Muchas personas y países en el mundo lo que mas admiran de la revolución cubana es la “enseñanza gratuita”, cosa que se ha convertido en un mito. Lo que las personas no saben es que de gratis no tiene nada. A la larga el precio es mucho mayor.
Bueno empezare por decir que los salarios en Cuba son tan bajos según ellos porque la educación y la salud son gratis. Ya por ahí podemos ver que lo que te están es sacando del sueldo para pagar por esos servicios, por lo tanto no son gratis. Además, una vez que te gradúas de la universidad, tienes que trabajar para el gobierno por el resto de tus días a un salario muy bajo, lo que hace que pagues tu carrera multiplicado varias veces.
Recuerdo que en mi etapa universitaria, de la cual casi nunca hablo pues hay sentimientos encontrados, siempre tuve el temor de cual seria mi destino una vez que me graduara. Yo estudie Medicina Veterinaria y esa es una carrera de campo y yo quería ser un veterinario de clínica de La Habana, cosa que estaba reservado para hijos de dirigentes. Como chico urbano con el sueño de algún día poder vivir aunque fuese en un cuarto en La Habana Vieja, mi futuro era triste.
En el último año de la carrera, después de pasar el Concentrado Militar y graduarme de Teniente de la Reserva como todos los universitarios, salio un panfleto que teníamos que firmar en el que aceptábamos cambiar el “servicio social” que era obligatorio una vez que te graduabas a también “por tiempo indefinido e incondicional”. Era algo así como que una vez graduado comenzabas a cumplir una cadena perpetua.
Un día llegó lo que me esperaba, la carta que imformaba que me habían ubicado en una región remota de Oriente, y como decía el documento que tuvimos que firmar antes de graduarnos, era por tiempo indefinido e incondicional. Era la recompensa a 5 años de universidad, de poder firmar Dr. José R. Morales. Era la cruz para alguien que soñaba ser un veterinario de animales domésticos de La Habana.
Cuanto me hubiese costado mi carrera de no haber sido por el Puente Mariel-Cayo Hueso?. Todavía estuviese por esos parajes inhóspitos, quizás a caballo con mi bata blanca y mi estetoscopio en el cuello. A lo mejor en Venezuela en medio de la selva del Amazona en alguna misión internacionalista obligada y tratando de salir de ahí o pidiendo asilo en alguna tribu salvaje de las que aun no se conoce que existe.
Bueno empezare por decir que los salarios en Cuba son tan bajos según ellos porque la educación y la salud son gratis. Ya por ahí podemos ver que lo que te están es sacando del sueldo para pagar por esos servicios, por lo tanto no son gratis. Además, una vez que te gradúas de la universidad, tienes que trabajar para el gobierno por el resto de tus días a un salario muy bajo, lo que hace que pagues tu carrera multiplicado varias veces.
Recuerdo que en mi etapa universitaria, de la cual casi nunca hablo pues hay sentimientos encontrados, siempre tuve el temor de cual seria mi destino una vez que me graduara. Yo estudie Medicina Veterinaria y esa es una carrera de campo y yo quería ser un veterinario de clínica de La Habana, cosa que estaba reservado para hijos de dirigentes. Como chico urbano con el sueño de algún día poder vivir aunque fuese en un cuarto en La Habana Vieja, mi futuro era triste.
En el último año de la carrera, después de pasar el Concentrado Militar y graduarme de Teniente de la Reserva como todos los universitarios, salio un panfleto que teníamos que firmar en el que aceptábamos cambiar el “servicio social” que era obligatorio una vez que te graduabas a también “por tiempo indefinido e incondicional”. Era algo así como que una vez graduado comenzabas a cumplir una cadena perpetua.
Un día llegó lo que me esperaba, la carta que imformaba que me habían ubicado en una región remota de Oriente, y como decía el documento que tuvimos que firmar antes de graduarnos, era por tiempo indefinido e incondicional. Era la recompensa a 5 años de universidad, de poder firmar Dr. José R. Morales. Era la cruz para alguien que soñaba ser un veterinario de animales domésticos de La Habana.
Cuanto me hubiese costado mi carrera de no haber sido por el Puente Mariel-Cayo Hueso?. Todavía estuviese por esos parajes inhóspitos, quizás a caballo con mi bata blanca y mi estetoscopio en el cuello. A lo mejor en Venezuela en medio de la selva del Amazona en alguna misión internacionalista obligada y tratando de salir de ahí o pidiendo asilo en alguna tribu salvaje de las que aun no se conoce que existe.