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viernes, 18 de marzo de 2011

Anexionismo cubano y Narciso López, el diseñador de la bandera cubana actual.


(Foto de Internet)

 La crisis ideológica de los liderales cubanos, el auge de la lucha social, la agresividad británica y los altibajos en  la política metropolitana, se unieron para dar fuerzas al movimiento anexionista durante la década de los años 40 y el primer lustro de los 50. Esta predisposición de amplios sectores económicamente dominante en la isla se vió favorecida, a partir de 1845, por un nuevo factor: el triunfo, dentro de los Estados Unidos, de la más feroz tendencia expansionista.
 El 29 de diciembre de 1845, el congreso de los Estados Unidos incluía la extensa región  mexicana de Texas dentro de su territorio. Con respecto a Cuba, los problemas generados por la conspiración de La Escalera, la actividad británica y los designios expansionistas expresados a tenor de la anexión de Texas, sirvieron para añadir peso a los criterios de los sureños  norteamericanos  como Edgard Everett y John Calhour, partidiario de la agresión de la isla a los Estados Unidos.
 Las reiteradas  estacias del primero de ellos en Cuba, permitían inferir, según Turnbull, que el verdadero objeto de su misión era tomar el pulso de la gente con respecto a la anexión. En 1843, Everett había escrito: Yo deseo y creo que no está lejos el tiempo en que […] la Gran Antilla añadirá otra estrella brillante a la bandera de nuestra confederación. John Calhoun, por su parte, consideraba que la “africanización” de Cuba formaba parte del plan inglés. Los negros libres deberían su liberación a Gran Bretaña y esto podía  obstruir la expansión de los Estados Unidos hacia el sur.
 Tres núcleos anexionistas surgieron en la isla durante estos años. El más importante, peligroso y poderoso era el de Occidente, que se denominó club de La Habana. Su objetivo declarado era mantener la esclavitud y la propiedad contra las posibles acciones inglesas y frente a un eventual movimiento popular, ya fuese abolicionista o portador de intereses más generales, pero capaz de poner en peligro el orden social imperante. Sus figuras  principales, José L. Alfonso, Miguel Aldama y Cristóbal Madan, dueño de grandes ingenios y numerosos esclavos. Veían en la anexión al sur de los Estados Unidos la preservación de sus intereses y la salvaguarda de sus propiedades. En primer lugar, pensaban en una salida pacífica a través de la compra de Cuba  a España por parte de dicha nación y solo en última instancia consideraban la posibilidad de un programa militar en tanto éste podía lesionar sus intereses en la isla.
 Otro núcleo, el de las Villas, también era conservador, en tanto representaba intereses esclavistas. Era fuerte en Trinidad, Santi Spíritus y Cienfuegos y estuvo muy relacionado con el movimiento gestado en dicho territorio por Narciso López.
 López, nacido en Venezuela, había luchado contra la independencia de su país. Tras la derrota colonialista partió para España. De 1824-1827, estuvo en Cuba, donde contrajo matrimonios con Dolores Frías, hermana del conde de Pozos Dulces.               

 A su regreso a España luchó contra los carlistas a las órdenes del general Jerónimo Valdés y cuando éste fue nombrado capitán general de la isla, volvió a Cuba. Fue designado gobernador de Trinidad y presidió la comisión Militar Ejecutiva y Permanente. Como su presidente participó en las represiones contra los movimientos sociales de la época y dirigió el tribunal que condenó a muerte a Turnbull y al negro libre J.M. Mitchell. En la isla se dedicó a varios negocios sucesivamente: una panadería, un ingenio en Cienfuegos y una mina en Las Villas, todas ellas empresas fracasadas, en las cuales perdió su fortuna. Narciso López inició sus acciones comparativas casi paralelamente al Club de La Habana. Su movimiento tuvo ramificaciones por Trinidad, Santi Spíritus, Cienfuegos y Matanzas. El moviendo anexionista fue considerado, incluso por importantes figuras del poder colonial. En estas conspiraciones participaron de forma muy activa, comerciantes españoles, en tanto pretendían, según algunos, conservar el orden social existente. Tal ves estas características del primer movimiento lopista expliquen sus primeras contradicciones con el Club de La Habana. Los fines últimos del movimiento eran, según expusieron algunos de sus participantes, la anexión a los Estados Unidos. Uno de los colaboradores mas allegados al general López, José Sánchez. La primera conspiración encabezada por López, conocida como de la mina de la Rosa Cubana, fue descubierta por las autoridades de la isla, por lo que tuvo que huir.  

 En el extranjero reorganizó sus fuerzas con militares norteamericanos que habían participado en la expedición  contra México. El otro núcleo anexionista de importancia era el de Puerto Príncipe, que tenía  ramificaciones en oriente. Lo integraba un grupo de terratenientes que pretendía lograr para la isla un desarrollo capitalista. Nucleaba a liberales escépticos, opuestos al dominio de España, pero con escasa fe en las capacidades del pueblo cubano para lograr la independencia por sus propios medios. Convencidos de que la acción reformista dentro  de las estructuras españolas no era posible, consideraron que el modelo democrático-republicano y capitalista del norte de los Estados Unidos podía convenirles para lograr, como parte integrante, de dicho país, el desarrollo de la isla. Este grupo lo integraban algunos exiliados que habían formado parte del movimiento separatista de los años 20 y del movimiento reformista de los años 30. Su figura mas destacada era Gaspar Betancourt Cisneros, mas conocido por el seudónimo de El Lugareño, quién expresó la visión del grupo. El rebajamiento moral de los anexionistas quedaba expresados en estas y otras manifestaciones de desprecio hacia su propio pueblo. En 1848, los anexionistas vinculados a El Lugareño, comenzaron a publicar el periódico La Verdad, que trataba de infundir en la población cubana las ideas anexionistas. En medio de esta  crisis de valores se alzó contra la anexión  la voz de José A. Saco. Saliendo de su prolongado retiro político y oponiéndose a los sectores que ponían sus intereses económicos por encima de los intereses sociales y políticos de la patria.  

 Resulta necesario aclarar que la opción anexionista en sus diferentes vertientes, tenía un concepto elitista del pueblo cubano, del cual no formaban partes no solo el hombre negro, sino ninguno de los sectores marginados y humildes. Incluso la vertiente abolicionista, que veía en la eliminación de la esclavitud y sus inmediatas consecuencias, la posibilidad de explotar en una forma más moderna la fuerza de trabajo liberada, sin  que estos le significase una inversión cuantiosa, tampoco identificaba sus derechos de propietario con los del resto del pueblo. El anexionismo no solo colocaba la búsqueda de la liberación política del terreno más desfavorable al hipotecar los destinos del país sino que separaba raigalmente a los cubanos y, con ello, la lucha política social.
 En cambio la política española hacia Cuba crearía nuevas condiciones, ahora contra el movimiento anexionista. El nombramiento del general José Gutierrez de la Concha en noviembre de 1850, y la política aplicaba por este produjo un acercamiento entre los sectores económicamente dominantes en la isla y el gobierno colonial. El nuevo capitán general dio el paso más importante en la solución del conflicto al nombrar a José L. Alfonso como representante en Londres de la Junta de Fomento de la Habana, en realidad como el hombre encargado de lograr un arreglo con los británicos. Después de una larga entrevista con Lord Almerston, ambos convinieron estar en perfecto acuerdo con respecto a los destinos de Cuba.
 Tanto Alfonso como el club de La Habana se manifestaban ahora opuestos al anexionismo que poco antes habían patrocinado. En ese momento y sin tener en cuenta las nuevas condiciones, Narciso López produjo sus dos desafortunadas expediciones, primero la del Creole y después la del Pampero. En ninguno de los dos casos contó el general con el suficiente apoyo interno. La burguesía esclavista estaba en disposición de conveniar con Inglaterra y configurar una nueva alianza de poder con la metrópolis; las capas medias y las masas populares no prestaban su apoyo a un movimiento tan claro matices extranjeros. (así todo la ciudad de Cárdenas, es considerada Ciudad Bandera, pues fue donde por primera vez ondeó la bandera cubana anexionista de Narciso López. ¡Que ironía! Esa es la bandera de Cuba hoy en día. J.R.M.)
 El primer intento de López fue en 1849. se originó en Cat’s Island y fue disuelto a instancias de capitán general de la isla. El segundo, organizado en Isla Redonda, fue liquidado por orientación expresa del presidente estadounidense Sacarías Taylor,  como consecuencia de su cambio de política con respecto a la anexión de Cuba a los Estados Unidos. 

 El propósito de esta expedición era crear un estado que se proclamaría “Republicano, democrático y libre”, a fin de solicitar, tal como lo había hecho Texas, la anexión a los Estados Unidos. Quitman, alegando su condición de gobernador de Mississippi, no acepto la nominación pero mantuvo contacto con el grupo lopista, estimulándolo incluso insinuándole que más adelante podía reconsiderar su negativa. 
 Los anexionistas camagüeyanos, por su parte no compartían los criterios en cuanto a la nueva opción reformistas diseñadas por Alfonso. Para ello estos cambios no solucionarían el problema de Cuba. Seguía viendo el modelo democrático-republicano norteño la mejor alternativa. Creían con este fin debían iniciar la lucha interna. Su imagen de los Estados Unidos resultaba una idealización bien ajena a su realidad interna y a los objetivos políticos de aquel país. En 1851, los preparativos de un alzamiento en la región principeña eran evidentes. El 4 de julio, día de proclamación de la independencia de los Estados Unidos, fue la fecha seleccionada para el alzamiento por Joaquín de Agüero, abolicionista  muy querido y respetado en Puerto Príncipe. Detenido por las fuerzas españolas fue ejecutado el 12 de agosto en la sabana del arroyo de Méndez. Las mujeres camagüeyanas, en señal de luto decidieron cortarse los cabellos. También resulto fallido el alzamiento de Isidoro Armenteros en Trinidad, al igual que los intentos realizados en Vuelta Abajo en 1852.
  Bibliografía:
 El anexionismo en Cuba (world processing)                  
      

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola José,
Creo que la opción anexionista con EEUU está todavía vigente en muchos cubanos. Quizá es lo que ha tenido que ver con la formación de otro grupo de cubanos anti norteamericanos, que son los que, nos guste o no, han ganado la partida desde el 1959. Acción - reacción. La cercanía con EEUU ha beneficiado a muchos cubanos allí residentes, pero para los intereses de la Isla ha traído más problemas que aciertos.
Iván Gerard Lleonart

Anónimo dijo...

2 patriots - 2 idiots

Anónimo dijo...

gogleando me he topado con algo insolito que no se si es cierto,dice:
en el 2055 estados unidos tiene que devolver florida,es decir los norteamericanos estan de prestados en florida.
dejo el link
http://comunidad.terra.es/forums/thread/12431551.aspx
hay muchos mas.

Anónimo dijo...

Yo tambien lo he leido y no se si será cierto, pero no importa, se la regalamos, ellos no devuelven nada.
Me conformo con que permitan a Cuba incorporarse nuevamente a españa, si es que los cubanos quieren, y que a Puerto Rico le den la independencia, y dios dirá despues.

Anónimo dijo...

Tu Madre HP

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