YORKTOWN, «LA BATALLA QUE CAMBIÓ EL CURSO DE LA HISTORIA»
Sumario del Capitulo VIII titulado «La Contribución Cubana a la Victoria de Yorktown» de la obra «Vidas Cubanas--Páginas de la Historia de Cuba» escrito por el distinguido Historiador cubano, Eminente psicólogo y profesor de la Universidad Católica de Santo Tomas de Villanueva, el Dr. José Ignacio Lasaga, autor de este excelente, didáctico y utilísimo libro.
"Al rendirse Lord Cornwallis ante las fuerzas del Ejército Continental (mandadas por George Washington), la independencia de los Estados Unidos había quedado asegurada”.
Todos los autores están de acuerdo que esta batalla, la de Yorktown, fue la que mas contribuyó, decidió, que este país (EEUU) pudiera hacerse libre y lograra su independencia.
SITUACIÓN PREVIA A LA BATALLA
"La gravísima crisis del Ejército Continental en estos momentos ha sido elocuentemente descrita por el historiador norteamericano Jean-Henri Clos: "El general en jefe, al frente de un Ejército mal alimentado y medio desnudo, había defendido la causa de la Revolución por seis angustiosos años. En este momento solo contaba con TRES MIL "continentales", fuerza demasiado débil para combatir el bien entrenado y bien equipado Ejército de 10 MIL hombres que el general en jefe británico, Sir Henry Clinton, tenia en Nueva York. Durante la primera mitad del año 1781 Washington no podía pensar en hacer mucho en el Norte, y era muy poco lo que podía hacer para ayudar al Sur.”
CUANDO NADIE PODÍA AYUDAR A LOS AMERICANOS
"La urgente ayuda económica que necesitaban los Ejércitos americano y francés no podía venir del propio país en que estaban luchando, por hallarse temporalmente arruinado como consecuencia de una guerra que ya iba durando más de seis años. A pesar de que el gobierno español había auxiliado muy generosamente a la Revolución Americana en distintas ocasiones, en el verano de 1781 no podía, por el momento, esperarse más dinero de Madrid. Así se lo comunicaba el presidente del Congreso Thomas McKean al general Washington el 12 de agosto". "En la reunión que celebran el Conde de Rochambeau y el General Washington en la ciudad de Hartford se llega a la conclusión de que para ganar la guerra es imprescindible pedirle a Luis XVI, mas BARCOS, más HOMBRES y más DINERO.”
LOS BARCOS
El 22 de marzo de 1871 sale de Brest y después de derrotar a una escuadra inglesa la flota del Admirante francés de Grasse toma Tobago, así llegando a las Antillas. "Al conocer la grata noticia de la llegada" de Grasse y su flota, "Washington empieza a vislumbrar que ya esta próximo el final de la guerra. La flota francesa del Atlántico aseguraba ya la superioridad de las fuerzas aliadas sobre los ingleses”.
LOS HOMBRES
"pero Washington necesitaba mas soldados de tierra para garantizar la victoria" y a través de Rochambeau pide a de Grasse ayuda y este "accediendo a la solicitud logra que el gobernador de Saint-Domingue (hoy Haití) le permita llevarse 3000 hombres de las fuerzas francesas que estaban acuarteladas en la Isla" pero " con la condición de que estén de regreso antes de fines de octubre "y esto obligara a Washington, a Grasse y a Rochambeau a acelerar la ejecución de sus planes”.
EL DINERO
"El principal problema QUE QUEDABA POR RESOLVER era el económico". "El papel moneda emitido por el gobierno de los Estados Unidos había llegado a no tener prácticamente ningún valor. Lo único que valía en aquel momento en la América del Norte era las monedas de plata o de oro, y especialmente el peso español”.
"Desde el punto de vista económico la situación de los Ejércitos francés y americano era, por otra parte, sumamente angustiosa". El 27 de agosto el general Washington envía desesperado, el siguiente mensaje al intendente del Ejército americano:
"Le ruego que, de ser posible, facilite, el pago de un mes de sus haberes a las tropas que tengo actualmente a mi mando. Parte de esas tropas no han recibido pago alguno en largo tiempo y han mostrado en varias ocasiones marcadas señales de descontento".. "Al día siguiente le contestaba" el intendente "Mr. Morris a Washington que creía que no era posible complacerlo”.
"Francia había ofrecido enviar una cuantiosa ayuda económica a las tropas del Ejército Continental" pero por dificultades logísticas de entrega no llegarían a tiempo. "Estas fueron, las razones que movieron al conde de Rochambeau, a pedirle al Admirante Grasse que tratara de reunir" la respetable suma necesitada. Grasse "acudió a un alto funcionario español Monsieur de Saavedra quien "le informó al almirante que daba por seguro que podía obtenerlo en la Habana, de fuentes publicas y privadas”.
"De acuerdo con esta indicación, en los últimos días de julio vemos salir a la veloz fragata "Aigrette" con dirección a la capital de Cuba, en busca de lo que el historiador francés Jean-Jacques Antier ha llamado "EL TESORO DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA”.
"Para suerte de la Revolución americana, el gobernador de Cuba en aquellos momentos era don Juan Manuel de Cagigal, CUBANO DE NACIMIENTO (español nacido en Cuba, Cuba era España, no un país, no diga barrabasadas J.R.M.) y educación, uno de los héroes de la batalla de Pensacola y gran admirador de Jorge Washington y de la causa por la que este luchaba”.
"La cantidad que Grasse pedía como préstamo ( 1,200,000 libras tornesas) fue reunida en un brevísimo espacio de tiempo, al parecer en uno o dos días. En "dos importantes documentos contemporáneos se sostiene que provino por entero de fuentes privadas. Esto es lo que dice el conde de Vaugreuil, capitán de uno de los barcos de la escuadra que mandaba el conde de Grasse. He aquí sus palabras:
"No había dinero en el tesoro: se lo habían llevado tres barcos de guerra que acababan de salir para Europa. Pero en cuanto se supo en la ciudad la misión que traía la fragata, los hombres de negocios se apresuraron a reunir la suma que se necesitaba, y en dos días la fragata pudo partir. El mayor de Vaugirauld, alto oficial que iba en el buque insignia de la escuadra, junto al admirante Grasse repite la misma historia en el informe que tenia que rendir y que se conserva en forma manuscrita en los Archivos nacionales de Francia”.
Para comprender la importancia de la suma recogidas en la Habana, con 1200,000 libras tornesas se podían pagar todos los sueldos de un destacamento de 5000 hombres por espacio de cuatro meses.
"El "Diario de un Oficial" que se publico en Amsterdam en 1783 obvio que escrito por Grasse "apunta lo siguiente: " Debe decirse, en honor de los vecinos de la colonia que todos estuvieron dispuestos a hacerlo; y que hubo hasta señoras que ofrecieron sus diamantes”.
"Al narrar estos hechos, el historiador norteamericano Stephen Bonsal ha dicho, en gentil frase, que las 50,000 libras que compartió Rochambeau con las fuerzas de Washington y la crecida suma que lograron reunir los habitantes de la Habana pueden ser consideradas
"COMO LA BASE EN dólares SOBRE LA QUE SE LEVANTÓ EL EDIFICIO DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA"
YORKTOWN, "LA BATALLA QUE CAMBIÓ EL CURSO DE LA HISTORIA
"Washington, que se hallaba acampado en West Point, iniciaba, a toda velocidad, la marcha hacia Yorktown. Al entrevistarse con el almirante Grasse, el 17de septiembre, camino de Yorktown, el general Washington le entrega unas notas en que, hablándole de la importancia de la gran batalla que están planeando, le dice:
"La paz y la independencia de este país y la tranquilidad general de Europa saldrán de nuestro completo éxito. Nuestra desgracia, el triunfo del enemigo y la probable ruina de la causa americana saldrán de nuestro fracaso”.
"En los días que siguen a la capitulación de los ingleses, el conde de Richambeau, en su carácter de jefe de las fuerzas aliadas del Ejército Continental, escribe emocionado dos importantes cartas. La primera, lógicamente, al ministro de la guerra de su país, anunciándole la noticia de la gran victoria. La segunda, al conde de Aranda, embajador de España en Francia, para darle las gracias por la ayuda prestada por "los españoles" en relación con la batalla de Yorktown, y para pedirle que el Rey Carlos III le exprese su satisfacción por esta ayuda
"al señor Solano, al señor gobernador de Saint-Domingue Y A LOS VECINOS DE LA HABANA”.
Bibliografía: