Por Miguel Leal Cruz
Como ya se ha dicho en torno al poblamiento americano desde Asia a través de Bering para determinada época, 15-20 mil años AC, se apuntan otras teorías a considerar: la autóctona en Patagonia, la procedente desde Australia surcando el Pacífico hasta las costas chilenas (Pascua), y otras; puesto que nadie defiende las que, de seguro, remiten a poblamiento europeo por el norte del Atlántico (a través de placas de hielo) o por el sur, por otras gentes, entre las costas de Guinea y Brasil aprovechando las corrientes oceánicas existentes (hoy constatadas). Estas últimas son tan viables como aquellas otras clásicas, por su menor distancia y por que ya han sido recogidas en distintos dictámenes académicos. El problema es determinar la cronología exacta…
Para estas Islas Canarias (España), muy vinculadas a territorio americano desde hace 5 siglos, algunas posturas académicas con base científica en torno a nuestro también origen étnico europeo, también obligan a otro nuevo debate. El aprobado por los pelos referéndum (con una abstención en Canarias de los 2/3 del total del censo electoral con derecho a voto) para el proyecto de Constitución europea, ratificado el 20 de febrero de 2005 a instancia del partido socialista español, igualmente nos obliga a indagar sobre la relación socio-económica, humana (y étnica), entre estas islas y la antigua Europa desde cualquier momento histórico. Claro que sin perjuicio de la obvia relación en todos los aspectos con África como continente, geográfica y biológicamente próximo.
En un libro a publicar este mismo mes, Canarias-Cuba: Perspectivas cruzadas. Enfoque histórico y periodístico, se analizan estos aspectos y su vinculación con tierras americanas antes de Colón, en los primeros capítulos.
Se da por hecho que desde el inicio de la conquista y colonización a partir de 1402 en Lanzarote (y desde mucho antes para esta y otras isla), esta relación se consolida. Fueron los normandos, castellanos, andaluces, italianos y flamencos, a más de otros muchos pueblos siglos antes, los que consolidaron el nexo canario-europeo, globalmente. Si bien, estos integraron culturalmente a los aborígenes supervivientes; bastantes a pesar de todo y necesarios para poblar América, exhaustivamente investigados y citados en el mismo libro.
Estos antiguos canarios también tenían mucho de europeos (aunque esta aseveración sea desvirtuada por los independentistas de esta región). La auténtica historia así lo confirma. En efecto, para cronologías en torno a 2-3 mil años AC se sabe que los grupos étnicos “Mecha El Arbi” (pobladores de regiones al norte de la zona magrebí en la actual Argelia y Marruecos), con características claramente europeas (cráneo dolicocéfalo, piel clara y cabello rubio, llegados a través del corredor de Palestina), son los mismos que, procedentes del continente próximo, arribaron a Canarias en algunas de las distintas oleadas desde dichas fechas. Los numerosos cráneos claramente cromagnoides sistematizados por el Museo Canario denotan segura relación de Gran Canaria con étnica europea desde aquellos momentos.
Claro, la posición universitaria (hasta este momento) define la población prehispánica como originaria bereber en mayoría, sin matices claros. Esta postura es irrefutable. Pero aquí también percibimos esta presencia e influencia, puesto que los beréberes poblaron el sur de España hasta el paso de Despeñaperros, Jaén, (sólo hay que situarse en el mirador próximo a Tarifa, Cádiz, y visionar la cercana costa marroquí a través de un estrecho mar de sólo 14 kilómetros) que por proximidad geográfica queda obligada la interrelación cultural o de otro tipo. Se hace extensivo a otros grupos étnicos africanos que atravesaron aquel paso marítimo en cualquier momento de la prehistoria, protohistoria o historia, como debemos saber.
Sin embargo, durante los inicios del siglo V, los vándalos (originarios de la Alemania actual) y uno de los pueblos invasores en la provincia romana de Hispania al sur (hoy Andalucía), una vez construida una potente escuadra naval bajo mando de su caudillo Genserico, se trasladan hasta el Norte de África. Logran dominar a romanos y beréberes en el actual Marruecos hasta el Sahara ex español y Mauritania, bastante antes del dominio árabe a partir del siglo VII.
Estos invasores europeos persiguieron cruelmente a los referidos beréberes, no descartándose su presencia como otro sustrato poblacional más en Canarias por tal motivo; y de ahí la teoría del investigador alemán Franz Mayer, que considera esta posibilidad cargada de fuerte lógica, pero no sólo para bereberes sino para los propios vándalos apenas un siglo después.
Es por esto que, a partir de aquí surge otra teoría, ésta defendida por el escritor y viajante, también alemán, Franz Von Loeher, quien a finales del siglo XIX escribió un libro sobre la posible presencia de germano-vándalos en Canarias. Considera la semejanza somática de algunos aborígenes, ojos claros y pelo de color rubio, cómo el principal argumento para emparentar estas poblaciones con otras de origen centroeuropeo a lo que añade presuntas semejanzas lingüísticas (éstas menos posibles)
Tal hipótesis es desvirtuada en la introducción al facsímile del libro, publicado por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, cuyo autor Antonio Tejera Gaspar, dice: “Los dos supuestos sobre los que fundamenta sus teorías científicas: la semejanza antropológica y la lingüística para explicar ésa posible presencia aquí, no poseen en la actualidad ninguna base científica y han de catalogarse dentro de las explicaciones raras y curiosas sobre el poblamiento antiguo de Canarias”. Sin embargo, fue teoría muy extendida entre los ambientes científicos del siglo romántico con el acuñado de “buen salvaje” referido a los prehispánicos.
Pero es que (a partir del siglo X) los bretones, normandos, vikingos, daneses (más tarde la Hansa-comercial germánica) y otros pueblos del mar del Norte que eran grandes navegantes pudieron haber merodeado por estas islas ¿Quién se atreve a aseverar que no tuvieran relaciones con los ricos caladeros de pesca próximos a Canarias, con estancia en nuestras islas, cómo se sabe probado en cronologías anteriores al inicio de la Era cristiana para tartesios, gaditanos, cartagineses y romanos?
Precisamente, el general disidente Sertorio, siglo I antes del nacimiento de Cristo, derrotado por Roma en Hispania (España) fue el primer europeo que pretendió establecer su domicilio fijo en Canarias, de cuya existencia conocía por Juba de Mauritania entre otras fuentes escritas del momento.
Como comentario adicional, para no hacer extensivo este artículo, en estos momentos son cientos de miles los que acuden a nuestras islas desde todas partes del mundo a residir, o a buscar un medio de vida bajo un clima aún benigno y apacible. ¿De qué nos íbamos a extrañar? Con la globalización económico-demográfica universal que nos alcanza a todos, al paso que vamos dentro de unos años seremos no sólo europeos y africanos, sino también asiáticos, americanos o incluso polinesios.
La emigración humana entre diversos lugares geográficos a la búsqueda de mejores tierras de asiento, es tan antigua como la misma prehistoria.
Periodismohistoricosl.blogspot.com
1 comentario:
Interesantísimo artículo. Me gusta que de vez en cuando haya algo de la historia de España, que también es la historia de nuestros hermanos cubanos.
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