La llegada de hindúes en calidad de braceros a Cuba, es bastante poco conocida. No hemos encontrado fuente bibliográfica que la refleje, ni información sobre el destino ulterior de los mismos, después de su arribo a costas cubanas. El presente trabajo constituye pues un esfuerzo encaminado a esclarecer el curso seguido por los inmigrantes hindúes y sus descentientes en Cuba.
Entendemos que al estudiar la inmigración hindú en Cuba, es posible arrojar alguna luz sobre uno de los temas de nuestra historia étnica, completamente desconocidos hasta el momento.
En el 1902, se constituyó la República de Cuba bajo la tutela de los Estados Unidos. Aunque los capitalistas americanos habían comenzado a hacer inversiones en la Isla desde la segunda mitad del siglo XIX, es esta la coyuntura que aprovechan para penetrar masivamente adueñándose de los servicios públicos y de enormes extensiones de las mejores tierras del país, particularmente en las provincias de Camagüey y Oriente.
En estos territorios se dieron a la tarea de erigir modernas fábricas azucareras con una gran capacidad de producción, los llamados colosos, para lo cual era indispensable poner en producción las plantaciones abastecedoras de caña a los molinos. Las zonas elegidas para las fábricas tenían una baja densidad de población, haciéndose necesario el proveer la fuerza de trabajo indispensable, destinada a las tareas agrícolas y al corte y alza de la caña. Esta última etapa de la cosecha conocida con el nombre de zafra, requiere la disponibilidad de una inmensa cantidad de macheteros, que dada la estructura económica que sufría el país, no tenían empleo el resto del año. Siendo plantadores con mentalidad esclavista, acudieron a la importación de braceros de otras islas antillanas, fuerza de trabajo barata que quebraba el nivel salarial de los trabajadores cubanos.
La importación de braceros antillanos revivió escenas propias de la esclavitud, abolida en Cuba cuatro décadas antes. Contratistas sin escrúpulos se dirigían a Jamaica o Haití en busca de piezas de ébano, que luego negociaban con los terratenientes o empresas propietarias de plantaciones.
El tráfico de braceros revistió proporciones considerables. Atendiendo a cifras oficiales en el período entre el 1913 al 1930, entraron más de 300.000 haitianos y jamaicanos. Sin embargo, las cifras reales sobrepasan las ofrecidas por las fuentes oficiales. Miles de inmigrantes entraron al país sin documentos de ninguna clase, contando con la complícidad de las autoridades. Por Ley de 3 de agosto de 1917, muchas empresas e individuos recibieron autorización para introducir trabajadores hasta dos años después de que terminara la Primera Guerra Mundial
- ... a condición de que se proporcionara garantía de que los inmigrantes no se convertirían en carga pública, ni constituirían una amenaza para la sanídad, así como de que serían reembarcados a su debido tiempo (Gaceta Oficial de 3 de agosto de 1917).
Esta Ley no hizo más que oficializar una situación existente de facto.
La ocupación a la cual se destinaban los hindúes, era el cultivo y corte de la caña de azúcar, al igual que el resto de los braceros antillanos. Sin embargo, en virtud de conocer el inglés, gozaban de una ventajosa posición en los centrales de propiedad americana. De este modo, algunos pasaron a ocuparse de otras tareas, tales como capataces en los bateyes y colonias.
Los descendientes de hindúes, nacidos en Cuba, siempre estaban atentos a cambiar de trabajo cuando con ello podían mejorar de posición. Muchos de ellos, por su conocimiento del inglés, pasaron años más tarde a ocuparse en los trabajos de construcción que se realizaron en la base naval norteamericana, enclavada en territorio cubano de la Bahía de Guantánamo. Durante estas obras practicadas en los años de la Segunda Guerra Mundial, aprendieron oficios relacionados con la construcción. Los viejos, por su parte, siguieron trabajando en la caña o, por su cuenta, en pequeñas parcelas, sembrando frutos menores y café.
Alrededor de la crisis económica de los años 30, gran parte de los hindúes regresaron de nuevo a sus lugares de destino, fundamentalmente Jamaica. Los que se quedaron en Cuba tenían constituida familia y no vivían en comunidades, sino dispersos en distintos lugares, principalmente en la costa sur de Oriente y la zona de Guantánamo.
Durante el estudio de comunidad realizado en el Central Costa Rica (antiguo Ermita) de la zona de Guantánamo, tuvimos referencia de la existencia de hindúes en la zona. Al hacer indagaciones, comprobamos la presencia de algunas personas, antiguos inmigrantes hindúes y sus descendientes, radicados en dos bateyes, Ermita y Egipto. Hasta el momento, no se tenía conocimiento de estos restos de las inmigraciones de hindúes venidos a Cuba por los primeros años de este siglo.
Con respecto a la llegada de inmigrantes a Cuba, tenemos noticias de que alrededor del 1905-06 vinieron desde Jamaica unos doscientos hindúes que entraron ilegalmente en Cuba. El mismo informante afirma que en el año 1914, vinieron más de dos mil hindúes nacidos en la India, y unos doscientos de Jamaica, habiendo entrado los últimos con sus documentos en regla(8). La veracidad de estos datos es dudosa. Por una parte, la cuantía que se acredita a la inmigración, es poco probable y además, ya por esta época funcionaba en la India, una comisión que se encargaba de supervisar la emigración, y llevaba el registro de los emígrantes y los lugares de destino, y no conocemos ninguna referencia a tal emigración hacia Cuba. En la obra de Kondapi, por ejemplo, se ofrece una relación de Indios en distintos países del mundo, y no aparece ninguna indicación con respecto a Cuba, a pesar de que se menciona la presencia de hindúes en Panamá (cuatrocientos cincuenta en 1948), Barbados (cien en 1950) y Brasil (veintiuno en 1948)(9).
Alrededor del año 1915, había trabajadores hindúes en varios centrales de la provincia de Oriente, entre ellos el Soledad, Esperanza, Santa Cecilia, los Caños, Santa Isabel y Romelié, todos enclavados al sur de Oriente, en la zona de Guantánamo(10).
Según informes, por el año 1925 nuevos grupos de hindúes vinieron a trabajar al territorio del Central Ermita. Estos indios también se dedicaban a los trabajos de deshierbe y corte de la caña. Al igual que los grupos que lo precedieron, usaban su vestimenta típica. Permanecieron unos dos años trabajando en Ermita, y al cabo de este tiempo casi todos se fueron para otros centrales, entre ellos Romelié, Los Caños y Santa Cecilia(11) (En la actualidad se llaman Héctor Infante, Paraguay y Jorge Prieto respectivamente).
En vista de la carencia de fuentes fidedignas sobre la cuantía de la inmigración, y siendo los datos procedentes de informantes confusos y contradictorios, damos la cifra tentativa global de unos dos mil braceros de este origen. En la actualidad, calculamos que hay en Cuba unos doscientos hindúes, contando como tales a sus descendientes en primera generación nacidos en la Isla.
Es poco probable que los inmigrantes vinieran directamente de la India, pues de este modo aparecerían inscriptos en el Registro de inmigrantes, que desde fines del pasado siglo se seguía en los puertos de embarque, haciéndose constar el lugar de destino. La mayoría de los inmigrantes posiblemente vinieran de Jamaica y de alguna otra colonia como Trinidad, en donde había una numerosa población de este origen.
Los primeros hindúes venidos a principio de siglo, ofrecían una serie de características culturales que los diferenciaban claramente del resto de la población y de los demás inmigrantes. Usaban el vestido tradicional de los distintos pueblos de la India, y muchos cubrían su cabeza con turbantes. Las comidas también los distinguían perfectamente de la población, así como una serie de otras costumbres. A pesar de vivir principalmente en el batey Egipto, situado en el área cañera del Central Costa Rica (antiguo Ermita) de la zona de Guantánamo, en donde vivían muchos jamaicanos, mantenían su individualidad contrayendo matrimonio entre sí. Esta marcada tendencia endogámica les ganó el calificativo de discriminadores por parte de los jamaicanos. En realidad, algo había de cierto en esta afirmación. Bajo la influencia de la discriminación vigente en las colonias británicas, se agudizó entre los inmigrantes hindúes la tendencia a evitar el mestizaje con la población negra local.
La discriminación incluso se ejerció sobre hindúes de tonos de piel más oscuros, situación que no tiene lugar en la India.
Los braceros confrontaron dificultades en los nuevos lugares de asentamiento, en relación con la posibilidad de hallar mujer dentro del grupo. Este problema de la escasez de mujeres entre los inmigrantes, se señala por algunas comisiones designadas para el estudio de las condiciones de vida y trabajo de los inmigrantes. En Cuba, prácticamente tenían mujer de su propio origen aquellos hindúes que ya habían venido casados desde Jamaica. La falta de mujeres hizo que algunos viajaran a Jamaica bajo la presión del medio socio-familiar en busca de esposa, aunque estos matrimonios no siempre dieron resultado, por cuanto debían encontrar esposa en el breve plazo de unos días de estancia en la vecina isla, lo cual no garantizaba la selección adecuada.
Con el paso de los años, las nuevas generaciones nacidas en Cuba, para las cuales el matrimonio endogámico no tenía el mismo significado que para sus padres, no observan esta regia. Sin embargo, a pesar de su integración a la nacionalidad cubana por el mestizaje, por la participación en la cultura cubana, aún sobreviven algunas reminiscencias entre ellos de aquellos puntos de vista primarios, en relación con los negros, manifestándose en su preferencia por contraer matrimonio con personas de tonos más claros de piel.
Existen distintos grados de integración de los inmigrantes, en dependencia con el medio que los rodea. En la Guayana, donde se ha seguido una habilidosa política por parte del Gobierno colonial, existen diferencias bastante acentuadas entre los indios y los demás grupos étnicos, representados en la población. Trinidad, donde existe una numerosa población hindú, goza de una mayor integración, y los inmigrantes y sus descendientes tienen una conciencia bastante desarrollada de "trinitarios". En esta Isla, como en Jamaica, aún en mayor grado, la resistencia ha ido cediendo al mestizaje gradual. Los hindúes de Cuba, y en particular sus descendientes, no se distinguen en la actualidad del resto de los ciudadanos, pues su manera de vestir, hábitos alimenticios y costumbres son los mismos que los del cubano.
En el año 1919, la Guantánamo Sugar Co., compañía norteamericana propietaria de varios centrales en la zona de Guantánamo, costa sur de Oriente, trajo un cargamento de varios cientos de hindúes para trabaiar en las plantaciones de los centrales que poseía. Teniendo en cuenta que la inmigración desde la India cesó en el 1916, los braceros provenían de alguna colonia británica de las Antillas, probablemente de Jamáica. Además de este grupo, tenemos referencia de que llegaron a la zona otros traídos por contratistas libres, que iban de un batey a otro vendiendo fuerza de trabajo. A petición de la administración norteamericana del Central Ermita, la Guantánamo Sugar le cedió un grupo de hindúes para trabajar en sus colonias de caña. Estos años se caracterizaban por una febril actividad azucarera en Cuba, consecuencia del conflicto bélico que había destruido los campos remolacheros de Europa. Era la época de la llamada "Danza de los Millones". Los precios del azúcar eran muy elevados, y por este motivo la fuerza de trabajo era de un valor inestimable.
El grupo de hindúes que fue a trabajar a Ermita, cedido por la Guantánamo Sugar, se estableció en la colonia de caña llamada Egipto. Allí se dedicaban a los trabajos agrícolas de la caña, que les eran conocidos desde la India, lugar que se consideraba el foco desde el cual la caña se extendió a otros lugares del mundo.
(Continuará)
Mas aquí; http://www.archivocubano.org/hindu1.html