jueves, 14 de julio de 2011

Cuba, Comunidad Autonoma Española. La opinión de Robert Pedreiturria (otro cubano)

( Foto de Internet )


 Me complace poder participar en una discusión tan interesante.  Yo no pretendo imponer mi criterio, por eso no espero precisamente que mi criterio tenga que ser respetado, pero si espero que se me respete a mí mismo y que cualquiera que tenga una idea contraria a la mía, sepa defenderla, sin desacreditaciones y con el argumento textual de sus explicaciones.

 Yo no suelo escandalizarme ante ninguna idea anexionista. Desde José Antonio Saco hasta finales de la guerra de independencia hubieron muchos patriotas independentistas “de España” que a su vez eran anexionistas de “Estados Unidos”. Estados Unidos era para finales de 1850 todo un ejemplo de democracia algo que en el resto del continente no se veía porque decla independencia de España devinieron regímenes dictatoriales, disputas de poder y traiciones políticas. La constitución americana no hablaba de Nación por entonces, hablaba de pactos entre estados. Después de la guerra civil americana fue que la palabra “Nación” entró en escena, de manera que la idea de pertenecer a una constitución donde la prosperidad social sería garantizada (bajos impuestos, trabajo, libertades políticas y sociales) no escandalizaba a nadie, tan solo chocaba con las diferentes tendencias políticas de la Cuba colonial (independencia, anexionismo, reformismo y autonomismo). Para mi, desacelerar el nacionalismo cubano no es una traición al pueblo cubano siempre y cuando se piense en su benéfico. Sin embargo, hay elementos que yo diría que no se pueden pasar por alto. Primero yo señalaría la falsa globalización. ¿Por qué digo falsa? Simplemente porque no se puede esperar que exista una globalización fragmentalista porque ambos criterios se contradicen.

 Globalización hoy en día representa que sea mucho más fácil consumir productos de diferentes lugares del mundo, que el capital ya no pertenezca estrictamente a una nación específica porque este puede viajar, mudarse, expandirse y contraerse sin tener en cuenta fronteras sociales o políticas, pero no representa que los chinos puedan viajar libremente y votar por un gobierno global. Es decir que globalización es una farsa económica perfectamente montada que hace que el inversionista amplié sus horizontes y sea más antinacionalista que nadie. Por esta razón ya no creo que a las grandes potencias, supongamos a España entre ellas, tengan un interés real en asumir responsabilidades políticas y sociales en las naciones empobrecidas. Para ellos es mucho más factible utilizar sus fuerzas productivas y sus recursos desentendiéndose de asuntos como salud, educación, libertades civiles y la creación de instituciones del estado que sean funcionales.

 No recuerdo quién hablo de fuerza laboral, pero estuve meditando sobre ello. En el caso de Cuba entrara en el ciclo de país libre, en donde la inversión de capital tenga oportunidades reales y la libre empresa comience florecer, ¿qué nos puede hacer pensar que vamos a necesitar fuerza laboral exterior? Para mí eso es absurdo. Las plantillas laborales cubanas son infladas e ineficientes. En cuanto la empresa privada tome las riendas de la economía comenzaran los despidos. En aquel quiosquito de la esquina en donde solo se venden unas croquetas cada tres meses de pronto se venderá de todo y el administrador, el auxiliar de limpieza, los operarios de la cocina y el jefe de mantenimiento se convertirán en un mismo individuo capaz de ser más que suficiente para atender su negocio. La flácida estructura económica de la Isla de pronto comprenderá lo incompetente que es en realidad. Entonces los cubanos se reeducaran en la idea de que trabajar sí genera beneficios, solo que esta vez trabajar será mucho más difícil. Un país con una gran tasa de desempleo no es algo muy atractivo para ninguna nación poderosa, que por su parte si puede aprovecharse de la situación.
                               
 Antes de concluir quisiera exponer un par de ideas más. Esta en particular es sobre los Estados Unidos. Yo presiento al modelo administrativo de los Estados Unidos, así como el enfoque de su economía, inadoptable para una economía tan débil como la cubana. Se trata de un gigante tratando de entrar en una pequeña casita. Casi que lo puedo ver, “las paredes no aguantarán”. El sistema crediticio americano es tan eficiente como voraz y por otra parte, el concepto de seguros en Los Estados Unidos disipa la estabilidad incluso a niveles de su propio gobierno. Exponer a los cubanos a esas leyes de mercado, en mi opinión terminaría por hundirlos más. En ese punto España gana mis simpatías. La idea de estatutos constitucionales, al corte español, se me hace más tolerable dentro de la isla. Yo aprecio a las instituciones españolas en cuanto a organización y rentabilidad. Como un amigo me dijo una vez “España no es el problema, el problema son los españoles” Tal y como está organizada la sociedad española debería marchar a la perfección, pero todos sabemos que los políticos son los que cometen los errores en nombre de la sociedad, aunque esta última sea la que pague por tales errores. Claro que seguramente Cuba no estaría exenta de tales problemas asumiendo un modelo europeo, en este caso el español.

 Yo no veo completamente negativo la idea de una Cuba “Comunidad autónoma de España”, pero no veo a España muy capaz de aceptar las exigencias lógicas para que Cuba acepte nuevamente su papel de hija desterrada en las Antillas. Primero tal decisión debería ser sometida ante la opinión pública cubana y por supuesto ante la española. Como yo, desde esta posición, defiendo los intereses de mi Cuba, voy a exponer únicamente cuales serían los criterios, en mi opinión, que deberían ser defendidos por la parte cubana.

 Más de un ochenta por ciento debería estar de acuerdo. Ya conocemos una España fragmentada. Ya conocemos el nacionalismo vasco y secuelas dentro de la sociedad de ese país. A eso seguramente se refiere la palabra “tensión”. Cuba ya tendría que enfrentar muchos retos para tener que palearse con ese tipo de problema interno. Sería una carga muy pesada.
  1. A su vez, Cuba debería tener derecho a elegir “pertenecer o no pertenecer, durante un periodo cortos de al menos diez años”
  2. Cuba, por su situación económica, debería estar exenta de pagar impuestos a la Moncloa en los primeros diez años (algo que dudo sea aceptado). Solo debería hacer pagos de impuestos autonómicos.
  3. Los cubanos deberán tener voto en las elecciones españolas. O sea, participar en el gobierno junto a sus compatriotas peninsulares. De esta manera podrían velar por los intereses de su “Comunidad Autónoma”. (claro que si Cuba pelea por el punto tres y gana, el punto cuatro difícilmente sea concedido).
  4. Muchos otros…….
 Esa es la escena que yo veo. Una escena casi imposible y complicada. No olvidar que el gobierno de la península tendría sus intereses y no va a querer asumir responsabilidades civiles a cambio de nada. Todo es complicado. Un escenario de una Cuba independiente se me hace más posible, pero no más factible. Pienso que Ignacio Agramontes, patriota anexionista, se las vería muy negras ahora mismo ante un escenario tan desbalanceado, pero estoy seguro de que no se sentiría traicionado. Hombres ilustres hicieron muestra historia. No verían  nunca como aceptable, como lo harían seres simplistas, que se dejan arrastrar por nacionalismos o anexionismos, una opción que perjudique al bienestar de su pueblo. Yo espero que la mejor opción sea la que triunfe. De momento, todavía es necesario un colapso en la actual política de la Isla, algo que no parece tan probable como muchos creen.

El suicidio de un indignado. Por Michel Suárez

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Madrid
 | 14-07-2011

Cadáver del cubano Adonis G. B. en el tren de aterrizaje de un avión de Iberia. (EL PAIS)
 España se cae a pedazos, asegura en Cuba el Noticiero Nacional de Televisión. Las imágenes de un par de cargas policiales contra manifestantes violentos constituyen el bucle preferido de la televisión oficial. La cautiva audiencia casi se traga la idea de una exmetrópolis dantesca, de cinco millones de desempleados y pobreza generalizada. Y que, gracias a Dios, tenemos una isla sin FMI y sin recortes sociales impuestos, porque nuestra miseria, como se sabe, es tan verde como las palmas y eterna como el Sol.
 Si todo esto fuera así, ¿qué hacía el cadáver de un cubano de 23 años en el tren de aterrizaje del vuelo 6620 de Iberia que aterrizó el miércoles en Madrid?
 La alarma generada por la maquinaria informativa del régimen sobre las consecuencias de la situación europea, y particularmente española, forma parte de la bestialidad anticapitalista en su estado más puro. La manipulación de los medios cubanos propicia un sobresalto exagerado, que afecta la estabilidad emocional de los familiares de más de 100.000 cubanos que residen en España.
 Muchos de los datos sobre la situación económica española son ciertos, pero la prensa del régimen los utiliza fuera de contexto, incompletos, sin opiniones contrastantes y con imágenes extemporáneas y manipuladas. Y se olvida intencionalmente el alto nivel de protección social de un Estado de bienestar. Esto hace que las familias se preocupen, e intenten utilizar los escasos minutos de una llamada telefónica para contrastar lo que cuentan los medios de los cubanogallegos Fidel y Raúl.
 Pero, una vez más, el conductismo ramplón de la comunicología cubana hace aguas. Hace casi cien años que la teoría de la comunicación superó el behaviorismo y las teorías que actualmente rigen la información en Cuba. Sin embargo, en el Palacio de la Revolución aún no se han enterado, o no quieren enterarse.
 La prueba es que pese a la inquietud que artificialmente genera la prensa única, no se reduce la cola frente a la Embajada de España en La Habana (para viajar temporal o definitivamente), e incluso todavía hay quien cree que puede sobrevivir 7.578 kilómetros entre las ruedas de un avión.
 Estos ciudadanos, capaces de apostar por un país en crisis o colarse en un tren de aterrizaje con destino a la muerte con tal de escapar del absurdo, superan en indignación a cualquier español, griego o portugués.

CUBA ESPAÑOLA: UTOPÍA?. Por José Antonio Torrent-Aróstegui


( Foto de Internet )

 Para acudir OBLIGADOS a las multitudinarias manifestaciones de apoyo a la revolución, el gobierno le entrega a cada cubano una banderita de papel. Una vez cumplido con el compromiso de ir y aplaudir al ''máximo líder,'' los cubanos tiran la banderita cubana al suelo y le caminan por encima. No queda en Cuba, salvo un puñado de disidentes que se puede contar con los dedos de la mano, un solo cubano que piense en otro ideal que no sea irse de Cuba.  

 No queda del viejo fervor patriótico mas que un rechazo universal. No hay en Cuba un solo cubano que crea que la ''patria'' no está estrechamente ligada al proceso revolucionario y de ese proceso nadie quiere oir hablar. Llevan 52 años haciendo sacrificios por una patria que no les devuelve mas que miseria, penurias, muerte, exilio. Nadie quiere oir otro discurso patriótico y menos que se les hable del ideal de José Martí. Han sido tantos sinvergüenzas los que se han servido de él para hacerse con el poder y abusar desde él, que ya hablar de Martí en Cuba es como hablar del diablo.

 Nadie se preocupa por procurar un cambio, porque ya ese cambio se lo prometieron un centenar de veces y nunca se materializó. Los gobiernos surgidos del propio ejército libertador (mambí) resultaron siendo una pandilla de ladrones y de déspotas, como en los casos de Menocal y de Machado. La muy cacareada constitución de 1940 - la mejor de América, como todo lo nuestro - no nos sirvió de NADA. A doce años de firmada ya había un matón en las puertas de Columbia, derrocando a un gobierno legalmente elegido, e invocando a José Martí - una vez más - para justificar su acción, que obedeciá a un solo propósito: Enriquecerse desde el poder.

 Fidel Castro fué la última gran esperanza del pueblo cubano y Fidel Castro pasará a la historia como la mayor decepción que ese pueblo ha sufrido. En 52 años no se ha oido otro discurso en Cuba que los ''sacrificios'' que el pueblo le debe a la patria y de los esfuerzos que tiene que hacer para construirse un ''futuro mejor,'' que NUNCA llega. No es lógico que ese pueblo esté harto de este discurso? No es lógico que - recordando las experiencias pasadas de la república - no quiera regresar a ese mismo patrón? No es lógico que desconfíe de Estados Unidos, que tan mal sabor nos dejó con su injerencia en los asuntos cubanos durante el periódo republicano? Es totamente lógico!

 No es lógico también que a falta de una otra opción que no sean estas dos, trilladas y fracasadas, se retire el pueblo de toda lucha y prefiera correr a la primera embajada que les abra las puertas para salir corriendo del infierno que es Cuba? También es lógico. Sépase que desde que fué aprobada la llamada ''ley de la tercera generación'' por el parlamento español, más de 100 mil cubanos corrieron a reclamar la ciudadanía española, con miras de salir de Cuba.

 Muy bién. Pues que sepan los cubanos que hay una otra opción y es esta: Deshacer todos los errores del pasado, romper con todos los formatos caducos y estériles, regresar al seno de la PATRIA GRANDE, a España, y volver a ser una provincia española, autónoma, libre (que nada tiene que ver con independiente), próspera y con la vista fija en el progreso y en el crecimiento que se ha visto estancado y bloqueado (entiéndase por el propio gobierno de Cuba) por los últimos 52 años.

 He leído la palabra ''utopía'' en algunos de los comentarios dedicados a CUBA ESPAÑOLA y me pregunto: Habría una mayor utopía que imaginarse a Cuba, en 1940, con la tinta de la constitución aún fresca sobre el papel, como un satélite de la Unión Soviética? Y sin embargo, ahí tienen ustedes que si lo fuimos y por muchos años y a un precio enorme pagado por los cubanos. ''Comunismo en Cuba? Eso es una utopía!'' Así dijimos un día los cubanos. Hace 52 años que vivimos esa utopía!

 Utopía, amigos míos, es tomar el planeta Marte y hacer de él una colonia cubana. No hay nada de utópico en que el pueblo de Cuba actúe con sensatez y empiece a pensar en lo que le conviene y no en lo que le han dicho que le conviene por más de CIEN años perdidos. No más demagogia, por Dios! Independencia y libertad no van cogidas de la mano.

La estancia de los últimos 115 presos cubanos cuesta 12 millones de euros

EL PAÍS


( Una colaboración de Miguel Ángel)

El Gobierno paga 2.000 euros al mes por cada uno de los 762 disidentes y familiares

JOAQUÍN GIL - Madrid - 14/07/2011

"Esto no tiene precio". Ricardo González se expresaba así hace un año al enfrentarse a un plato de carne en el hostal del barrio de Vallecas (Madrid), donde llegó tras pasar siete años en las prisiones de La Habana. González, periodista de profesión, fue arrestado en virtud de una ley mordaza durante la oleada represiva de la primavera negra de 2003. Recaló en España en el primer contingente de disidentes y sus familiares, gracias a las gestiones entre Madrid, La Habana y el arzobispado de la isla. Hoy es libre.
"España se ha portado de maravilla con nosotros", dice un exrecluso
"Las ayudas no son un cheque en blanco", advierte el Ejecutivo
El Gobierno ha destinado, según cálculos realizados por EL PAÍS con informaciones oficiales, 12,6 millones de euros a mantener a disidentes que, como González y su familia, arribaron a España desde julio de 2010. Se han invertido 2.000 euros mensuales para promover la inserción de las 762 personas (115 antiguos presos y 647 familiares), que llegaron en el último año, según fuentes gubernamentales, que insisten en que este dinero "aspira solucionar una situación puntual y no es un cheque en blanco".
La partida procede de presupuestos de ayuda al desarrollo y pretende garantizar la subsistencia del colectivo en un país azotado por la crisis y con 4,9 millones de parados. El dinero lo han repartido las ONG Cruz Roja, Accem y CEAR, que han colaborado en la inserción del grupo.
Debido a la dificultad de encontrar trabajo (ninguno tiene empleo fijo), el Gobierno amplió a seis meses los subsidios, que rondan los 1.000 euros por familia y que se destinan al alquiler, manutención y necesidades básicas. "Estamos a favor de la prórroga del Ejecutivo, aunque debería ampliarse a refugiados de todas las nacionalidades", explica Estrella Galán, secretaria general de CEAR, que teme que el colectivo cubano concentre todas las partidas destinadas a los refugiados.
Entre los disidentes, la incertidumbre laboral es una constante. "Resulta complicado encontrar trabajo en España, he sido preseleccionado en varias ocasiones, pero al final no me cogen por mi edad", explica el periodista Julio César Gálvez, de 65 años. Perteneciente al Grupo de los 75, que es como se conoce a los 52 arrestados en 2003, Gálvez fue condenado a 15 años de prisión por expresar sus ideas a través de la disidente Radio Progreso, de la que era director. "El Gobierno español se ha portado de maravilla", concluye.
Desde julio de 2010, 11 disidentes se han ido de España -nueve a Estados Unidos, uno a Chile y otro a la República Checa- y otros partirán esta semana a Miami. La mayoría aceptó el estatus de protección internacional asistida, que conlleva permiso de trabajo y residencia y abre la puerta a la nacionalidad a los dos años.
El Gobierno concedió el asilo político a los que se consideran víctimas de la represión castrista. "Fui perseguido y estuve en la cárcel por mi forma de pensar", aseguró Ricardo González, que llegó a ser delegado en la isla de Reporteros sin Fronteras antes de ir a parar al hostal de Vallecas.