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martes, 2 de noviembre de 2010

Retirada de la Estatua de la Reina Isabel II del Parque Central de La Habana en 1899


 Del año 1840 data la primera escultura en bronce de la Reina de España, Doña Isabel Cristina de Borbón, representada como la monarca niña que era entonces, y colocada frente al Teatro de Tacón para que desde allí dominara el Paseo de Extramuros (hoy Prado), el cual a partir de entonces se dominaría Alameda de Isabel II.

 En 1853 se quiso sustituir la diminuta estatua por otra de imponente mármol, mayor y mas digna de la Reina(quien, desde luego también había crecido), para cuya ejecución fue expresamente contratado un escultor francés: D. Philippe Garbeille.

 Cuatro años demoró Garbeille en poder concluir su trabajo, de modo que durante ese tiempo faltó Isabel II de su "trono" en el sitial publico que se le reservara, que no fue otro que la Plazuela de Tacón (frente al teatro del mismo nombre), cuyo plano general fue diseñado por el artista español Victor Patricio de Landaluze. Esa plazoleta permaneció vacía hasta que por fin en soberbia ceremonia celebrada el 19 de Noviembre de 1857 (día del santo de la Reina), quedó inaugurada la segunda estatua conmemorativa que se le dedicaba en Cuba, la cual se mantuvo en pie menos tiempo aun que su antecesora de bronce.

 En la madrugada del 16 de enero de 1869, cumpliendo órdenes muy expresas del gobernador y capitan general Francisco Lersundi, Isabel II fue retirada de su pedestal "por haber sido proclamada la revolución en España. (que culminó con la caída de los Borbones) y no ser grata su vista a los españoles de esta Isla. 

 La estatua fue trasladada nada menos que a la capilla de la cárcel, el lugar donde los condenados a muerte pasaban sus últimas horas en el que, por esos azares del destino, la propia Reina fue la única mujer compañera de cautiverio de los juramentados enemigos de España, que eran muchos y cada vez mas numerosos en aquellos años insurgentes en las que se iniciaba la primera guerra mambisa.

 No fue hasta 1875, año en el que se restauró la casa Borbón con la coronación de Alfonso XII, que recobró su libertad y su parterre la estatua de la Reina Madre: y una vez mas fue develada en solemne acto oficial con el que el pueblo de La Habana "celebraba (ahora de nuevo) jubiloso la proclamación de la Monarquía".

 Pero no alcanzó a ver desde su trono los festejos del fín del siglo. El 12 de Marzo de 1899, por disposición del municipio de la capital, la estatua de la Reina fue definitivamente retirada de su asiento en el corazón del Prado.

 Los periódicos de la época ofrecen versiones bien contradictorias en torno a los tintes emotivos del acontecimiento. El periódico "La Lucha", en su versión del propio dia 12, señala: "La bajada de Isabel II atrajo al Central Park ayer, la misma concurrencia que antes iba por la mañana a ver la parada, y que hoy hace lo mismo con las evoluciones de los soldados americanos, y se entusiasma con los remolinos que imprime el Músico mayor con su enorme porra… y no pasó nada mas, ni se entusiasmó nadie, ni se emocionó ninguno de los espectadores…Y cuando funcionó el aparato, y sufrió la debida tensión el grueso del calabrote, cayó la reina destronada, en medio de la mayor indiferencia".

 "La Discusión" sin embargo, en una crónica fechada el día siguiente relata:

 "Después de grandes trabajos que se hicieron durante todo el día de ayer y cerca de las cinco de la tarde, descendió para siempre la estatua de Isabel II que durante muchos años estuvo colocada en nuestro Parque Central. El numeroso público que presenciaba el acto prorrumpió en aplausos y en gritos de ¡Viva Cuba Libre! Un gran número de trabajadores, casi todos españoles eran los que tiraban de las cuerdas para hacerla descender. Hacemos constar, como un simple detalle que durante el acto se presentó un peninsular, y arrodillándose delante de la estatua, la miró y después se echó a llorar"

 Pero amén de los aplausos o del silencio, de las lágrimas o de la indiferencia que cubanos y españoles hayan podido o no manifestar, hay un hecho irrevocablemente cierto y revelador del espíritu caballeresco de la sociedad habanera del siglo XIX: una y otra vez la estatua fue bajada cortésmente, sin reverencias ni excesos, dispensándosele el trato digno y el respeto que merece una dama -o una imagen de mármol- aunque esta fuera la reina de España y representara en un momento dado la ortodoxia de la Monarquía.


Biografía de la Revista Opus Habana No. 3 del 2000
Parte de un escrito de María de los Angeles Pereira.

Real Expedición Filantrópica de la Vacuna del 1803 al 1814


Te envío un enlace muy interesante de una expedición médica española de principios del siglo XIX. Creo que ayuda a dar un poquito más de luz a toda la historia de la leyenda negra.
Un abrazo,
Javi CT

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, conocida como Expedición Balmis en referencia al médico español Francisco Javier de Balmis, fue una expedición de carácter filantrópico que dio la vuelta al mundo y duró de 1803 hasta 1814. Su objetivo era en principio que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del por entonces Imperio español, ya que la alta mortandad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños.
El Rey Carlos IV apoyó y sufragó con fondos públicos al médico de la corte Dr. Balmis en su idea de una vacunación masiva de niños a lo largo del imperio, ya que su propia hija la Infanta María Luisa había sufrido la enfermedad.
La expedición salió del puerto de La Coruña un 30 de noviembre de 1803. Esta es considerada la primera expedición sanitaria internacional en la historia.1

ANTECEDENTES
En 1796 durante el momento de mayor extensión del virus de la viruela en Europa, un médico rural de InglaterraEdward Jenner, observó que las recolectoras de leche adquirían ocasionalmente una especie de «viruela de vaca» o «viruela vacuna» (cowpox) por el contacto continuado con estos animales, y que era una variante leve de la mortífera viruela «humana». Tomó esta leche vacuna y consiguió inocular a James Phipps, un niño de 8 años. El pequeño mostró síntomas de la infección de viruela vacuna pero mucho más leve y no murió. El resto de los niños inoculados respondieron sorprendentemente bien.
Jenner publica finalmente sus trabajos en 1798 y ya en diciembre de 1800, la vacuna había llegado a España, concretamente a Puigcerdá, de la mano del Dr. Puiguillem. Tanta celeridad,en un tiempo en que las noticias viajaban a caballo o en barco de vela da una imagen de la gravedad de los hechos.
Cinco años después de la publicación de este descubrimiento, en 1803, el Rey de España aconsejado por su médico de corte Dr Balmis, mandó organizar esta Expedición Filantrópica, para extender la vacuna a todos los dominios de Ultramar. Además en 1805 se promulga unaReal Cédula mandando que en todos los hospitales se destine una sala para conservar el fluido vacuno.
Uno de los principales problemas que se presentaron a la hora de idear la expedición fue cómo hacer para que la vacuna resistiese todo el trayecto en perfecto estado. La solución se le ocurrió al mismo Balmis: llevar en el viaje a un número de niños, e ir pasando cada cierto tiempo la vacuna de uno a otro, mediante el contacto de las heridas.

La operación se comenzó con el flete del navío María Pita que llevaba a 22 niños huérfanos (de entre 8 y 10 años) que habían sido inoculados con la vacuna aún viva en su cuerpo; Balmis, un prestigioso cirujano; 2 médicos asistentes, 2 prácticos, 3 enfermeras y la rectora del orfanatoCasa de Expósitos de La Coruña,2 Isabel López de Gandalia. Se puede entender globalmente como «una caravana infantil con rumbo al Nuevo Mundo para transportar la vacuna y prevenir las epidemias de viruelas. Dando como resultado uno de los viajes más extraños que tiene como protagonista a la medicina y a la ciencia en el siglo XIX».3
La misión consiguió llevar la vacuna hasta las Islas CanariasColombiaEcuador,PerúMéxico, las Filipinas y China.4 El barco llevaba instrumental quirúrgico e instrumentos científicos, así como la traducción del Tratado práctico e histórico de la vacuna, de Moreau de Sarthe, para ser distribuido por las comisiones de vacunación que se fundaran.
La expedición no necesitó vacunar a la población de Puerto Rico ya que fue llevada a la isla desde la colonia danesa de Saint Thomas.

[editar]Capitanía General de Venezuela

La expedición se dividió en La Guaira.
  • José Salvany, el segundo cirujano, se adentró en la actual Colombia y el Virreinato del Perú (actualmente Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia). Les tomo siete años recorrer el territorio y los esfuerzos del viaje se llevaron la vida del propio Salvany, que murió en Cochabamba en 1810.
  • Balmis por su parte volvió a Caracas y más tarde a la La Habana. El poeta localAndrés Bello incluso escribió una Oda a Balmis.

[editar]Nueva España (1805)

En el territorio del actual México, Balmis tomo 25 huérfanos para que mantuvieran la vacuna viva durante la travesía del Océano Pacífico, a bordo del navío Magallanes. Partieron del Puerto deAcapulco rumbo a Manila el 8 de febrero de 1805.

[editar]Capitanía General de Filipinas

En las Filipinas la expedición recibió una importante ayuda de la Iglesia para organizar las vacunaciones de indígenas. Finalmente, Balmis descartó volver a tierras mexicanas con el grueso de la expedición y siguió avanzando hacia la China.

[editar]China

Conociendo que la vacuna no había alcanzado China, Balmis solicitó y le fue concedido el permiso para marchar hacia Macao, partiendo de Manila el 3 de septiembre de 1805.
Balmis arribó finalmente y tras un accidentado viaje a la colonia portuguesa de Macao; y el 5 de octubre de ese mismo año se adentró en territorio chino vacunando hasta llegar a la provincia de Cantón (Cantón).5

[editar]Regreso a la metrópoli

En su camino de vuelta a España, Balmis consiguió convencer a las autoridades británicas de la isla de Santa Helena (1806) para que tomasen la vacuna.
El propio descubridor de la vacuna de la viruela Edward Jenner escribió sobre la expedición:
No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este.6
Sobre el mismo hecho Humboldt escribía en 1825:
este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la historia.6

(Una colaboración de Javi CT)

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