(Continuación y final)
Resulta difícil hacer una síntesis de este largo trabajo. Sin embargo, hay un par de párrafos que sí resultan ilustrativos, en su autojustificación, y complementan cuanto hemos visto hasta ahora:
No hay, ni hubo, ni seguramente habrá en ninguno de los actos producidos por nuestros coasociados, ni siquiera un indicio de que el Gran Oriente Español no coloca sobre su cabeza como cosa sagrada, la integridad de la patria; así lo han visto el Gobernador y el Juzgado en los infinitos papeles, libros de actas y copiadores de cartas de fechas corrientes y muy anteriores que han examinado. En ellos han encontrado, por el contrario, noticia de nuestras gestiones cerca de algunas potencias masónicas extranjeras, para ver de lograr que negaran el agua y el fuego a ciertas logias de Cuba, con ramificaciones en Puerto Rico, que maldicen de la soberanía española, y con las cuales jamás tuvo relaciones el Gran Oriente Español, que con ellas vivió y vive en guerra franca y abierta.44
Y más adelante añaden: “En el Gran Oriente Español, al cual pertenecieron y pertenecen tantos hombres de bien y tantas ilustraciones patrias, no caben filibusteros”.45
Para finalizar y a título de curiosidad resulta sintomático observar el nombre que habían adoptado algunas logias, sobre todo en Cuba y Puerto Rico. Así, por ejemplo, en Puerto Rico encontramos las que aluden a la patria, inequívocamente la española, al menos en algunas de ellas. Así, por ejemplo:
Lealtad Española, Legalidad Española, Fraternidad Española, Patria, Elegidos de la Patria, Hijos de la Patria..., no faltando las que se refieren a personajes españoles, como: Palafox, Pi y Margall, Alfonso XII, Alfonso XIII, Conde de Aranda, Covadonga, Dos de Mayo, Isabela, Lanuza, Reina Regente…
Otro tanto podríamos decir de las logias españolas de Cuba en las que encontramos títulos distintivos tan característicos como: Amor de Zaragoza, Bética, Calatrava, Cervantes, Comuneros de Castilla, Cuba Española, España, García Vao, Hijos de Zaragoza, Hesperia, Iberia, Madrid, Méndez Núñez, Morayta, Numancia, Padilla, Pi y Margall, Sagunto, Unión y Patria, Unión Latina, Unión Ibérica, Unión Hispano-Americana, Zara- goza…46
Conclusión
A modo de conclusión se puede decir, con Pere Sánchez Ferré, que el Gran Oriente Español y, en general, las demás obediencias españolas, aspiraron a integrar plenamente las colonias a España, como miembros de pleno derecho, y no como ciudadanos de segunda o con un status particular que pudiera favorecer su alejamiento de la Metrópoli. En nombre de la fraternidad universal y de un federalismo confusamente elaborado, se mostraban enemigos de independencias y autonomías, porque, decía Morayta, suponían “un retraso en el camino del progreso”.47
Por otra parte, al menos en el caso antillano, tampoco la actitud de las masonerías autóctonas era uniforme en su “independencia”. Pues no había unidad de criterios en torno al Supremo Consejo de Colón, cuyas logias se agrupaban en la Gran Logia de Colón e isla de Cuba. Un sector de masones era partidario de la simple autonomía, un segundo defendía la lucha armada para conseguir la independencia y un tercero se inclinaba por la anexión a los Estados Unidos.48
Si en Cuba los masones peninsulares eran enemigos de la independencia, en Filipinas todos los esfuerzos fueron dirigidos a que el Archipiélago lograse tener representación parlamentaria, al igual que la disfrutaban Cuba desde 1876 y Puerto Rico desde 1871.49
Morayta y su obediencia pedían que se aplicara en la colonia la Constitución de 1876, la Ley de Prensa y la de Asociación. En una palabra: asimilismo. Esa era la política del Gran Oriente Español y de las otras obediencias en Filipinas y en la Metrópoli.50
Sin embargo, la estrategia asimilista atrajo a la masonería, por igual a filipinos asimilistas y a independentistas, porque jugando la carta reformista podían acercarse a la masonería española, la cual,- creían -, podía abrir muchas puertas en España.
Por lo que respecta a Puerto Rico, el profesor Ayala, ha sintetizado con gran precisión las diferencias que separaban las dos masonerías allí existentes, a saber, a) el origen de ambas, uno americano-cubano, otro puramente español; b) el Rito masónico en el que trabajaban, el Escocés puro, y el Escocés rectificado; c) la finalidad de sus trabajos, españolistas unos, según las propias fuentes masónicas, separatistas otros, según sus oponentes; d) su composición social ,- seguramente,- más peninsulares en una, criollos en exclusividad en otra; y e) la disputa del mismo territorio masónico.51
En esta disputa del “territorio masónico” por las masonerías autóctonas frente a las masonerías peninsulares o viceversa, es posible que en las denuncias de estas últimas hubiera una cierta exageración o incluso manipulación dada la rivalidad existente; rivalidad que también se había dado dentro de las masonerías propiamente cubanas. Por ejemplo, ya en 1859, la Gran Logia de Colón acusó al Gran Oriente de Cuba y las Antillas por su carácter netamente independentista.52
Más tarde, en 1874 y antes de que las masonerías peninsulares “españolistas” se instalaran en Cuba y Puerto Rico, la masonería allí implantada fue duramente atacada por la prensa local, especialmente por La Bandera Española, de Santiago de Cuba, El Mundo y La Voz de La Habana, de La Habana, y por el Boletín Mercantil de Puerto Rico, donde la masonería de Colón fue tachada, a su vez, de independentista.
A estos ataques de la prensa españolista de las Antillas respondió la Gran Logia de Colón, ese mismo año de 1874, en un folleto titulado Justa Defensa de la Francmasonería del Gran Oriente de Colón:
Los que tachan a la Masonería de Colón de separatista son incapaces de comprender los inmensos males que hubieran sobrevivido a la causa de España en la Gran Antilla, si la verdadera masonería hubiese dejado a la irregular invadir todo aquel territorio... Podemos decir sin embozo y con la frente muy erguida que nuestras liturgias no son las liturgias del Dr. Castro, ni nuestras tendencias son sus tendencias... y a La Bandera Española de Santiago de Cuba... que la masonería de Colón desconoce en absoluto la citada reunión del 4 de agosto de 1867, compuesta de todos los cabecillas del filibusterismo... Quererle imputar a una colectividad un hecho aislado cualquiera de uno de sus asociados, es un grave error.53
Sin embargo, al menos hasta 1879, hubo en la Gran Logia de Colón manifestaciones en defensa de la unión a la Madre patria española. El propio Gran Maestre de la Gran Logia de la Isla de Cuba, cuestionó que la autodenominada “por antonomasia y con injusticia Masonería española”, fuera la única agrupación que respetaba en Cuba la integridad de la patria denunciando el simple recurso de ampararse en una patriotería trasnochada.54
Al mismo tiempo, manifestaba que el hecho de existir en Cuba una Gran Logia Independiente no implicaba un peligro para la unidad de la patria, de la misma forma que no peligraba la unidad por existir en La Habana “Academias, Universidad, Ateneos, Cole- gio de Abogados, y mil y una cofradías, empresas e Institutos, enteramente libres de toda dependencia de sus iguales de la Península”.55
Sólo será a partir de la unificación de las obediencias cubanas en la Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba, en 1880, cuando termine por definirse claramente la exis- tencia de dos bandos masónicos enfrentados: por un lado, la masonería de obediencia cubana o insular, y por otro, la masonería española o peninsular. Sin embargo, comenta José Manuel Castellano “no hemos detectado ninguna declaración masónica de la Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba encaminada a la exaltación de la independencia política de la Isla”.56
De todos modos, añadirá ser lógica la existencia de tal documento, pues de lo contrario, ello hubiera puesto a la institución fuera de la legalidad establecida y sufrido el hostigamiento de las autoridades. No obstante reconoce que no deja de ser curioso, por ser un dato reiterado en sus argumentaciones defensivas, la poca claridad e incluso la utiliza- ción de toda una conceptualización evidentemente ambigua en torno a los términos: Madre patria, provincia, guerra civil y fratricida, etc.
Por su parte la actitud de la masonería española en las Antillas y en Filipinas, ante la amenaza de emancipación o independencia colonial, fue inequívoca. Los testimonios de logias, masones y publicaciones masónicas (boletines, revistas y periódicos) son abundantes y nos muestran con fidelidad y rara unanimidad, -dentro de la diversidad masónica- , la defensa de una política colonial asimilista y en modo alguno revolucionaria. Y lo más importante es que los documentos que lo testifican son internos de las logias, no emitidos para ser conocidos por los “profanos” o no masones, ni justificativos, por consiguiente, de cara a la opinión pública.
Bibliografia:
Hola a todos, quiero informarles, que el propósito de publicar este artículo gigante sobre la masonería y que tuve que dividir en 5 partes, es para tener otras opiniones sobre ella, pues siempre generalizamos diciendo que los masones son los causantes del desastre del 98 y de todas las guerras en Cuba y aquí se nos aclara que era solo una parte de la masonería, o sea, había una masonería podemos decir Peninsular, que estaba a favor de una España unida y la insular cubana y puertorriqueña, que estaba conspirando y luchando por la separación. En Cuba Española necesitamos el apoyo de todos los españoles y cubanos para nuestro propósito del referendo por el SI a la Comunidad Autónoma de Cuba y debemos estar abierto a todas las opiniones. Aunque no estemos de acuerdo con la masonería todos son bienvenidos. Un abrazo
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