Foto de Internet. Una colaboración de Anónimo
Este texto es hermoso, desde aquí quiero compartirlo con todos ustedes. El nivel de hermandad que España tiene con Cuba no lo tiene con ningun otro país.
Primera visita de un barco español a Cuba, después de la independencia.
Anónimo
VISITA DE LA “NAUTILUS" A LA HABANA
Recopilación de los artículos tomados de la prensa cubana y notas saliente de los festejos. Por Casimiro Fernandez. ( El enlace de arriba es un libro que pueden leer por Internet con toda esta información) (cuando uno va leyendo ese libro del enlace, se da cuenta de la alegría de los cubanos y españoles, como solamente las personas que se quieren muchísimo saben hacer, te emocionas y los americanos no veían bien ese encuentro y tal parece que los cubanos querían expresarle cuando extrañaban a España. Lo compararon a cuando llegó el barco con Don Tomas Estrada Palma a La Habana. Hasta un barco lleno de cubanos fue a alta mar a recibirlos con mucha alegría. Vayan al enlace y vean. J.R.M.
Este texto es hermoso, desde aquí quiero compartirlo con todos ustedes. El nivel de hermandad que España tiene con Cuba no lo tiene con ningun otro país.
Primera visita de un barco español a Cuba, después de la independencia.
Anónimo
VISITA DE LA “NAUTILUS" A LA HABANA
Recopilación de los artículos tomados de la prensa cubana y notas saliente de los festejos. Por Casimiro Fernandez. ( El enlace de arriba es un libro que pueden leer por Internet con toda esta información) (cuando uno va leyendo ese libro del enlace, se da cuenta de la alegría de los cubanos y españoles, como solamente las personas que se quieren muchísimo saben hacer, te emocionas y los americanos no veían bien ese encuentro y tal parece que los cubanos querían expresarle cuando extrañaban a España. Lo compararon a cuando llegó el barco con Don Tomas Estrada Palma a La Habana. Hasta un barco lleno de cubanos fue a alta mar a recibirlos con mucha alegría. Vayan al enlace y vean. J.R.M.
Primera visita de un barco español a Cuba, después de la independencia | ||||
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La corbeta-escuela española “Nautilus” a La Habana La guerra entre España y Cuba, terminó el 12 de agosto de 1898. Estados Unidos de Norteamérica entró en ella cuando ya el ejército español estaba derrotado por las fuerzas cubanas. El 20 de mayo de 1902, Cuba se integra a los gobiernos establecidos en el mundo hispano. Las relaciones con España siempre fueron cordiales, no hubo en la derrota ni persecuciones, ni venganzas contra los españoles, en especial contra los voluntarios que cometieron abusos y sus simpatizantes. Ningún barco de guerra español había visitado la isla. En un principio el gobierno español esperaba que al llegar al puerto de La Habana la corbeta-escuela “Nautilus”, no fuera recibida por el pueblo cubano, sin embargo ningún rescoldo hubo entre cubanos y españoles, se respiraba un aire de hermandad y fraternidad. El 24 de junio de 1908 el vigía del Morro señaló a lo lejos en el horizonte las velas del barco español. La entrada del puerto se encontraba llena de pequeños botes, veleros, barcos y el remolcador que lo iba a esperar para llevarlo dentro de la bahía. Las playas cercanas y el Malecón estaban llenos de público. Los edificios colindantes a la bahía estaban adornados con banderas de Cuba y España. La ciudad entera les iba a brindar un recibimiento apoteósico. El ayuntamiento de La Habana acordó tomar parte activa en los festejos que durarían catorce días en honor de los marinos-cadetes y oficiales españoles. Las sociedades regionales, comerciantes, industriales, veteranos cubanos de la guerra de independencia, miembros del congreso, funcionarios americanos intervencionistas, el pueblo en general, los recibió con entusiasmos. La visita del “Nautilus” marcaba para la historia de Cuba y España una página de gloria, y sincera amistad. Los voladores dieron la señal de la entrada de la corbeta-escuela, el pueblo en general sin distinción de clase corrió hacia la Avenida del Golfo. El remolcador “Pablo Gamiz”. Al entrar en la bahía las baterías del Morro retumbaron con los cañonazos de saludo. La sirena de los barcos, gritos de “Viva Cuba” y “Viva España”, de entusiasmo llenaron la ciudad. Fueron días de regocijo en general, se dieron bailes y comidas en honor de ellos, recibimiento que ellos nunca olvidarían. Sobre la visita personalidades cubanas se expresarían así: Néstor Carbonell: “La unión de cubanos y españoles, -que nada ni nadie romperá- ha dicho en tono imperativo a los codiciosos que han venido a esta tierra a sacar de sus entrañas oro, a corromper nuestras costumbres, a dividir sus habitantes y a prostituir la conciencia popular, que la independencia de Cuba está como nunca asegurada; asegurada para ahora y para después, y para mientras impere en los puchos cubanos el amor y el patriotismo”. Enrique José Varona, dijo: “No sólo para los cubanos, sino para cuantos se interesan por Cuba, resulta un hecho altamente satisfactorio la visita de la “Nautilus”. El influjo de las ideas de nuestra época es bien visible en este suceso, y puede parangonarse con otros ocurridos a nuestra vista”. José Lacret Morlet, dijo: “En ninguna ocasión más propicia podrían haber llegado esos distinguidos españoles, y decimos esto porque en ningún momento como en el presente, en las circunstancias en que nos encontramos (intervención americana) precisa es y hasta salvadora la unión más estrecha y fuerte entre cubanos y españoles, para conservar en esta tierra que fue rico florón de Castilla, hoy República de Cuba, la raza de nuestros antepasados, su amor y civilización”. Como es natural siempre hubo comentario contrario y fue de un artículo en el Sun de Nueva York, relativo a la visita del “Nautilus”. : “Diez años después de la guerra que separó a España del resto de sus colonias del Nuevo Mundo, el pequeño barco escuela “Nautilus” ansiosamente esperado, por su tardanza en el Atlántico, entró en el puerto de La Habana, cruzando a remolque las sombras del Morro y la Cabaña, (de sangriento recuerdo está última), como si estuviese rehacía a figurar en los festejos que los españoles expatriados preparaban en su honor…” La guerra con los Estados Unidos, largo tiempo esperada y siempre temida, le arrebató las últimas joyas de su corona colonial, y hoy vive escondida en su última concha “Nautilus”. Como es natural el SUN siempre se había distinguido por las críticas a España y a los mismos cubanos durante la guerra de independencia. En una conferencia en la Academia Naval de Annapolis, dada a los guardiamarinas americanos el célebre capitán Richmond Hobson que hundió el “Merrimac”, al referirse a lo que el entiende por deber y disciplina, en los marinos y soldados, cuenta la historia de lo sucedido en Santiago de Cuba, después de terminada la batalla naval. Pide permiso para visitar el barco español semihundido “Viscaya”, “y allí vi a un marinero español, completamente carbonizado que, por un raro fenómeno de equilibrio, se mantenía de pie y agarrado a las manivelas de la válvulas de vapor. La muerte le sorprendió en esa actitud. Cuadro tan terrible y tan hermoso, me produjo tal emoción que me quité la gorra ante aquel héroe anónimo y modestísimo marinero del “Vizcaya” y pensé: “Esta es la estatua del Deber”. “Jóvenes, pensad en el marinero español carbonizado”. A las dos de la tarde, del 9 de julio de 1908, se oyó la voz de ¡babor y estribor de guardia!. El remolcador tomó las estachas y lentamente fue moviendo al “Nautilus” fuera de la bahía, pasando frente al “Morro y “La Cabaña”. El Malecón habanero, desde la calle de San Lázaro, a los muelles de Luz, y las azoteas de los edificios se encontraban llena de público. Al quedar libre el “Nautilus” fuera de la bahía, se fue alejando lentamente, los últimos barcos que lo iban acompañando se fueron retirando, las sirenas sonaban, las campanas de las iglesias cercanas lo despedían. El recuerdo de la visita de los marinos españoles había quedado en el corazón del pueblo cubano. Así era Cuba en aquellos años. |