Se refiere entre otras a la captura de esclavos durante la expedición castellana llevada a cabo por Gonzalo Pérez Martel en 1393, que figura en la crónica de Enrique III, en donde se dice que apresaron en esta isla (Lanzarote) a más de 160, personas, incluyendo el rey y la reina. Estos antecedentes son el fundamento sobre el que se aceptó la celebración del citado pacto de protección entre majos y franceses, y por el que les autorizaron a instalarse en sus tierras para que construyeran una torre que con el tiempo se transformaría en un asentamiento permanente, y parte de lo que más tarde será El Castillo de Rubicón.
Aunque los hechos acaecidos en los dos ámbitos geográficos (Canarias y Antillas) fueron muy diferentes, el Dr. Tejera considera que en el pacto de Colón y el cacique Guacanagari existen rasgos que recuerdan el sellado entre aquellos, lo que permite definirlo también de ese modo, no sólo por ser uno de los aspectos más destacados que llevaba implícito estos actos, sino porque la idea de protección se halla presente asimismo en algunos cronistas americanos, cuando se refieren a la manera en la que se establecieron estas primera alianzas de castellanos y taínos definido con el termino de alianza defensiva, según Ramos Gómez que cita el profesor Tejera en una nota del texto.
Como es bien sabido, sellado en la residencia del cacique del Marien (La Española) se debió al naufragio de la nao Santa María, encallada la noche de diciembre de 1492, y fue preciso construir un campamento en tierra denominado El fuerte de Navidad en el mismo territorio del jefe taíno. Debido a este accidente, la embarcación quedó completamente inservible, por lo que el Almirante se vio en la necesidad de solicitar su amparo y protección…
Más tarde estos pactos serían incumplidos, tanto allí como aquí (Diego de Herrera y los guanches de Tenerife en la torre de Añazo, construida por los castellanos, 1450), como allí. El de Colón y Guacanagarí, igualmente, lo que unido a las disputas entre los hombres que quedaron en el citado establecimiento, enfrentados a los taínos del lugar motivaron la muerte de los conquistadores y arrasado el lugar. Es imprescindible volver a citar aquí otro trabajo de investigación de los pre-historiadores canarios, Dr. Alfredo Mederos Martín y Lic. Gabriel Escribano Matos, publicado en “Canarias-América, América-Canarias”, Edición La Prensa-El Día, 6 de febrero de 1999, bajo título “Sociedades indígenas insulares. Taínos y Canarios”. Con asesoramiento editorial de los Drs. Hernández González y De Paz Sánchez de esta Universidad, su contenido ratifica lo expuesto en este apartado en sus aspectos fundamentales.
Se hace evidente que una parte concreta del contenido de lo que aquí se expresa, nos hará reflexionar, sin duda, en torno a la invasión inmigratoria que ahora sufre el mundo desarrollado por gentes de variopinta procedencia (en principio camino de Norteamérica y de la Europa Comunitaria). Si bien nos hace recordar la odisea de nuestros antepasados hacia América continental o Las Antillas y singularmente a Cuba (hoy protagonista, pero por otros motivos)
Está suficientemente constatada la presencia de habitantes de Islas Canarias en la denominada cariñosamente "la Perla Antillana": Cuba, desde el mismo momento de la conquista de la isla por los castellanos a principios del siglo XVI.
Se hace evidente que una parte concreta del contenido de lo que aquí se expresa, nos hará reflexionar, sin duda, en torno a la invasión inmigratoria que ahora sufre el mundo desarrollado por gentes de variopinta procedencia (en principio camino de Norteamérica y de la Europa Comunitaria). Si bien nos hace recordar la odisea de nuestros antepasados hacia América continental o Las Antillas y singularmente a Cuba (hoy protagonista, pero por otros motivos)
Está suficientemente constatada la presencia de habitantes de Islas Canarias en la denominada cariñosamente "la Perla Antillana": Cuba, desde el mismo momento de la conquista de la isla por los castellanos a principios del siglo XVI.
Una vez finalizado el proceso colonizador de las Islas Canarias e iniciada la nueva estructura social, sus habitantes y pobladores comenzaron a mantener una relación constante con los nuevos territorios colonizados por España en el denominado Nuevo Mundo. Entre aquellos quedan incluidos muchos de los aborígenes canarios que superaron el trance del encuentro cultural, cuya contribución se entiende como la prolongación de la pauta seguida por los castellanos en el proceso conquistador en las mismas islas. Los aborígenes cristianizados y adaptados al nuevo "status" colaboraban en las campañas bélicas, como soldados, intérpretes o informadores, en las demás, siendo destacadas las intervenciones de Augerón en el Hierro, Antón El Guanche en Adeje, Fernando Guanarteme oriundo de Canaria para Tenerife o Añaterve de Güimar, durante las escaramuzas en esta última isla, y la princesa Gazmira en La Palma, valiosísimos colaboradores para la reducción de sus hermanos de raza, así constatado y probado fehacientemente. Más tarde se hace extensiva en América, con carácter general, siendo destacable la participación de aborígenes palmeros en la conquista de los territorios del río Magdalena en la actual Colombia, movilizados y al mando de Pedro Fernández de Lugo, hermano del Adelantado de Canarias o la de Diego de Hortal por el Orinoco, amén de otros casos aislados, citados por los propios colonizadores en sus escritos, como los referidos a gomeros protagonizando hechos constatados en el Golfo de Paria como hábiles pescadores de perlas, en competencia con peninsulares…
Es conocido que la fórmula utilizada por los colonizadores españoles, desde los prolegómenos de la conquista de Canarias, luego extensible a América, fue el apadrinamiento o patrocinio laboral con nombres y apellidos para aquellos que en adelante serían "sus protegidos" - que dio lugar a las encomiendas en el Nuevo Continente -, imponiéndoles disciplina, cultura hispana haciéndoles renunciar a la propia, a la par que por imperativos de la misma religión católica o por estrategia política o administrativa se impondría aquella normativa, las más de las veces, coactivamente.
La etnia aborigen subsistió en gran manera y contribuyó al poblamiento americano, y así se confirma en estudios realizados por Wölfer, Fischer o Fusté, cuando aseguran que la población superviviente netamente aborigen se acerca al 70-80 % del total a fines del mismo siglo XVI, durante el cual fue necesario repoblar las nuevas colonias de América. Para ello hemos de considerar igualmente otro gran valor añadido: el gran número de mujeres aborígenes en fructífera unión con los conquistadores primero y colonizadores después, escasos de ellas.
La Monarquía Hispana, ya desde estos prolegómenos, carecía de suficiente volumen poblacional para hacer viable la efectiva posesión de aquellas extensas tierras americanas, pronto acosadas por sus enemigos naturales en la misma Europa, ingleses, franceses, holandeses y otros, en competencia por aquellos ricos territorios.
La etnia aborigen subsistió en gran manera y contribuyó al poblamiento americano, y así se confirma en estudios realizados por Wölfer, Fischer o Fusté, cuando aseguran que la población superviviente netamente aborigen se acerca al 70-80 % del total a fines del mismo siglo XVI, durante el cual fue necesario repoblar las nuevas colonias de América. Para ello hemos de considerar igualmente otro gran valor añadido: el gran número de mujeres aborígenes en fructífera unión con los conquistadores primero y colonizadores después, escasos de ellas.
La Monarquía Hispana, ya desde estos prolegómenos, carecía de suficiente volumen poblacional para hacer viable la efectiva posesión de aquellas extensas tierras americanas, pronto acosadas por sus enemigos naturales en la misma Europa, ingleses, franceses, holandeses y otros, en competencia por aquellos ricos territorios.
Siguiendo la normativa que la Universidad de La Laguna ha marcado en el estudio de esta inexorable relación entre Canarias y América, pretendemos exponer, brevemente y para complemento de nuestra investigación, hitos y vicisitudes de la emigración isleña hasta las tierras conquistadas en el Nuevo Continente y por consiguiente el permanente vínculo ancestral entre muchos de sus habitantes, con especial referencia a la denominada "Perla del Caribe", la Gran Antilla: Cuba.
Tal como nos apunta el profesor de la citada universidad lagunera, Don Manuel Hernández, citado, "aquella fue una época de profundas transformaciones", nuestro Archipiélago poblado por un pueblo, en principio considerado próximo al neolítico en cuanto a algunas de sus consideraciones culturales, pero nunca en el neolítico como tal, puesto que el pueblo aborigen estuvo siempre próximo a otras culturas superiores (además tenían escritura y les descarta de cualquier vinculación con aquel periodo) que pudieron haber influido notablemente en su forma de vida y comportamientos, no solamente de las relativamente próximas culturas mediterráneas, sino también de las más próximas, aún, del entorno africano donde proliferaron notables imperios antes y después del Islán, todo lo contrario de los auténticos neolíticos situados cronológicamente en 2-6 mil años antes de Cristo, con la problemática del entorno, antropológica y medioambiental, totalmente diferente, como diferentes eran las épocas y circunstancias, espacio-temporalmente distanciadas, e incluso climáticas.
PERIODISMO HISTORICO
CANARIAS-ESPAÑA
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