El otro día recibimos una carta anónima desde Cuba de alguien que necesitaba una información sobre la nacionalidad y ciudadanía de Cuba antes de 1898 y hoy tenemos la colaboración de un abogado español fiel seguidor del Blog Cuba Española. Para refrescarles la inquietud del Anónimo cubano, aquí les pongo el enlace del artículo:
Interrogantes sobre nacionalidad y ciudadanía en Cuba antes de 1898. Por un Anónimo desde Cuba
Ahora la colaboración de este abogado español:
Hola José Ramón, lo primero Feliz Año Nuevo.
He leído hoy el enlace que colgaste en Facebook sobre la carta que te ha escrito un señor de Cuba preguntando una serie de cuestiones y me parece muy interesante. Por si puedo ayudar te escribo lo siguiente para que se lo traslades al señor que te ha escrito:
Actualmente la única ley aprobada y que reconoce el derecho a pedir la nacionalidad española, es la correspondiente a la ley de memoria histórica (Ley 52/2007), que en su articulado reconoce la nacionalidad española a los descendientes de los exiliados de la guerra civil española hasta segundo grado consanguíneo, es decir: nietos.
La autonomía reconocida a todos los ciudadanos cubanos antes de la perdida de Cuba se entiende extinguida desde el momento de la renuncia de todos sus derechos por parte de España en el tratado de París, no obstante ese tratado fue firmado por USA y España no por Cuba que no existía realmente como Nación, además aunque fue firmado por la Reina Regente de España el tratado NO FUE aprobado por las Cortes Generales que la rechazaron de pleno.
Lo que quiero decir es que hay suficiente materia como para poder presentar una demanda ante la Audiencia Nacional, que entiendo sería la Magistratura que debería ocuparse de esto, por parte de cualquier ciudadano cubano a través de un abogado español y solicitando el reconocimiento de la nacionalidad española en base al Estatuto de Autonomía aprobado antes de la separación por la fuerza de Cuba y España, y que fue suprimida de manera traumática debido a la guerra. No existe ningún tipo de jurisprudencia al respecto porque nunca antes nadie ha presentado una demanda en este sentido.
El mero hecho de ser admitida a trámite semejante demanda tendría una repercusión mediática a nivel mundial, aunque veo difícil que prosperara, la repercusión mediática sería extraordinaria.
Respecto a todo lo que pregunta de cómo sería el futuro de Cuba en la España actual, o de cómo serán tratados los nuevos ciudadanos españoles de Cuba y su representación en las Cortes Generales y responsabilidades de Gobierno a nivel Nacional o Autonómico, todo eso lo dejo en tu mano. Aunque de mi parte le puedes transmitir que para los españoles, Cuba y los cubanos son especiales, nunca serían ciudadanos de segunda como no lo son ahora los cubanos que ya residen en España.
Para finalizar te indico que lo único que habría que lograr es que uno o un grupo de cubanos que simpaticen con la causa y que residan en España presentaran la demanda.
Un abrazo Jose Ramón y cuídate mucho
Pedro
Un ateo que marca x para la Iglesia Católica
ResponderBorrarSi es reprochable empezar hablando de uno mismo, también será esclarecedor decir de entrada que mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales:
1ª. Ante las privaciones de muchos seres humanos (no solo en países subdesarrollados), es natural fomentar la ayuda y la cooperación. Que se describan con palabras como solidaridad, compasión, justicia o caridad es lo de menos; lo crucial es canalizarlas a través de organizaciones eficientes.
Ya sé que existen las recientes criaturas llamadas oenegés, pero cómo negar el papel histórico de las misiones católicas y de Cáritas en ese terreno. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.
2ª. Para explicar la idea de Europa -y no digamos la de España- a un extraterrestre, sería imposible obviar el catolicismo. Entre nosotros, terrícolas, sería fatigoso desgranar su legado intelectual, arquitectónico, ético y artístico. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.
3ª. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jacta de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica, no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria.
A este respecto, permíteme que comparta esta decisión del DGRN que fue publicada
ResponderBorraren la Gaceta de 8 de abril de 1900. El vínculo en Google books que pueden copiar y pegar en el buscador es
http://books.google.com/books?id=r3FDAAAAIAAJ&pg=PA150&dq=naturalizac...i%C3%B3n+no+se+renuncia&hl=en&ei=qiglTd2IG8qr8Aa5scnQAQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCMQ6AEwAA#v=onepage&q=naturalizaci%C3%B3n%20no%20se%20renuncia&f=false
P.D.
ResponderBorrarEs interesantísimo que un tratado de paz por el cual España
perdió casi la mitad de su territorio y hasta 10 millones de sus nacionales no haya provocado más denuncias ante los tribunales de la
nación. Parece ser que el español
estaba acostumbrado a resignarse
a estos abortos de la naturaleza.