Quizás más de un ceutí tenga sangre cubana. Esta convicción se basa en el Archivo Municipal de la Ciudad, donde existen multitud de empadronamientos de cuyo lugar de nacimiento es La Habana, Cuba. Francisco Sánchez, historiador e investigador ceutí, pudo comprobarlos en el padrón de finales del siglo XIX en el proceso de elaboración de un estudio sobre la historia de la fotografía. “Seguramente muchos se quedaron y, quién sabe, tal vez alguno de nosotros seamos descendientes de cubanos”, se aventuró Sánchez.
Los presos cubanos que cumplieron condena en Ceuta desde 1895, con sus respectivos nombres y apellidos así como fechas de ingreso y la provincia cubana de donde procedían, quedan plasmados en una obra titulada ‘Prisioneros y deportados cubanos’, que por fortuna Sánchez pudo recuperar de una librería de ejemplares antiguos y raros en Sevilla. En estas memorias se detallan un total de 607 cubanos deportados a Ceuta, de los cuales 102 son por causas políticas, 450 como presos de guerra y un total de 55 fallecieron en el hospital ceutí.
Esta obra lo escribió el joven Pablo de la Concepción, quien era sargento del Quinto Cuerpo del Ejército libertador cubano. Las memorias comienzan en marzo de 1896 cuando con 18 años, estaba luchando con su regimiento en la zona sur de la provincia de la Habana, en Guanimar en la zona de Alquízar y fue hecho prisionero por los españoles. Cuenta su calvario como preso en La Habana, su consejo de guerra y condena a muerte que fue conmutada por su deportación a Ceuta, y concluyen estas memorias cuando queda en libertad en 1898 y vuelve a Cuba. Aunque “es de suponer que no todos los cubanos volvieron a la isla”, mencionó el historiador.
El Desastre de 1898, por el que España pierde Cuba como colonia tras la batalla naval que la enfrentó con Estados Unidos, es posterior a los diarios en los que De la Concepción plasmó sus calamidades en la ciudad ya que la derrota española permitió el retorno de exiliados y presos políticos a la isla caribeña. La revolución del pueblo cubano se oponía a la ocupación española, por lo que fueron muchas las personas que acabaron con sus huesos en prisión por defender la devolución de la isla a sus ciudadanos.
El volumen, que consta de unas 500 páginas aproximadamente, incluye detalles curiosos, como la descripción de su traslado a España o su llegada a Cádiz, desde donde caminando llegó junto a sus administradores a Algeciras, para después embarcar hacia la ciudad. El autor también esboza su impresión al pisar tierra ceutí, así como a sus gentes y las calles por las que transitó en su camino a la prisión.
Las memorias contienen todo tipo de detalles la fortaleza del Monte Hacho y la vida de los presos y las cadenas que llevaban según la condena, en definitiva, de cómo fue la vida de estos deportados cubanos en la prisión. “La verdad, son dignas de admiración. Con qué entereza soportaban las vejaciones, insultos, trabajos y toda clase de maltratos”, comenta el historiador. El relato del independentista latinoamericano no está exento de los intentos desesperados de fuga de la prisión por el mar o a través del campo.
En una dedicatoria de su autor, Pablo de la Concepción, explica la finalidad de su publicación: “El verdadero objeto de este libro no es otro que dar a conocer al pueblo cubano los sufrimientos experimentados por los prisioneros de guerra y deportados por medida gubernativa, que el Gobierno de España recluyó en Ceuta durante la Guerra de la Independencia”.
Tras escribirlo, su intención era entregar el manuscrito en el Archivo Nacional de Cuba, para que quedara constancia de los sufrimientos de estos cubanos, pero el brillante escritor cubano Manuel García Garófano, le animó y le escribió el prólogo de este libro.
Un recluso que ejercía en el hospital de la Plaza de los Reyes
De los 607 cubanos deportados a Ceuta desde 1895 a 1898, 102 era por causas políticas por lo que no se trataba de presos comunes, es decir, delincuentes. Muchos tenían profesiones liberales y eran médicos, periodistas o abogados, enumera Francisco Sánchez, historiador ceutí: “era gente preparada”.
Uno de los presos era un médico de bastante prestigio, hasta el punto de que ejerció en el hospital de la Plaza de los Reyes, según los datos proporcionados por Sánchez. “Estaba encarcelado pero como el Gobierno español conocía su renombre, y como no podía escapar de Ceuta, ejercía su profesión”, destacó el historiador.
Una vez Pablo de la Concepción arriba a Cádiz, alcanza Algeciras a pie, un trayecto que cubre en unos cinco días. El barco con el que alcanzaron la costa ceutí se quedó fondeado en la bahía y en un barco pequeño accedieron al muelle que, por aquel entonces, se situaba por debajo del puente Almina ya que entonces había un brazo de mar, describió Sánchez. De la Concepción escribe en sus memorias sobre la belleza de la ciudad pero, al pasar por el Revellín, comprueba que unos presos tiran de un carro. Uno de ellos levanta la cabeza y mira al autor, motivo por el que recibe un vergajazo y piensa que eso es lo que le espera durante su estancia en la ciudad.
Sánchez intervino en un congreso sobre la masonería en La Habana
“Siempre me ha interesado el tema de los independentistas latinoamericanos traídos a Ceuta, y encarcelados en la fortaleza del Monte Hacho”, confiesa Francisco Sánchez, investigador e historiador ceutí. Hace dos años visitó Cuba para tomar parte en un congreso sobre la relación entre España y Latinoamérica en relación con la masonería. Durante su estancia en La Habana visitó la Biblioteca Nacional, “todo un tesoro”, recuerda, y pudo consultar algún que otro libro sobre la historia de los autonomistas cubanos traídos a las prisiones españolas, entre ellas a Ceuta. “Aquello la verdad me interesó bastante y desde aquel viaje he estado investigando y buscando datos, para tal vez en algunos años, publicar un libro sobre este tema del que desconocemos tanto”, adelanta el historiador, quien se ha convertido en uno de los referentes en la conservación de la memoria histórica ceutí a través de su bibliografía, colaboraciones en este diario y su labor como conferenciante que ha demostrado en diversos foros.
Una “joya” rescatada de entre los fondos de una librería de Sevilla
Cuál fue la sorpresa del historiador Francisco Sánchez cuando, de entre los fondos de una librería de volúmenes antiguos, recuperó un ejemplar en el que, al leer las primeras líneas, comprendió que tenía una obra muy especial en sus manos. “El precio fue bastante cuantioso, pero creo que mereció la pena pagarlo”, recuerda el ceutí.
“Hace unas semanas, estando en Sevilla, a la que voy con cierta frecuencia, en una de mis visitas obligadas a las librería de libros viejos, donde encuentro cosas muy interesantes sobre la historia de nuestra ciudad, tuve una agradable sorpresa, de encontrarme con esta joya, transformada en unas interesantes memorias”, relata Sánchez.
El historiador cuenta que fue toda una casualidad: “¡Hombre, había que estar allí buscándolo!, tras estar toda la tarde de visita por estas librerías, encontré el titulado ‘Prisioneros y deportados cubanos’, al principio no le presté demasiada atención ya que el título nada indicaba que fuera totalmente sobre Ceuta y pensaba que era un libro más sobre el numero de preso deportados a España”.
http://www.elfaroceutamelilla.es/content/view/28728/62/(Escrito de, "El faro digital.es")
Colaboracion de Francisco por Internet.