( Biblioteca de Matanzas, Cuba, antiguo Casino Español. Foto de Internet )
Como medio de ''congraciarse'' con la población negra de Cuba, el gobierno actual ha ''permitido'' - observen las comillas, por favor - el culto africano, pero el cristianismo, en todas sus manifestaciones, y más en la Iglesia Católica, ha sido incluso perseguido y penalizado por este experimento de ''nación,'' ideado por los comunistas cubanos, autoproclamados ''seguidores de Martí,'' yo diría que como todos los demás oportunistas que nos han tocado como gobernantes.
Y cómo ha podido un pueblo católico y mariano como el cubano abandonar su Iglesia para entregarse inertes a las huestes de la debacle? Muy sencillo: La desilución lo llevó a ello. En 1959, tras 57 años de república, el pueblo de Cuba se sentía desfraudado y con toda razón. En este corto periódo de tiempo hubo en Cuba ocupación militar norteamericana (solicitada por el propio gobierno cubano), hubo guerrillas de negros, hubo revoluciones, golpes de estado, hubo corrupción, hubo censura, hubo huelgas, hubo gansterismo político y hubo un gran ''etcétera'' de fallos que terminaron por hacer del pueblo de Cuba un pueblo sin fé en su sistema de gobierno. En su desesperación y por un cambio para mejorar, el pueblo cubano renegó hasta de Dios!
En 1959, con una promesa de mejoras ante sí, el pueblo cubano se entregó a la tarea de hacerse de una ''nueva'' identidad y el resultado ha sido, precisamente, todo lo contrario. De este nuevo ''renacer'' como cubanos, hemos sacado un enorme NADA y un sentimiento de decepción más fuerte aún que respalda la sensación de fracaso. De ahí que los símbolos ''patrios'' estén comprensible y estrechamente ligados en las mentes de los jóvenes cubanos a todo lo que un ser humano, en sus cinco sentidos, tiene por fuerza de la lógica que rechazar: Penurias, hambre, persecución, torturas, exilio, muerte. Todo en nombre de una falsa interpretación de PATRIA.
Muy bién, es hora de revisar los últimos 100 años de independencia y de preguntarnos si es esta, en verdad, es la fórmula idónea para fomentar el progreso y para lograr, en el verdadero sentido de la palabra, la libertad de los cubanos de futuras generaciones. Es hora de cuestionarnos seriamente si hicimos bién separandonos de la PATRIA GRANDE, para inventarnos una PATRIA CHICA, que tan amargos frutos ha dado a un pueblo trabajador e industrioso como el cubano. Dónde estaríamos hoy, si no hubiesemos alterado el orden natural de las cosas y hoy fuésemos, como lo fuimos y como lo es Canarias, por ejemplo, una próspera provincia española?
Tendríamos que aprender de todos nuestros errores y, sobretodo, del principal de ellos: Separarnos de nuestra PATRIA natural, la de nuestra sangre, la de nuestra raza, la de nuestra religión, la de nuestra cultura, para hacernos de este destino nefasto que ha sido el experimento de la independencia y de la república.
¿Qué hacemos? Volvemos a la desatinada y mil veces equivocada maroma de creernos una identidad diferente al resto de la nación española o ¿volvemos a nuestras raíces, en calidad de Comunidad Autónoma, con las libertades que esto conlleva y con la estabilidad que tanta falta nos hace para, de verdad, renacer y hacer de Cuba, una vez más y de manera definitiva, la ''perla'' indiscutible de las Antillas?