Crée usted de que Cuba estaría mejor como:

viernes, 18 de diciembre de 2009

Cuba, la Semper Trubada. (Segunda Parte y Final)

Zenaido Hernández Cabrera
periodista, radio y Tv.
Canarias-Sspain

(Continuacion y final)

En el territorio común de la lengua

Muchos isleños perdieron al paso de los años el contorno fiel que delimita su lugar de origen, pero se convirtieron sin percibirlo en depositarios de la misma isla. Reymond Mac-Curdy el autor de Los Isleños de la Louisiana publicado en 1950, recordaba que su interés por ese universo lingüístico surgió a raíz del casual encuentro que tuvo con una anciana en elDelta del Mississipi a la que preguntó de donde procedía, atraído por su particular arcaísmo hispano del siglo XVIII. Ella no lo dudo al decir que procedía de Las Islas. Para aquella mujer Islas no había sino unas, perdidas en el cruce de caminos que un día emprendieron sus antepasados dejando atrás el pequeño universo atlántico para establecerse en tierras deNueva Orleáns, en la parroquia de San Bernardo, en la Terre Aux Beufs, en la Isla deDelacroix, inmersos en la amplitud de los Estados Unidos. El académico don Manuel Alvar, que entretejió una sólida amistad con los isleños de Luisiana, entre ellos con Irvan Pérez, deja constancia en su estudio: El español de los Estados Unidos: diacronía y sincronía, del tesoro que allí encontró y que estudió para dejar constancia firme de tan importante riqueza. “El español que transcribí en la Luisiana es un espléndido español, vivo, riquísimo y expresivo. Español que prodigiosamente manifiesta lo que era cuando se transplantó y que sigue siéndolo ahora (….). Se conservan prehispanismos o lusismos de las Islas, incrustados en un español de noble ejecutoria en el que se han cumplido aquellos procesos de adopción, adaptación y creación que he estudiado en la lengua de Canarias”.

De Cuba llegan oleadas de voces a la orilla canaria; retorna el español acrecentado en el universo caribeño. Manos laboriosas de uno y otro lado entretejen un tapiz de sentimientos con el que se forja una envidiable realidad compartida. Dos dimensiones diferentes se equiparan en las vivencias de cada uno de los miles de protagonistas. La historia atrapa algunos nombres, a los que no duda en encumbrar por su contribución decidida, pero la inmensa mayoría se pierden en los entresijos del tiempo sin alcanzar el particular reconocimiento. Rastreamos esos puntos de coincidencia, de préstamo e influencia continua, en el cancionero popular, en las décimas que se versean entre el campesinado de las maniguas, en las escogidas de tabaco, en las fiestas de nuestros pueblos, como también en las leyendas y en el desarrollo de una literatura de uno y otro lado, como se refleja en el caprichoso discurrir de las brujas isleñas que cruzan el azul océano para indagar acerca del paradero de su compañero, atrapado en el siempre idealizado gineceo de piel mulata, que ha recreado recientemente Elsa López en su novela Las Brujas de la Isla del Viento, con el viaje que realiza Gabina Izquierdo hasta el lecho de su esposo Manuel, que había partido hacia Cuba 27 años atrás.

Los años apuntan al nuevo tiempo para Cuba. La independencia y a su vez dependencia que se establece a partir de 1898 abre una herida profunda en la conciencia de España, y a pesar de los vítores, himnos, y alharacas no se puede ocultar el vértigo que se acrecienta entre la población cubana llamada a enfrentarse a nuevos retos y a vivir nuevos episodios de desencanto e incertidumbre. En Canarias se palpan las consecuencias, con el retorno de muchos que en alto porcentaje lo harán bajo la ingrata consideración de repatriados… A la par que crece la nacionalidad cubana se acrecienta el desconsuelo por un vínculo que se verá sujeto a nuevas consideraciones.

Sentimiento nacional y éxodo migratorio

Pasan los años en una evolución histórica que no por ser ampliamente citada y vivida deja de sorprendernos al pretender evocarla en el vano intento de atraparla en estas breves líneas. La Guerra Civil Española y el triunfo de la Revolución Cubana sobresalen en el largo periodo de la acelerada evolución que se irá experimentado a lo largo del siglo XX. El flujo migratorio se mantiene en las primeras décadas del pasado siglo, salpicado con sucesos tan dramáticos como el hundimiento del Valvanera en 1919. La emigración a Cuba va perdiendo peso si bien no se verá interrumpida definitivamente. Hoy viven en Cuba unos 3.000 canarios (nacidos en el Archipiélago), que en más del 70 % conservan la ciudadanía española, a los que anualmente el Gobierno Canario presta una particular atención, y dentro de la disparidad de cifras que se barajan en las referencias estadísticas se suele citar como válida la de un millón de descendientes de los emigrantes isleños.

Hoy Cuba, con sus más de 11 millones de habitantes en la isla, de los que 2,2 residen en La Habana, completa su realidad en la interminable suma de la sangría migratoria, unos 3 millones, pueblo disperso que es protagonista de un proceso incesante que lejos de disminuir ha aumentado en la última década

Cuba vive y desarrolla una particular experiencia, que configura hasta el presente su controvertida posición en el contexto internacional. Hablar de Cuba obliga a citar el denodado esfuerzo de sus gentes por preservar la dignidad, inmersas en el hervidero de problemas económicos y sociales. Exige a su vez valorar el entramado geopolítico en el que se ha situado y se le sitúa, obliga a mencionar el ingente caudal de cubanos dispersos por el mundo, fundamentalmente en EEUU, y evidentemente en España, segundo destino, siendo Canarias una de las referencias más sobresalientes en el cómputo siempre abierto que aglutina a la diáspora.

Cuba ha vivido sujeta al denominado socialismo de estado, experimento continuo y sometido a una permanente adaptación, con inflexiones notables como la que se produce a partir de 1990/91 con la caída de la Unión Soviética y la entrada en el denominado periodo especial, que supone la pérdida de casi 5 mil millones de dólares que cada año concedía la URSS bajo el esquema de exportaciones garantizadas - azúcar y frutos a cambio de petróleo- y que le imprime un nuevo matiz a su largamente mantenido aislamiento económico. En la pantalla internacional se aportan logros sobresalientes en educación, en sanidad, en las heroicidades deportivas… Los cubanos desarrollan el sorprendente ingenio que les lleva a dar nuevas referencias a un verbo, inventar, con el que llegan a resolver lo inimaginable en un mercado interno nada transparente. Los vaivenes del mercado del azúcar, y de los otros rublos,utilizando la terminología de la isla: el café, el cacao, el tabaco, los minerales, y sobretodo el turismo, no dan plenas garantías a la utópica autarquía que quiere marchar unida a un proceso de intercambio.

El pueblo vive en permanente agitación bélica y no ha cesado la llamada que le incita a respaldar la contribución del país en la esfera del movimiento de los autodenominados No Alineados que le lleva a una gravosa implicación que hará constante su intervención en la esfera internacional respaldando movimientos de liberación en África, América y Asia en los años 70 y 80. En el proceso se trata de inculcar nuevos bríos con la apuesta gubernamental por desarrollar producciones en avanzadas áreas, como la biotecnología. Las condiciones de vida en la Isla dan un nuevo paso hacia el desencuentro, percibiendo el frecuente retroceso. Entre los referentes cabe citar el encierro en la Embajada de Perú y la posterior salida desde Mariel, así como el Maleconazo y el movimiento de los balseros, junto a otros episodios que trascriben sin quiebro alguno el descontento creciente de una parte nada despreciable de la población. La respuesta gubernamental y las algaradas callejeras en pronta clasificación de contrarrevolución no se harán esperar en repetidas ocasiones, tratando de minimizar la hondura de la creciente inquietud y los movimientos que bajo la referencia de los derechos humanos y en la canalización activa de una renovada juventud han ido surgiendo y se recogen bajo el epígrafe de otros episodios.

Economía en permanente desequilibrio

La economía de la isla toca fondo en el periodo de 93-95, y según el emisor de los análisis, la Cuba Oficial o la Cuba Real, estará de una parte levantando el vuelo, con perspectivas positivas: el turismo se incrementa en un 12 %, el comercio exterior se eleva en un 27,9 %..., o se acrecienta en la holgura del distanciamiento crítico, registrando el pasado año un incremento en las importaciones de bienes superior al 43,8 % frente a un incremento del 2,1 % en las exportaciones. En ambientes más sosegados se reconoce definitivamente el permanente desafío cubano, con la voluntad declarada de hacer revertir esa situación, produciendo más para sustituir las importaciones y avanzar hacia la supervivencia económica, como así ha declarado el vicepresidente Ricardo Cabrisas.

Cuba exporta azúcar, tabaco, productos de la pesca, cemento, ron, productos biotecnológicos, y minerales como el níquel, que ha registrado el contagioso descenso consustancial en estos años, llegando a unos 70.400 toneladas el pasado año, con la vertiginosa caída de precios: aportó 552 millones de dólares frente a los 2.700 millones del año anterior. Conviene recordar que Cuba es la tercera reserva mundial de níquel y que en cuanto al cobalto la isla aporta el 10% de la demanda mundial. Tampoco se ha de olvidar que el país está inmerso en un amplio programa de restructuración de la industria azucarera, con la aplicación de avanzados sistemas de alta tecnología, y que se están contemplando acciones de clara orientación farmacéutica y biotecnológica.

Hacia el exterior la cruda realidad se disfraza, e inevitablemente surge, a manera de espita salvadora, un lenguaje encubridor de inconfundibles rasgos teatralizantes, con los que se quiere impresionar y ganar la complicidad que permita tender nuevos lazos en pos de un apoyo que se fundamenta en la correspondencia solidaria. No se escatiman las referencias al embargo norteamericano, la interpretación muchas veces parcial de la Ley Torricelli, y la esperanza de un nuevo tiempo con la llegada a la presidencia norteamericana de Barack Obama, el Premio Nobel de La Paz del presente año. Los movimientos de defensa de los Derechos Humanos, como las Madres de Blanco y su movilización pacifica y vindicativa, lamentablemente contestada; la manifiesta inquietud que muestra la juventud isleña con una sobresaliente creatividad; o la renovada y abierta posición al diálogo que exterioriza buena parte de la población cubana que reside en el exterior, sobre todo en EEUU, hace entrever que más temprano que tarde se tendrán que dar pasos hacia un futuro que avance en pos del ineludible encuentro, finiquitando con el distanciamiento que se ha producido a lo largo de casi medio siglo.

Un año después del relevo en familia de Fidel, con los recientes ecos del multitudinario concierto habanero Por La Paz promovido por Juanes, nos atrevemos a analizar desde Canarias el flujo de retorno, isleños y otros cubanos, que si bien se inicia en los años sesenta ha cobrado un mayor registro, de alta intensidad, desde las ultimas décadas del pasado siglo. Un fenómeno que resultaría inimaginable para nuestros padres y abuelos, los protagonistas del amplio éxodo migratorio vivido en el Archipiélago, que enlazó para siempre a una y otra orilla.

Canarias, atenta al hecho cubano

No hemos permanecido ajenos a lo que allí sucede. En estos años Canarias ha dado claras muestras de interés y de implicación en Cuba, con todos los matices que se quiera. Sería prolijo relatar los múltiples encuentros, los hermanamientos, las aportaciones y proyectos que se han ejecutando, las acciones de carácter solidario que se han ido desarrollando, hecho que no nos puede hacer obviar los deleznables episodios de clara magnitud punitiva protagonizados afortunadamente por unos pocos, que amparados en la complacencia han dado cuenta de turbias motivaciones, con comportamientos atentatorios a la dignidad del cubano y del canario.

Al comienzo de los años 80 del pasado siglo se establece en Santa Cruz de Tenerife la Asociación de Amistad Canario Cubana José Marí. Es de justicia mencionar al humanista tinerfeño Francisco González Casanova, que supo desarrollar a lo largo de su vida una ejemplar actividad, negándose a que el nexo canario-cubano palideciera y sucumbiera en el olvido, para lo que tuvo que hacer frente con especial valentía y tenacidad a los acontecimientos. Paco Casanova, distinguido en su Orotava natal, a título póstumo, como Villero de Honor, tendió puentes para el sólido reconocimiento y propició un dialogo fluido y sincero, ajeno a toda injerencia política. Su afable hizo posible el encuentro de las nuevas generaciones con personalidades de la talla de Dulce María Loynaz, de Alicia Alonso, de Nicolás Guillén, de Vilma Espín, etc. En 1986 los periodistas Martín y Carmelo Rivero y el historiador Julio Hernández relataron la magnitud de su obra en el libro Cuba en Canarias: Casanova, el amigo isleño de Fidel Castro. Siguiendo la estela de los renovados pasos renace en La Habana el afán por aglutinar a la colectividad canaria con la creación de la Asociación Canaria Leonor Pérez y el resurgir de una red de 14 delegaciones distribuidas por todo el país, dando continuidad a la sobresaliente labor que durante muchas décadas había desarrollado la Asociación Islas Canarias, que puso en pie el centro asistencial Quinta Crespo.

En estos años de particular encuentro Canarias ha desarrollado en Cuba acciones comerciales de interés, en áreas como el turismo; se ha explorado la participación en el ámbito de la pesca, de la enseñanza, de la colaboración científica, en el intercambio artístico, en el desarrollo de proyectos en parcelas como la agricultura y la ganadería... Diferentes organizaciones no gubernamentales han llevado a Cuba programas de cooperación al desarrollo en diferentes campos, y numerosos particulares se han convertido en singulares cooperantes, sorteando con habilidad los muchas veces férreos esquemas del país.

Para los canarios de hoy Cuba no es un mero espacio en la encrucijada de caminos que se entrelazan con el universal patrimonio de la lengua. Puede que el desencanto vivido por la afanosa búsqueda de un universo idealizado en la distancia para los que parten con la disciplina de los esquemas allá forzosamente asumidos, y que los síntomas de agotamiento que se perciben de cuantos aguardan el encuentro y la reorientación firme hacia el mundo de lo posible, hagan que se denote un momentáneo letargo.

Cuba fue para los canarios la isla siempre encontrada, el Samborondón trubado al que pudieron acceder con seguridad plena de que iban a ser acogidos y en él que iban a sentirse como en casa, porque aquel lugar pasaría a formar parte de su universo, primero idealizado y poco a poco inmerso en el imaginario colectivo, con sus bondades y penurias. Nuestra gente conoció y por ello valoraron siempre las ventajas de su amplitud y las múltiples posibilidades que allí el azar podía depararles.

La definición del futuro corresponde a cada pueblo, sin ingerencias externas. Se construye con el cúmulo de esfuerzos, con las tentativas y proyectos que se van desgranando en el continuo caminar. Se basa en el patrimonio atesorado al cabo de los años. Los canarios, como uno de los múltiples sumandos de la realidad cubana, cuentan con una herencia y firmeza sobresaliente, patrimonio que en el ámbito amplio del hecho cubano distingue al isleño. La tosquedad de su trabajo no empequeñece las muchas virtudes que engloba esa referencia, que afortunadamente no se ha diluido entre valles y sierras, ni ha quedado atrapada en un sumando más de la compleja realidad cubana.

Cuba merece el mejor de los futuros, como Isla que ha dado continuidad y los mejores horizontes de progreso a Canarias.

(Una colaboracion de Miguel Leal Cruz, Canarias, Spain. De
Periodismo Historico sl.)

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