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miércoles, 25 de noviembre de 2009

GUERRA DE CUBA Y PRENSA DE HEARST‏. Por Miguel Leal Cruz (Cuarta Parte y última)

III.-WEYLER EN CUBA, ÉXITOS PRELIMINARES. (Final)
Periodismohistoricosl.blogspot.com

Tras la muerte de Maceo, el general Weyler muy optimista al considerar pacificada la parte oeste de la isla, puso en práctica su plan preconcebido cual era asediar las fuerzas de Máximo Gómez, que se hallaban estacionadas en la parte central y oriental. Incluso antes de la muerte del líder negro, Weyler creyendo próxima y definitiva la pacificación occidental, dictó una orden el 19 de diciembre, por la que pensaba poner en ejecución la táctica ya planeada de invasión de oriente, de la que entresacamos: ... Mi propósito es que, durante mi estancia en Pinar del Río, no quede un lugar o una montaña sin haber sido atravesada por la correspondiente columna —se refiere a las provincias de Habana y Matanzas, con la intención de operar rápidamente a su regreso de la zona de Pinar del Río—, y que se haya acampado en los sitios real mente sospechosos... Era su objetivo peinar la zona con el propósito de evitar obstáculos en su próxima salida hacia Santa Clara y Camagüey.

En cambio, Máximo Gómez, había recibido la noticia de la muerte de Maceo junto a su propio hijo Francisco, que como se dijo pretendían reunirse con él y a su requerimiento, hallándose en Oriente; creyendo que ambos habían sido asesinados e informado por la prensa de Hearst y a instigación, se dispuso a moviliza sus fuerzas para atacar a los españoles. Con ferocidad y fuerte resentimiento dirigió gran cantidad de cubanos hacia la trocha de Morón-Júcaro, para internarse en Matanzas, cambiando su táctica, estática hasta aquel momento. Efectuará fuertes destrucciones económicas, quema de cañaverales, y pasará a la de la acción directa. Aspecto este que favorecía los planes de Weyler. Pero desde su posición privilegiada en Oriente, controlado eficazmente por el general Calixto García, y desde el cuartel general de Gómez en Camagüey —casi la mitad de la isla estaba controlada en este momento a excepción de las ciudades—, el general cubano llevó a cabo la llamada Campaña de la Reforma entre Las Villas y Camagüey, ocupación que se efectuó con tanta contundencia que las numerosas tropas del general español no pudieron tomar aquel pequeño territorio defendido por un pequeño número de soldados cubanos, a decir del propio General Gómez, pero no el periódico El Diario de Tenerife, citado.

En Oriente, Calixto García obtiene a principios del verano el éxito en la toma de la Ciudad de Victoria de Las Tunas y Guisa, importantes centros de abastecimientos y operaciones del ejército español, ciudades en las que los rebeldes cubanos lograron un importante botín en material de guerra e incluso numerosos prisioneros (comprobado en gran mayoría “isleños).

Máximo Gómez, a principios de junio, siguiendo con su nueva táctica de ataque a los españoles, se desplaza hasta Jinamaguayú en la provincia de Camagüey, desde donde prepara y obtiene la victoria de Saratoga, contra una columna española que le buscaba. Generalizada la batalla, en la tarde-noche del día 9, con fuerte acoso de la artillería española, Gómez dispone que se acose al enemigo durante toda la noche a través de guerrillas, mientras otras cortaban la alambrada que impedía el ataque directo contra las columnas españolas, único modo de cargar a machete. Sin embargo, Gómez ordena la retirada refugiándose en el batey de la finca Saratoga, donde son acorralados durante más de treinta horas, esperando refuerzos, pero sorprendentemente los españoles emprenden la retirada[15] a requerimiento de la Superioridad por el camino real que va a la ciudad de Puerto Príncipe (Camagüey).

Las circunstancias de la guerra hispano-cubana, no marchaban lo bien que deseaban los insurrectos y cubanos favorables a la independencia. Los contundentes éxitos de las fuerzas de Weyler —en número, formación, armamento y disciplina, muy superior— marcaban el curso de los acontecimientos hacia el triunfo en estos momentos, junio, julio y agosto de 1897.

A tal respecto Hugth Thomas apunta que... El optimismo español había crecido... A principios de verano el único cabecilla rebelde destaca do que quedaba en el oeste de Cuba, Quintín Banderas, se hallaba rodea do. Máximo Gómez, en Santa Clara, no tenía muchos seguidores... y sola mente la región de Oriente, fuera de las ciudades, era lo que quedaba a Weyler por someter..., por aquellas fechas[16]. Sin embargo, añade, “el costo de la guerra en hombres y dinero.., y conocido el peligro, siempre latente, de intervención de los EEUU, era motivo para la incertidumbre, aun teniendo en cuenta los claros éxitos militares españoles en Cuba...”, y también en Filipinas.

La carta que el presidente de la junta cubana en Nueva York, Estrada Palma, escribió el 17 de junio al General Calixto García, en contesta a otra suya en que pedía “ayuda” para la guerra contra España, es sumamente esclarecedora: “Comprendo..., le decía, su difícil situación. La verdad es que las fuerzas de Oriente y Camagüey son las únicas que se han movilizado en su totalidad, tanto en esta guerra como en la pasada —de 1868 a 1878—. Recordará Vd. que el general Rolov (padre) tuvo la idea de cruzar desde Las Villas hasta Camagüey para armarse y disponer allí un convoy de municiones. Desde luego, los hombres sin armas no pueden ahora cruzar la trocha.., de no ser así esa habría sido la manera racional de incrementar las fuerzas de las Villas... Ahora estoy haciendo una especial petición de fondos a los emigrados. Tengo poca confianza en el resultado por que, en realidad, aquellos a quienes les ayuda algún valor patriótico tienen unos recursos financieros cada vez más pequeños, y los ricos, con pocas excepciones, son sordos a la voz del deber. Muchos de ellos, sin duda, verían con gusto un nuevo sometimiento de Cuba a España...”.
La única ayuda efectiva para la revolución cubana en estos momentos, era la prensa yanqui-americana y las continuas protestas del Secretario de Estado, Sherman, ante el gobierno español por los métodos de Weyler, a la que España contestó indicando “que si bien la guerra era dura, también había sido la civil americana, y se refería, a la invasión de los generales Hunter y Sheridan por el Shenandoah, a las actividades del general Sherman en Georgia, y a otros puntos oscuros de la historia de los EEUU”. El mismo general Sherman, ya anciano, había defendido la política militar de Weyler, justificándola ante la táctica destructora de Máximo Gómez y de sus fuerzas mambisas que le recordaba la presunta actuación “criminal” de las tribus indias americanas.
Al comienzo de julio, este general, impotente, se encamina hacia provincia de Oriente, donde tuvo que mantener la disciplina, decaída desde algún tiempo, acompañado de la conducta ambigua de numerosos comerciantes, poniendo orden y remedio, y procediendo a la destrucción de bienes económicos, que por pertenecer a familias extranjeras, en principio afines a la Revolución, no habían sido destruidos con anterioridad. Regresó nuevamente a Camagüey, después del fatídico mes de agosto para la causa española por el asesinato del presidente del Consejo de Ministros Cánovas del Castillo, día 8 en circunstancias históricas no suficientemente investigadas, para atacar y poner sitio al pueblo de Cascorro en el momento en que el general en jefe Valeriano Weyler, se hallaba ya bajo “la espada de Damocles” para su destitución y relevo, en octubre del mismo año. No lo fue por motivos militares exclusivamente, sino netamente políticos y de presión yanqui-americana. Es digno de mencionar el entendimiento entre el anarquista italiano Angiolillo con elementos cubanos antiespañoles y que tras una previsible entrevista en Londres días antes de cometido el asesinato del político conservador español, hacen que la teoría tome forma. Hoy nadie duda la relación entre el asesinato de Cánovas y la guerra.

A partir de estos momentos, siguiendo los hechos, España perdería la contienda de Cuba a pesar de las medidas de buena voluntad que siguieron a la destitución de nuestro protagonista.
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[15] Fuerzas Armadas Cubanas, La Habana, 1971 p. 449, 450 y s.
[16] Hugth, Thomas: Cuba la lucha por la libertad. Vol. 1, México, 1973, p. 455.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me parece muy interesante estos artículos de la guerra de Cuba, los he leido con detenimiento y mucho interes. Gracias por la información. Un saludo

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