(Los dos personajes mas queridos de Cuba, “el gallego” y “el negrito”) (Esto lo agrego yo, J.R.M.)
Una de las experiencias más intensas y ricas de mi generación, fue sin dudas la de la década de los ‘80; cuando la perestroika soviética vino a decirnos que nada era como creíamos que era, y que el mundo seguía impertérrito ante nuestra equivocación. Dentro de esas cosas que creíamos, estaba la enorme teología del nacionalismo revolucionario cubano; que desconocía la procedencia dominicana de dos de nuestros íconos libertarios, Hatuey protomártir y el Generalísimo Máximo Gómez; quien de hecho pudo aspirar cómodamente a la presidencia de la república, aunque no lo hizo, y quién sabe si inspirado por la sabiduría divina. No obstante eso, y hechos flagrantes como el matiz de nuestras enseñas patrias —la de Carlos Manuel de Céspedes se inspiraba en la de Texas, uno de los estados esclavistas de cuando la Secesión; y la de Narciso López, pues ya sabemos—, hemos sostenido un nacionalismo burlesco. Nadie ha podido explicar que ese nacionalismo fuera tan expansivo que programara para después una "liberación" de Puerto Rico; tampoco que todavía con la sangre del 1959 fresca, Cuba intentara invadir a Santo domingo —¿venganza histórica, por aquello de Hatuey y el Máximo?—, ni que terminaríamos sacrificando cubanos en África
Sin embargo, envejecer tiene sus ventajas, porque ya uno empieza a liberarse de dogmas; porque los dogmas no son sólo religiosos, o las ideas políticas suelen manipularse como las doctrinas religiosas. Así que a la experiencia de la perestroika debemos libertades como la de no extrañarnos con una propuesta como la de Cuba española; de hecho, podemos darnos el lujo de sopesar hasta el anexionismo tradicional a los Estados Unidos y a Inglaterra. Si fuéramos pragmáticos, es decir, más sabios, podríamos plantearnos hasta una filiación con Finlandia o Chile; países modélicos en eso de la economía funcional y el desarrollo sostenido, virtudes que tanto nos hacen falta. Más allá de eso incluso, José Ramón Morales tiene la virtud de trasladar a la internet lo mejor de la cultura política norteamericana; donde todas las tendencias padecen de suprematismo, y tratan de deslegitimarse unas a otras; pero donde la Constitución las defiende a todas para que cada quien pueda escoger la que más le convenza, y nadie puede ofender a nadie sin encarar penas por esa "falta a los modales".Después de todo, nada que se postule fuera de la individualidad plena de cada uno puede ser confiable; y de hecho, si vas a pagar las culpas, lo menos que puedes es ser también el culpable. Además de eso, José Ramón tiene a bien decirlo en minúsculas, con un blogsito ahí; es decir, sin las pretensiones de creerse un medio alternativo con la falsa solemnidad de las cosas espurias; y debe ser por eso que puede darse el lujo de la sencillez, la cortesía y la amabilidad, que de tan escasas uno agradece cada vez más.
Nota: El título de este post iba a ser Elogio del blogsito ahí, pero corría el peligro de caer en el auto bombo; así que decidimos estrechar el marco y hacerlo sobre un blogsito ahí específico, y ninguno como Cuba Española
Negros. Un blog de El Manierista.
Negros. Un blog de El Manierista.
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