esa nacionalidad! No hombre! Dame turcos, árabes, rusos; dame demonios, pero no me des el producto de españoles, congos, mandingas y hoy (pero por fortuna frustrado ya el proyecto) malayos para completar el mosaico de población, ideas, costumbres, instituciones, hábitos y sentimientos hombres esclavos, degenerados y que cantan y rien al son de la cadenas, que toleran su propia degradación y se postran envilecidos ante sus señores. No y reno: si tal es la nacionalidad que hemos de conservar; si tal es el bien a que el cubano tienen que aspirar, maldito de Dios sean el bien y el beneficiado".
En otra carta, escribió sobre los anexionista del exilio cubano en Nueva York:
"Creen estos que la Isla de Cuba corre precipitada a inevitable ruina bajo la tutela de la Metropolis; que la suerte de Cuba esta decretada por las mismas manos que han decretado la suerte de Santo Domingo, Jamaica, Guadalupe y todas las colonias de Europa en este Archipiélago; y que el único medio de salvar a Cuba es incorporarla a la gran familia de Estados Confederados de la Unión Americana. De esta clase de creyentes hay dos partidos, unos que ven en la anexión el medio de conservar a sus esclavos, que por mas que lo oculten o disimulen es la mira principal, por no decir la única que los decide a la anexión; otros que creen en la anexión el plazo, el respiro, que evitando la emancipación repentina de los esclavos, de tiempo a tomar medidas salvadoras como duplicar en 10 o 20 años la población blanca, introducir máquinas, instrumentos, capitales inteligencias que reemplacen y mejoren los medios actuales de trabajo y de riqueza. En fin, Saco mío, todos buscan en la anexión la garantía, la fianza del gobierno sabio y fuerte de los Estado Unidos contra las pretensiones de Europa, no menos que contra nosotros mismos que mal que pese a nuestro amor propio, somos del mismo barro que los que han logrado hacerse independientes pero no pueblos libres y felices".
"Creen estos que la Isla de Cuba corre precipitada a inevitable ruina bajo la tutela de la Metropolis; que la suerte de Cuba esta decretada por las mismas manos que han decretado la suerte de Santo Domingo, Jamaica, Guadalupe y todas las colonias de Europa en este Archipiélago; y que el único medio de salvar a Cuba es incorporarla a la gran familia de Estados Confederados de la Unión Americana. De esta clase de creyentes hay dos partidos, unos que ven en la anexión el medio de conservar a sus esclavos, que por mas que lo oculten o disimulen es la mira principal, por no decir la única que los decide a la anexión; otros que creen en la anexión el plazo, el respiro, que evitando la emancipación repentina de los esclavos, de tiempo a tomar medidas salvadoras como duplicar en 10 o 20 años la población blanca, introducir máquinas, instrumentos, capitales inteligencias que reemplacen y mejoren los medios actuales de trabajo y de riqueza. En fin, Saco mío, todos buscan en la anexión la garantía, la fianza del gobierno sabio y fuerte de los Estado Unidos contra las pretensiones de Europa, no menos que contra nosotros mismos que mal que pese a nuestro amor propio, somos del mismo barro que los que han logrado hacerse independientes pero no pueblos libres y felices".
Biografía:
(Gaspar Cisneros Betancourt a Jose A. Saco, N. York agosto 30 de 1848 in; Cartas de Lugareño, ed Federico Cordova, 1951, 303. Mas sobre G. Betancourt, véase Federico Cordova, Gaspar Cisneros Betancourt, El Lugareño, La Habana 1938.
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