Crée usted de que Cuba estaría mejor como:

jueves, 1 de julio de 2010

Galegos en Cuba. Romerĺa de 1925

Este video es de una Romería de gallegos en Cuba en el año de 1925.

(Foto de Internet del Centro Gallego de La Habana, Cuba.)




Dejando a un lado a Cristóbal Colón, se ha dicho que el verdadero descubridor de Cuba fue el gallego Sebastián de Ocampo, quién en 1509 recorrió la isla.


Hacia la mitad del siglo XIX la presencia gallega se hizo masiva en Cuba, y aunque muchos regresaron portando nuevas ideas, otros permanecieron formando familias mestizas, de varón español y mujer nativa.


Los gallegos se asentaron en Cuba y crearon una gran infraestructura socio-cultural, siendo el mayor de los símbolos el Centro Gallego de La Habana, creado el 23 de noviembre de 1879, para asegurar a sus asociados asistencia sanitaria, contribuir al realce y prosperidad de la cultura del país natal y fomentar la unión de los hijos de Galicia y de sus descendientes, además de proporcionar ayuda a los inmigrantes gallegos.


Antes, el 31 de diciembre de 1871, los gallegos emigrados a Cuba fundaron con fines benéficos la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia, que constituyó la base para el posterior Centro Gallego de La Habana.
El 24 de octubre de 1886, en el local de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana y bajo la presidencia de Manuel Curros Enríquez, un grupo de socios funda la asociación Aires d'a Miña Terra, con el objetivo de “proporcionar asistencia sanitaria a la mujer y al niño”.


Una signicativa obra de carácter nacional e internacional fue la edificación del nuevo Palacio Social, frente al Parque Central de La Habana, que incluyó un gran teatro conocido en la actualidad con el nombre de Gran Teatro de La Habana. Más tarde, un grupo de jóvenes gallegos fundó en 1920 la Agrupación Artística Gallega.


Hubo muchas y muy destacadas personalidades gallegas en Cuba, pero son de señalar en el siglo XIX a Ramón de la Sagra (1798-1871), que fue director del primer Jardín Botánico y autor de la obra sobre Historia Económico-política y Estadística de la Isla de Cuba, y a Bartolomé José Crespo y Borbón (1811-1871), periodista y dramaurgo, que aportó su humor al teatro cubano y a la obra literaria de Xoce Neira Vilas.
Defenderán su propia lengua, sus expresiones artísticas y musicales. Por ello crearán Centros y Sociedades Gallegas, para prestar atención médica, para ayudarse los unos a los otros, y sobre todo, para recordar la tierra lejana. Entre estas sociedades destacan el Muy Ilustre Centro Gallego de La Habana en 1879 y la Sociedad de Beneficencia de los Naturales de Galicia, 1871, aún en funcionamiento.

Inmigración canaria a Cuba y naufragio del Buque Valbanera en 1919

Video del Buque Valbanera procedente de Canarias y que naufragoó en entrada de la Bahia de La Habana en septiembre de 1919, después de una escala en Santiago de Cuba. Un pasaje triste de la historia de inmigración canaria a Cuba.

(No sé por que sale esa foto de Fidel, si en el video no sale y no tiene nada que ver con esto)






Canarios en Cuba


La emigración canaria a Cuba fue cuantiosa y sostenida, tanto que puede considerarse una de sus principales raíces culturales y etnográficas. Hoy no es raro el cubano con parientes en Canarias, y menos el que lleva un apellido guanche.
Porque los descendientes de aquellos emigrantes canarios del XVII poco tardaron en considerarse cubanos de pura cepa.
Las condiciones de emigración del común de los españoles fueron muy diferentes de las de los canarios. Tras “pacificar” las islas, y en prevención de posibles rebeldías, los Reyes Católicos ordenaron el traslado de grupos de población nativa guanche a las nuevas colonias de América. En lugar de llegar como colonos o soldados, los isleños, como se los conoce en Cuba, lo hicieron como mano de obra para las plantaciones de caña de azúcar.
Los pobladores de Cuba de origen canario llevaron consigo sus devociones tradicionales. Así, el culto a la Virgen de la Candelaria, surgido en Tenerife en el siglo XIV, inspiró la construcción de una ermita en Guanabacoa. Los propios canarios fueron quienes, en el siglo XVIII, la convirtieron en la hermosa iglesia de Santo Domingo.
La influencia canaria en la cultura cubana actual es muy notable. A ella se debe la pronunciación peculiar del castellano en Cuba, y la preferencia por formas poéticas como la décima campesina. La improvisación, el punto guijarro o “repentismo”, una persistencia de las fiestas campesinas o guateques y las famosas parrandas o Charangas.
En ciertos lugares ha sido especialmente destacado el papel de los inmigrantes canarios. Entre ellos: Güira de Melena, Jaruco, Matanzas, San Juan y Martínes en Pinar del Río, Cabaigüan de Sancti Spíritus, Guanabacoa, San Cristóbal de La Habana, Jesús del Monte, Santiago de las Vegas, Bejucal, Santa María del Rosario y Remedios.
Familias enteras y sucesivas generaciones pudieron emigrar a Cuba. Para ellos, el mar, más que un elemento de separación, lo ha sido de unión. Eran intereses más de tipo familiar o social lo que les movía en esta aventura. Los canarios fundaron las ciudades de Matanzas, Vuelta Abajo, Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas. Entre los canarios ilustres se encuentra Leonor Pérez, la madre de Martí, que ha dado nombre a la Asociación Canaria de Cuba.

Los canarios y los cubanos. Algo para relajarnos

Cuba tiene sangre e influencia de toda España, pero quién puede negar que Islas Canarias y Cuba, no sean hermanas separados a la fuerza. De Puerto Rico no quiero hablar pues no quiero que piensen que hago campaña para que regrese a España, eso solo le compete a ellos, pero también son los hermanos separados en este trío de conjunto de islas.

Aquí pueden ver un Punto Guajiro, que es la música folklórica campesina de Cuba, y tiene sus origenes en Islas Canarias. Interpretado por un cubano y un canario para el programa Tenderete de TVE


A continuación podrán ver la similitud entre los canarios y los cubanos. Que pena que nos hayan separado! Me alegro por ellos que no se independizaron y no han tenido que pasar por que estamos pasando los cubanos. Si hubiésemos seguido siendo españoles, estuviéramos como ellos.

Incidente entre Enrique Collazo y José Martí por William Fountain

(Foto de Enrique Collazo Tejeda de Internet)

Carta #1 del Comandante Enrique Collazo a José Martí(1)

Habana, 6 de enero de 1892
Sr. D. José Martí
En la Emigración

Muy señor mío:

He leído una hoja suelta, titulada Por Cuba y para Cuba, que reproduce un discurso de usted pronunciado en Tampa el 26 de noviembre de 1891(2). No es mi ánimo discutir ese discurso; doy por sabido que en él trata usted magistralmente los arduos problemas políticos y sociales de nuestro país, ideando las más galanas soluciones. En la sexta columna del citado impreso, hay un párrafo, el tercero, que copio al pie de la letra:

“¿O nos ha de echar atrás el miedo a las tribulaciones de la guerra, azuzado por gente impura que está a paga del gobierno español, el miedo a andar descalzo, que es un modo de andar ya muy común en Cuba, porque entre los ladrones y los que los ayudan, ya no tienen en Cuba zapatos sino los cómplices y los ladrones?” Pues como yo sé que él mismo que escribe un libro para atizar el miedo a la guerra, dijo en versos, muy buenos por cierto, que la jutia basta a todas las necesidades del campo en Cuba, y sé que Cuba está otra vez llena de jutías, me vuelvo a los que nos quieren asustar con el sacrificio mismo que apetecemos, y les digo: -“Mienten”.

Los que militamos en la revolución y vivimos ahora en Cuba tenemos hoy el mismo criterio que ayer tuvimos, y, a pesar del tiempo transcurrido, mantenemos los vínculos que nos unieron a la década del sacrificio. Nuestro juicio sobre la emigración, por la conducta que observó durante la guerra, está consignada en el folleto que, a raíz del Convenio del Zanjón, publicó el autor de A pie y descalzo(3).

Después de la guerra hemos perseverado en esa opinión, abonada por los hechos; pero nunca imaginamos tan ruin a esa emigración como usted la hace aparecer en su discurso. ¡Cómo! ¿Con qué; a pesar de los años transcurridos, todavía puede asustarse esa emigración con el relato fiel de las privaciones, trabajos y desventuras que afrontamos durante diez años? ¿Crée usted, señor Martí, que los que, a impulso del deber, arrostren el peligro de hacer patria, deben ir ciegos o engañados como el soldado mercenario a quien se emborracha para que sirva de carne de cañón? ¿Tan ruin imagina usted la generación presente, que la cree incapaz de ir al sacrificio con plena conciencia de lo que va a hacer, con el mismo valor y estoicismo con que arrostraron la muerte, en el campo y en el patíbulo, los hombres del 68? Su manera de presentar las cosas nos autoriza para creerlo: los cubanos de hoy se asustan -eso piensa y eso teme usted- con un sencillo relato de penalidades. Pues bien, señor Martí: ofensa tan grave a los cubanos, jamás pensó inferirla el autor de A pie y descalzo, ni ninguno de sus compañeros, que unánimemente aplaudimos la veracidad y oportunidad de un libro cuya moral debe llenar de orgullo a todo corazón cubano. Como usted no ha comprendido el mérito real de ese libro, yo quiero explicárselo ahora, en muy pocas palabras: sabiendo, de lo que es capaz ese corazón cubano, que usted calumnia; sabiendo, porque ése fue el mundo en que vivimos durante diez años, que no hay trabajo ni sacrificio que le arredre en cumplimiento del deber, quisimos darle una idea clara y precisa del calvario que nosotros habíamos recorrido, para que aprovecharan la enseñanza nuestros hijos y sucesores.

No nos extraña que usted haya comprendido mal la índole de A pie y descalzo: el libro ha debido parecer a usted terrorífico. El que con ofensas más que suficientes -el grillete-, con edad sobrada, no cumplió con los deberes de cubano cuando Cuba clamaba por el esfuerzo de todos sus hijos; el que prefirió continuar primero sus estudios en Madrid, casarse luego en México, ejercer en la Habana su profesión de abogado, solicitar más tarde, como representante del Partido Liberal, un asiento en el Congreso de los Diputados, por Puerto Príncipe o por Cuba(4) el que prefirió servir a la Madre Patria, o alejar su persona del peligro, en vez de empuñar un rifle para vengar ofensas personales aquí recibidas, ése, usted, señor Martí, no es posible que comprenda el espíritu de A pie y descalzo. Aún le dura el miedo de antaño.

No; no es posible que usted comprenda lo que es, en toda su fuerza, el cumplimiento del deber; pues que en el momento preciso en que todo le obligaba a cumplirlo, pudo más en usted el amor a sí propio que el amor a Cuba. Y, sin embargo, hoy es usted patriota, y valiente, y héroe, y hasta orador. Y hoy es usted un prohombre cubano; la representación metafórica del patriotismo; sospecho que hasta mártir, un Bolívar en perspectiva; y nosotros... nosotros “estamos a paga del gobierno español”.

¡Cómo cambian los tiempos, señor Martí!... ¿Tenemos nosotros la culpa de que usted no prosperase en su bufete de abogado, o de que orientales y camagüeyanos no lo llevasen con sus sufragios a los escaños del parlamento español? ¿Qué le hemos de hacer, si usted por más que diga, no puede borrar su pasado? Pero si usted quiere ser cubano póstumo, o guapo, después que ha pasado el peligro, séalo en buena hora; pero déjenos en paz. Quien tanto miedo tuvo a sacrificar su vida cuando Cuba lo exigía, respete y no importune a los que por Cuba expusimos la cabeza una y mil veces.

Haga usted discursos; hable cuanto quiera; viva como mejor le acomode; que a nosotros no nos importa como vive cada cual. Sepa usted, señor Martí, que aquí, cara a cara del gobierno, nosotros conservamos nuestro carácter de cubanos y de revolucionarios; que no hemos hecho transacción alguna que desdiga o empañe nuestros antecedentes; que somos hoy lo que éramos en 1878; pero sepa al mismo tiempo que no rebajamos nuestra condición adulando a un pueblo incrédulo para arrancarle sus ahorros; que pedimos nuestro sustento al trabajo; que vivimos con la satisfacción del deber cumplido, pudiendo decir con orgullo: a nadie tememos; a nadie debemos; a nadie adulamos.

Si de nuevo llegase la hora del sacrificio, tal vez no podríamos estrechar la mano de usted en la manigua de Cuba; seguramente porque entonces continuará usted dando lecciones de patriotismo en la emigración, a la sombra de la bandera americana.(5)

De usted, S. S. Q. B. S. M.
Enrique Collazo(6).

Firman, por estar conformes:

José Ma. T. Aguirre(7), Francisco Aguirre, Manuel Rodríguez.

(
(6) Enrique Collazo y Tejada nació en Santiago de Cuba, el 28 de mayo de 1848-murió en La Habana, el 13 de marzo de 1925. Se encontraba en España cursando estudios militares cuando estalla la revolución en Cuba y, deseoso de unirse a ella, parte para Francia; de allí viaja a los Estados Unidos, y se enrola como soldado en la expedición del Perrit, comandada por el general Thomas Jordan, que desembarca en Cuba en mayo de 1869. Al concluir la guerra, por sus méritos militares, ostentaba el grado de Comandante. En compañía del general Gómez parte para Jamaica, y en 1887 regresa a Cuba y continúa conspirando hasta el 15 de noviembre de 1894 cuando, en representación de los revolucionarios de la Isla, se dirige a Nueva York, donde junto con Martí y el general Mayía Rodríguez, enviado especial del General en Jefe Máximo Gómez, firma el plan y la orden de alzamiento. Vence múltiples dificultades, pero logra desembarcar en Varadero el 17 de marzo de 1896, y termina la guerra como General. Fue además, representante a la Asamblea Constituyente de la Yaya en 1897.

(7) José María T. Aguirre y Valdés (La Habana, 22 ago. 1843-Loma de Jaruco, La Habana, 29 dic. 1896). Al estallar la guerra en 1868, marcha al extranjero; regresa a Cuba en la expedición del Galvanic para incorporarse a la lucha independentista en la que alcanza el grado de Teniente Coronel. Deportado a España, es liberado al firmarse la paz del Zanjón. Forma parte de los conjurados en la Guerra Chiquita; pero fracasada esta, regresa posteriormente a La Habana. El 24 de febrero de 1895, al lanzarse en Baire, Oriente, el grito de Independencia o Muerte, es apresado, pero lo liberan más tarde. Viaja a los Estados Unidos, de donde el 10 de noviembre de ese año parte en unión del general Francisco Carrillo al frente de una expedición, que seis días después los dejaría en las costas orientales de la Isla. Se incorpora otra vez a la lucha emancipadora en la que, luego de participar en algunos combates victoriosos, en la provincia de La Habana, enferma gravemente y muere.

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“Enrique Collazo, testigo de las negociaciones de la Paz del Zanjón y soldado de fila escribe, a propósito de este triste desenlace:

“"La República había muerto. La Cámara había dejado de ser; los trabajos y peligros de diez años de lucha habían sido infructuosos; inútil tanta sangre cubana derramada; nuestros héroes no tendrían más recompensa que el olvido para ellos, el hambre y la miseria para sus hijos; y para los que tuvimos la desgracia de sobrevivir, el desengaño como premio, la calumnia y el desdén de nuestros paisanos como galardón a nuestra fe y patriotismo. Aquellos que, descansadamente, esperaban tranquilos en el hogar las noticias de nuestras derrotas o victorias fueron nuestros jueces, o los que, llenos de ardor bélicos nos acusaban de traidores o cobardes".

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Mi opinión:

 Cada vez mas, me maravillo de la historia de Cuba, con España había más libertad que con la Independencia, por ejemplo, José Martí, después de haber estado preso por revolucionario, ser deportado a la Península y estudiar en Madrid. España crea una amnistía y los revolucionarios pueden regresar a Cuba. Después de viajar por los países que quiso, regresa a la Habana y ejerce su profesión de abogado y más tarde es representante por el Partido Liberal, y tiene un asiento en el Congreso de los Diputados por Puerto Principe, o por Cuba, etc.  Yo no entiendo nada, siempre me dijeron que España fue mala con Cuba, y con la independencia los cubanos exiliados no pueden regresar a la isla y ejercer su profesión y aspirar a un puesto político. La Independencia es una Falacia y no ha resuelto nada en ningún país de Latinoamérica. Todos son un desastre!

Cada vez me convenzo más de que la guerra llevada a cabo por Jose Martí, fue innecesaria y trajo mucha sangre, y destrucción a toda Cuba. La Tea Incendiaria de Máximo Gómez fue un acto genocida, La quema de fincas, de ganados, de ferrocarriles, de ingenios azucareros, de pueblos por ejemplo llevados a cabo por Calixto Garcia en Gibara y otros lugares fue un crimen de lesa Humanidad. Fue un enfrentamiento entre primos que nunca debió ocurrir, ahí nos creamos una Karma Negativo de grupo que aún estamos pagando. Basta de revoluciones y la de Jose Martí, quien fue un gran desconocido dentro de Cuba, hasta época de la República que se dió a conocer como el Mesías, el Jesucristo cubano, desde mi punto de vista, fue un error. A Martí lo necesitábamos vivo, participando del gobierno y cambiando lo malo, llevando la educación por los campos de Cuba y enseñando, pero siempre dentro de la paz y la cordialidad. Los historiadores nos han mentido muchísimo, La verdad tiene que salir a la luz. Somos un pueblo engañado y manipulado. J.R.M.

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