Del Blog Buena suerte viviendo
“Trajes de dril blanco, impecables; solitarios de brillantes, camisas de seda; paseos en automóvil por el Prado; visitas por lo alto (…) y por lo bajo; mujeres cuajadas de brillantes; residencias palaciegas; criados de librea, mansiones, pieles de oso blanco por los suelos; jardines; roof gardens con bailarinas; salas de juego; champagne…” (José Antonio Ramos en Las impurezas de la realidad)
En el mismo año en que los Menocal discuten los detalles de esta mansión a la entrada de El Vedado, había una miseria generalizada en el pueblo cubano. En 1921 el valor total de la zafra fue de 273 millones de pesos, mientras que el año antes había sido de mil millones de pesos aproximadamente.
La monografía El Vedado (1850-1940). De Monte a Reparto (Centro Juan Marinello, La Habana, 2003), del sociólogo chileno Jorge Pavez Ojeda, forma parte de los libros sobre la evolución histórica de este barrio de La Habana: “El Vedado como territorio aparece y se difunde en el imaginario habanero como un territorio de exclusión…las revoluciones cubanas (1895, 1933, 1959) constituyen momentos de importantes reordenamientos y redistribución de la población en el espacio urbano y, por consiguiente, de reapropiación de El Vedado por nuevos grupos, mientras que parte de los grupos asentados anteriormente huyen de estos cambios sociales hacia otros espacios que les aseguren estabilidad y protección de su riqueza”.