lunes, 11 de julio de 2011

Un comentario de José Antonio Torrent-Aróstegui


PLAZA DE ARMAS - Matanzas, Cuba - ca. 1890. 

 En la Cuba ''colonial,'' oprimida y mal gobernada por España, como hemos escuchado hasta el cansancio, todos los grandes capitales curiosamente estaban en manos de familias cubanas. El español estaba reducido a ser funcionario, soldado, policía, cura o dueño de algún negocio al detalle. Todas esas fortunas de cubanos se vieron seriamente afectadas por la guerra. Lo mismo por la reconcentración de Weyler, que por el rastro de destrucción que dejaba el ejército mambí a su paso.

 Cuando se firmó el Tratado de París, donde no fué incluído ni un solo representante cubano, se idemnizó a todos por ''daños de guerra,'' menos a los mas efectados, que eramos los cubanos. Españoles y norteamericanos recibieron sus buenas cantidades de dinero, por perjuicios y daños a vidas y haciendas.

 Cuando los cubanos empobrecidos por la guerra se reunieron con el gobernador militar impuesto por EE UU, para pedir ayuda monetaria y volver así a levantar sus negocios, el Sr. Schaffer, que era el gobernador, so pretexto de que ''EU no favorecía el concepto de la caridad, sino que premiaba el esfuerzo del trabajo,'' ofreció como solución ''comprar'' las tierras de estos señores cubanos arruinados. Así fué que por precios irrisorios EU se hizo con el 65% de las tierras cultivables en Cuba y de los mejores ingenios azucareros.

 De manera que de la guerra cubana, el cubano fué el que menos se benefició. Por lógica, tenemos que concluir que la mayor parte de la población cubana estaría muy decepcionada y, por lógica, también, tenemos que concluir que se sintió robada, traicionada y arrepentida de haber sido su propio ''chacumbele.'' Eso no es cuestión de óptica o de opiniones encontradas. Eso es cuestión de sentido común.

 Confiar ciegos en lo que se lee en los libros de Historia es un negocio riegoso. Cada uno cuenta como le fué en la feria y casi siempre la escribe el vencedor, calumniando sin medidas al vencido.

 Cuando pasen cien años de este debacle que tenemos en Cuba, habrá un libro que hable de cómo le robaron la casa a un cubano y habrá otro que hable de cómo un cubano se hizo de una casa, gracias a la ''revolución'' (sin mencionar que la casa fué robada a otro cubano). Habrá quien crea una versión y habrá quien crea la otra.

 Como pasatiempo y como una forma de preveer y evitar cometer errores pasados la Historia es útil. Pero utilizar el tiempo discutiéndola, cuando hay tantas cosas que hacer por Cuba, es una pérdida de tiempo ahora. Quiten su atención del pasado, enfoquen la vista en el presente y trabajemos para el futuro. Por favor, dejemos aparte los libros de Historia, que generalmente usamos para ''ganar'' en discuciones vanales, y dediquemos el tiempo a escribirla!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario