Crée usted de que Cuba estaría mejor como:

domingo, 31 de enero de 2010

José Marti Pérez: El Apóstol Cubano (Segunda Parte y Final)

(Continuación)

Nuevamente es detenido y enviado a España a donde llega, por el Puerto de Santander, el 11 de octubre de 1879, quedando recluido en la cárcel hasta el día 13, en que se le permite trasladarse a Madrid donde residirá vigilado en una casa de huéspedes.

En Madrid mantiene contacto con un abogado cubano que le introduce en el mundo de los bufetes, donde conocerá a Cristino Martos, también abogado y parlamentario español, y destacada figura de la política española, al que logra interesar por los asuntos de Cuba.

Tras su paso por Nueva York, le encontraremos en Venezuela donde ejerció el periodismo y la docencia en el Colegio Villegas y en el Santa María y colaborará en el rotativo LA OPINION NACIONAL de Caracas.

Terminaría expulsado del país habiendo de trasladarse a Nueva York, donde permanecería varios años, subsistiendo como corresponsal de algunos diarios hispanoamericanos, en especial LA NACION de Buenos Aires desde cuyas páginas ofrece una visión compleja y profunda de los Estados Unidos. Igualmente efectúa traducciones para la empresa editorial Appleton and Company y llegó a ser representante consular de Argentina y Paraguay.

En esta populosa ciudad efectuó contactos con los lideres cubanos Máximo Gómez y Antonio Maceo para elaborar un proyecto conjunto para la independencia cubana de España.

En noviembre de 1891 se traslada a Tampa (Florida), donde había arraigado un grupo de cubanos en torno a la artesanía del tabaco y de ideología pro- separatista, que demandaron su presencia como orador en una fiesta patriótica. Allí pronunciaría dos de sus mejores discursos de agitación separatista, bajo el lema de "con todos y para bien de todos", en los que expuso la esencia de su doctrina revolucionaria. Días después expuso sus teorías revolucionarias en Cayo Hueso y a principios de 1892 inició los preparativos de lo que sería el Partido Revolucionario Cubano; el instrumento que hasta entonces había faltado a todos los intentos independentistas cubanos, tanto en la misma Cuba como en el exterior, y cuya era considerada indispensable para dar cohesión a las fuerzas para la guerra de liberación.

En marzo de 1892 funda y dirige el periódico PATRIA, cuyas páginas reflejan lo más avanzado del pensamiento político independentista y donde también halla espacio para destacar el papel de los canarios en Cuba en aquellos breves versos: ¿Quién que peleó en Cuba, dondequiera que pelease, no recuerda a un héroe isleño?

Logrado por fin la consolidación del Partido Revolucionario Cubano, se entregó plenamente a la misión de cohesionar en el mismo a los grupos separatistas esparcidos en diversos lugares y países, especialmente en Las Antillas y América Central, sembrando entre los emigrados el espíritu de concordia y sacrificio que el sentía.

Particular empeño puso Martí en obtener para el PRC el concurso de los mayores generales del ejército rebelde Máximo Gómez y Antonio Maceo, en este segundo intento que fue más prolífico que el primero desde Nueva York. Visitó al primero en Santo Domingo y al segundo en Costa Rica donde ambos residían dedicados a la empresa agrícola y a la espera de la llamada de la patria.

A finales de 1894 ya disponían del plan secreto para invadir Cuba por tres provincias al tiempo que se diera la orden de alzamiento general en enero del siguiente año. Una delación hizo fracasar el proyecto llamado "Plan Fernandina", pero inmediatamente se puso en práctica otro alternativo que ejecutó la orden de alzamiento para el día 29 del mismo mes de enero.

Martí, como jefe civil, junto al general Gómez que lo era militar, tomaron acuerdos de última hora, consensuados en el célebre "Manifiesto de Montecristi", que ambos dieron a conocer al mundo como el comienzo de una guerra de liberación que se iniciaba el 24 de febrero. José Martí, conocida los enrevesados servicios de información del ejército español en Cuba, escribió a su hijo una carta el mismo día de la partida de Santo Domingo en dirección a Cuba, 1 de abril de 1895: "Hijo: Esta noche salgo para Cuba, salgo sin ti, cuando deberías estar a mi lado. Al salir, pienso en ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo". Es, al parecer, la despedida de alguien que teme no regresar. Martí dijo con respecto a la administración norteamericana: "He vivido en las entrañas del monstruo". Posiblemente lo pensó en algunos momentos de su vida respecto a la española. Efectivamente: el 11 de abril desembarcaba en la costa meridional de Baracoa, en oriente. Sólo poco más de un mes después, el 19 de mayo, tiene lugar "el desastre de Dos Ríos", la muerte del apóstol en combate con fuerzas españolas. Pero como el propio Martí había dicho,".... la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida". ¿Como no pudo evitarse aquel desastre que finaliza con el máximo ideólogo y organizador de una guerra ya deseada por los cubanos que empezaba? Se insiste, personalmente, en los servicios de información españoles, bien asesorados por los llamados "voluntarios" y por una pléyade de colaboradores y confidentes. Posiblemente alguien delató la presencia de la patrulla que acompañaba a Martí, montando un caballo blanco, y con ayuda de la nueva arma importada por el ejército desde España: el temible fusil Mauser, de gran eficacia de tiro a larga distancia; se consiguió eliminar otro de los principales escollos con el que se iniciaba, definitivamente, aquella guerra en Cuba que duraría tres largos años y donde morirían muchos "isleños", naturales de Islas Canarias, como bien apunta el general cubano Rolov. Evidentemente, detrás de todos estos acontecimientos se encontraba la eficaz actuación de "muchos de los servicios secretos españoles", que no regateaban en costos ni esfuerzo, como era obvio, para el pretendido mantenimiento de la soberanía en la Perla Antillana.

*Miguel Leal Cruz. Dr. Ciencias de la Información y Licenciado en Geografía e Historia - Periodismo. Islas Canarias.

Rendir Honores a Héroes Ajenos. Por Iñaki

22 Enero, 2010 Por Iñaki del Blog Historias con Historias.
(Foto de Luis Vicebte Velasco de Isla)
Si digo que el trato que reciben en este país nuestros héroes y grandes personajes es rácano, ingrato y ruin, creo que a nadie le coja por sorpresa. Si digo en cambio, que en ocasiones nuestros héroes han sido más homenajeados por sus enemigos que por sus compatriotas, seguramente a más de uno le parezca un poco más sorprendente.

Pero si encima digo que los que mayor pleitesía han brindado a un militar español han sido los ingleses, la mayoría estaréis pensando que me he fumado algo raro.

Pues no. No estoy alucinando. Estoy hablando de Don Luis Vicente Velasco de Isla, un cántabro nacido en Noja en 1711, que con quince años era guardamarina y que con treinta, al mando de una fragata de sólo 30 cañones, capturó una fragata de mayor tonelaje que la suya y un bergantín (ambos ingleses ) en la misma maniobra.

Pero estas capturas no fueron las únicas, pues pareció cogerle el gusto al asunto y en los años siguientes, entre otras meritorias trifulcas, apresó otra fragata inglesa de 36 cañones y 150 hombres, lo que supuso le concedieran el mando de un navío en línea.

Pero donde realmente destacó Don Luis fue en la defensa de El Morro, el castillo que guarda la entrada al puerto de La Habana.

(Para artículo completo presione aquí)

Una colaboracion de Soren:
Wilkipidia:
Luis Vicente Velasco de Isla
Sir Rippel, el general británico, en su informe de lo ocurrido habla de Vicente Velasco como:
El capitán más bravo del Rey Católico.

Tanto es así, que en la misma abadía de Westmisnter, se mandó erigir un monumento al militar español y en la Torre de Londres se guardó para su custodia el pendón hispano que ondeaba en lo alto de El Morro.

JOSE MARTI PÉREZ: EL APÓSTOL CUBANO. (Primera Parte)

Por Miguel Leal Cruz*

Un "Apóstol de la libertad" como le llaman en Cuba, comenzó desde muy joven lo que pronto va a ser una carrera polifacética que abarcaría muchos de los campos culturales del momento. Periodista, político, poeta..., fueron algunas de sus actividades.

Nació este héroe epónimo de sangre canaria, en la céntrica calle habanera de Paula, de padre militar, con grado de Teniente del Ejército español, destinado en Cuba y madre oriunda de Santa Cruz de Tenerife, con ascendientes en las islas de La Palma y Gran Canaria.

Realizaba estudios de bachillerato, cuando en el departamento oriental de la Isla, surgía un nuevo manifiesto de inconformidad contra el régimen colonial español, iniciándose la mas duradera contienda libertadora de 1868-1878 bajo las órdenes del promotor del manifiesto de la Demajagua, Carlos Manuel de Céspedes, un español más disconforme con los métodos de la administración imperante a través del injusto monopolismo impuesto, que abarcaba todos los sectores de la Isla.

En La Habana la sublevación fue acogida con general simpatía. A primeros de enero de 1869 los acontecimientos comienzan a tornar gravemente y con rapidez, culminando en la noche del 21 de enero en que la reacción oficial representada por los voluntarios, invaden las calles e implantan el terror. Tienen lugar los sucesos de El Teatro Villanueva, donde se tirotea a algunas damas de la sociedad habanera, los sucesos del Louvre que finalizaron en el fusilamiento a ocho jóvenes estudiantes de medicina, el asalto al Palacio Aldama y los fusilamientos de colaboradores revolucionarios.

En aquellas jornadas surgen a la luz pública dos periódicos de matiz independentista dirigidos por José Martí, que apenas contaba 16 años, llamados SEMANARIO y EL DIABLO COJUELO, en los que publica sus primeros escritos de carácter político.

Poco después su amigo y profesor Mendive, director del colegio donde estudiaba, es detenido y desterrado; Martí es enviado a presidio acusado del delito de infidencia, cuyo cargo principal fue una carta incautada por la policía en un registro efectuado en el Colegio de Mendive en la que José Martí recriminaba a un alumno el haberse alistado en el ejército español.

El 4 de marzo del mismo año, un consejo de guerra le condenaba a seis años de reclusión a trabajos forzados. Ingresa en el presidio un año después quedando destinado en las canteras de San Lázaro. En prisión conoce a otro "isleño", Ignacio Montesinos y Trujillo al que, tiempo después con su faceta de poeta recordaba como "al bravo canario" en estos lastimeros versos: "Allá, hace años, no había en el presidio de La Habana penado más rebelde, ni más criollo, que un bravo canario, Ignacio Montesinos. Toda la ira del país le chispeaba En aquellos ojos verdes. Echaba A rodar piedras, como si echase a rodar la Dominación española (...) ¿Quién Mejor que este isleño Podrá llamarse cubano?".

El inhumano trabajo forzado en las canteras aniquilaba la salud y la vida del joven de sólo 16 años de edad. Su madre canaria, Leonor Pérez, escribía a las autoridades recabando clemencia para su hijo menor de edad. Las desesperadas gestiones de sus padres, incluido el previsible soborno, según el Doctor Castellano Gil de la Universidad de La Laguna, en conferencia dictada en el Museo de Historia de La Laguna.

Se le conmutó la pena por el destierro a la Isla de Pinos y más tarde a España. El 15 de enero de 1871 embarcó el joven Martí hacia España; donde habría de tener el ambiente necesario para sus ansias intelectuales, como así ocurrió.

Su espíritu patriótico y las ansias de libertad para su amada Cuba, no desaparecieron en sus contactos españoles, toda vez que siempre estuvo vigilante y próximo a círculos cubanos de emigrados en la capital de España.

Publica un folleto que titula "El presidio político en Cuba", y junto a su amigo Carlos Sauvalle entablan una polémica política desde las páginas del rotativo EL JURADO FEDERAL, de Madrid con otro anticubano: el periódico LA PRENSA.

Durante su estancia en Madrid tuvieron lugar los sangrientos sucesos de La Habana tras el fusilamiento de ocho estudiantes de mediciana por la tropas voluntarias, que pronto denuncia Martí, al igual que desde la misma capital de Cuba lo haría otro canario ilustre: Nicolás Estévanez y Murphy.

Unos días después de instituirse la Primera República en España, Martí publicará otro folleto titulado, precisamente, "La República Española ante la Revolución Cubana", destinada a los políticos de esta ideología para persuadirles que su obra no estaría completa sin la concesión de la libertad a Cuba.

El 8 de enero de 1875, tras obtener la licenciatura en derecho en España, llegará a Méjico, donde conocerá la realidad cultural americana. Recibe ayuda del mejicano mecenas Manuel Mercado que le adentrará en la vida política de su país, e intermediará para sus trabajos en el periodismo.

Su compromiso por la libertad se manifiesta en la condena que en diversos artículos de prensa realiza sobre el derrocamiento del gobierno legítimo mejicano por un caudillo militar, Porfirio Díaz, en los que exponía sus principios democráticos ante la situación creada, pero que le ocasionarán la motivación para abandonar Méjico en dirección a Cuba.

Durante su breve estancia en La Habana, crea las condiciones para el regreso de su familia, que aún permanecía en el país azteca. Más tarde permanecerá un año en Guatemala, donde impartirá clases y ejercerá su actividad preferida: el periodismo. Publica folletos donde escribe y analiza el país centroamericano, en claras alusiones a la realidad de la cultura latino americana.

Firmado el acuerdo de Zanjón regresa a Cuba en el mismo año de 1878, trabajando en La Habana en bufetes y colegios de abogados al tiempo que participa en veladas literarias otra de sus grandes aficiones.

En su permanente actividad política en pro de la libertad de Cuba, comparte labores conspirativas con Juan Gualberto Gómez, ambos adscritos al Comité Revolucionario Cubano, radicado en Nueva York, del que Martí fue nombrado subdelegado en La Habana. Tampoco oculta su filiación separatista que comparte con veteranos de la reciente guerra, colaborando en los preparativos de la "guerra chica", ya que la paz sin independencia no ha resuelto la problemática cubana.

(Continuará)

¡Alucina!: Felipe de Borbón como Rey de Cuba

Archivado en: Fidel Castro,Hugh Thomas,monarquía caribeña,Cuba,Rey cubano
(Una noticia vieja, pero interesante)
jueves, 17 de enero de 2008 15:55
(Aparentemente este Blog no es del Principe Felice, por lo que no estamos afirmardo nada, JRM)

En su momento me enteré. Fue mi Amada Esposa quien antes se dio cuenta y me advirtió, pero como el asunto no trascendió públicamente opté por callarme y dejarlo pasar. Pero ya tengo que salir al paso, porque en Miami han saltado las alarmas.

¿Que a qué me refiero?: a esa locura de proponerme como rey, regente, tutor, timonel o qué sé Yo ¡para controlar la transición de Cuba a la democracia tras la desaparición de Fidel Castro!

No estoy gastando una broma, ni reconstruyendo una pesadilla.

Es ni más ni menos que el contenido de un artículo publicado en Abc el pasado 6 de enero por el ilustre historiador e hispanista Hugh Thomas.

Sí, sí, el autor de la más prestigiosa obra sobre nuestra Guerra Civil, según me explicó hace años mi profesora Carmen Iglesias. Sí, sí, el que ahora mantiene una estrecha amistad con la segunda mujer del malogrado Jesús de Polanco, Mari Luz Barreiros, a cuyo padre ha dedicado un libro. Sí, sí, Lord Thomas de Swynneton, miembro de la Cámara de los Lores.

El artículo en cuestión, La opción de Don Felipe, es para leerlo. El autor, tras recordar la historia política de Cuba que pasó de sesenta años de dominación estadounidense a tres décadas de dictadura comunista, mantiene que "La isla precisa un nuevo padrino, y los europeos y los latinoamericanos deben insistir en que España sea el candidato predilecto y no Estados Unidos, que entre 1898 y 1959 hizo gala de un sorprendente don para cometer errores en Cuba".

No se limita a sugerir que Cuba se fije en los modelos democráticos europeos. Recordando un comentario informal de Fidel Castro sobre la inexistencia de un Rey cubano que jugara un papel semejante al de Su Majestad, Hugh Thomas propone:

"(...) la influencia de Don Juan Carlos en Cuba podría pasar a Don Felipe, quien podría visitar Cuba, reunirse con personas representativas y conocer a fondo los vestigios de los tesoros de la que en su día fuera una rica colonia española (...) El mensaje para Cuba de un Príncipe español podría traer un anuncio de constitucionalismo democrático: democracia parlamentaria con una Monarquía formal y responsable."

Cuando leí esos y otros párrafos del artículo, me quedé petrificado. Después del conflicto de mi Augusto Padre con Hugo Chávez, sólo faltaba que Fidel Castro me viera como el motor del cambio cubano para liquidar el castrismo dando paso a una monarquía caribeña.

Esto me recuerda un episodio, ridículo y dramático a la vez, del siglo XIX. Cuando mi antepasada, la madre de Isabel II, la reina Gobernadora María Cristina, intentó con su marido plebeyo instaurar en Ecuador la dinastía Muñoz Borbón a través de un hijo suyo.

El artículo en cuestión, aunque tardíamente, ya ha empezado a tener repercusiones al otro lado del Atlántico, sobre todo entre la Miami hispanohablante. Para El Nuevo Herald, a Hugh Thomas, "que lo conoce hasta el gato en temas de hispanidad (...) se le ha ido el patín a otra parte de la historia".Y no ha sido el único periódico en ocuparse de tan escandalosa propuesta.

Lo ya publicado no es nada comparado con la respuesta que me temo pueda salir de la pluma de Fidel Castro en algunos de su artículos en Gramma o mediante pronunciamiento editorial del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.

¿Por qué me meterán en estos líos con lo prudente que soy?

por F.G-Romanillos
(Una colaboracion de Jose Mario Heredia)

Buscar este blog