Al hilo de la línea editorial de este periódico digital (integración plena de la República de Cuba en España), corroboramos, en otro artículo, la plena relación integral que dura varios siglos entre ambas naciones (y la mayoría de sus pobladores desde época ancestral) de ambas naciones hermanas, y hasta hoy mismo…
Durante la considerada polémica década de los años cincuenta del pasado siglo, la economía española se encontraba en circunstancias similares a la de Cuba en estos momentos (ambas aisladas del contexto internacional y por tanto con poco movimiento comercial exterior), y cuyo desenlace también debería ser el mismo.
Sin embargo, en aquella década, la economía cubana bajo un régimen no totalmente democrático cómo fue el del general Batista tenía gran pujanza sobre todo consecuencia de su sector estrella: el azúcar. Las cuatro quintas partes de los ingresos por exportación correspondía a ventas y derivados de este histórico producto, siendo su principal demandante: Estados Unidos hasta que el presidente Ike anulara las cuotas.
La economía cubana funcionaba con normalidad, y desde España hasta 1959 se adquirían derivados de la dulce planta para sus industrias alcohólicas y farmacéuticas (melasas), amen de otros productos secundarios.
A partir de 1959 el intercambio hispano-cubano sufrió un brusco descenso (en parte también debido a las pésimas relaciones diplomáticas del régimen español con el revolucionario patrocinado por Fidel Castro que expulsó de Cuba a su fiel diplomático Pablo de Lojendio tras una encerrona burlesca en la TV cubana). El comercio con la antigua colonia representaba un modesto 2 por ciento del total de las compras mundiales de España, pero sí dentro del contexto con otros países latinos vinculados histórica y culturalmente a nuestro País.
En ese marco Cuba ocupaba en los años cincuenta un lugar destacado tanto en el origen de las compras como en destino de las ventas hispanas a la región. En cuanto a las importaciones, Cuba era el segundo suministrador tras Venezuela (por sus ventas petroleras a la Madre Patria) y a la par que Brasil y con Chile mientras se adquirían los famosos nitratos para abonados en el campo español. Sin embargo, Cuba era el principal receptor de las exportaciones españolas dentro del contexto hispanoamericano, seguido de Brasil.
Desde la perspectiva cubana el intercambio con España no era significativo debido a la decisiva concentración de sus productos hacia Estados Unidos (proveedor tradicional) que colocaba al resto de los países demandantes en un papel comercial secundario sobre todo hacia Europa.
¿Qué compraba España y que vendía Cuba?
¿Qué compraba España y que vendía Cuba?
La mayor parte de los productos intercambiados pertenecían a los alimenticios, seguido de comestibles y bebidas, como norma básica de dos economías carentes de destacada base industrial en aquellos momentos pre-revolucionarios.
Azúcar y derivados, tabaco en rama o elaborado, bebidas como los rones o mistelas entre otros, en el caso de Cuba, y aceites, bebidas en vinos y cognac, turrón, cueros, pero más tarde serán zapatos e incluso vehículos de la marca española Pegaso, casi siempre sin apenas transacciones monetarias y sí de intercambio (por interés español).
A partir de octubre de 1960, el proceso revolucionario cubano entre en una fase de aceleración de las transformaciones económicas de la mano de un sistema comunista pro soviético que darán lugar a una ilegal nacionalización de la mayor parte de los medios de producción cubanos, incluidos los hispanos (para cuya recuperación existen varios sumarios abiertos). A esto se une un radical cambio en la fórmula de comercio exterior (ya vetado desde los Estados Unidos, desde este momento) pasando a efectuarse a través del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) evidentemente con la URSS.
En España, todo lo contrario, durante el decenio de los sesenta también hubo profundas reformas de estructura económica (tras el Plan de Estabilización o contención de importaciones) pues abrió el comercio exterior, con economía rápida, mediana industrialización y eso sí libertad para entrada de capitales extranjeros siempre en base a la unidad monetaria cambiaria del dólar (con la peseta convertible) lo que permitió que una dictadura de aquel tipo ingresara y fuera aceptada en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la OCDE…
Con Cuba sólo existiría vigente el convenio firmado anteriormente y hasta 1971. El régimen revolucionario debido a los graves enfrentamientos con los Estados Unidos desvió casi todas sus exportaciones a la URSS y países satélites. De todas formas, España por aquello de la hermandad hispana firmó con Cuba -octubre de 1959- el documento llamado “Modus Vivendi Comercial y de Pagos” que regularía el intercambio entre ambos países hermanos, por tiempo limitado (1960) pero que tras ulteriores prórrogas estaría vigente hasta la firma de un nuevo convenio en 1971 (siempre con la negativa del general Franco que veía en el régimen cubano “el peligro rojo que llegó a atenazar España”).
Este acuerdo convertiría a España en el único país del área capitalista que mantiene con el Gobierno revolucionario cubano (hasta 1978) un comercio “sui géneris” sometido a intercambios regulados mediante anotaciones contables con los respectivos bancos centrales (clearing) sin que apareciera moneda alguna, y que para evitar liquidación de saldos se recurría a la compensación recíproca. Una fórmula para que España no perdiera el nexo con la isla tropical y con los aún españoles (en mayoría) y sus empresas (aún a pesar del sistema) que allí residían (y residen).En la actualidad existe un notable intercambio comercial entre España y aquella nación hermana, pero esto constituye otro artículo que procuramos redactar en breve.
*Web Periodismo Histórico
Ed. Periodismo Histórico S.L. u
Canarias-España
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